La pedofilia y los escándalos financieros son los dos caballos de batalla de la iglesia en este momento. Todos los días tenemos nuevos capítulos que no hacen sino visualizar la magnitud del problema. El caso chileno y las aventuras y desventuras de Scicluna, operado y recuperado de urgencia en un hospital chileno, no hacen sino apuntar que en otras latitudes mucho más cercanas tenemos casos similares. Los periódicos italianos están llenos de conversaciones subidas de tono entre un buen número de curas de diversas diócesis italianas que denotan un verdadera mundo de homoxesualidad sórdida que inunda muchos ámbitos eclesiásticos. No es difícil profetizar continuos escándalos que gracias a los nuevos medios de comunicación es sólo cosa de tiempo que sean públicos.
Los escándalos financieros tienen sabor americano y hoy tenemos lo que podemos llamar el primer Vatileaks con barras y estrellas y no pocas. La prestigiosa «The Papal Foundation» ha funcionado con una inmensa trasparencia durante decenios y sus datos con auditados y publicados con absoluta trasparencia. El verano pasado recibieron una orden directa, parece que del Papa Francisco en persona, de transferir 25 millones de dolores para cubrir los desastres de un hospital Italiano lleno de corrupción. Los donantes y los administradores se han revelado ante la forzada sumisión de los obispos americanos y han dimitido y filtrado todos los documentos sobre el caso. El tema está llegando a Italia en donde la situación de la sanidad católica es un foco inmenso de corrupción y sólo es cosa de tiempo, como en la escándalos morales, que salgan al público.
El Papa Francisco confiesa sus tiempos oscuros en el encuentro con curas de Roma del que vamos sabiendo las cosas con cuentagotas. Y se recuerdan las profecías de San Juan Pablo II sobre los tiempos del ataque de la izquierda a la Iglesia en donde hace veinte años ya anunciaba los que estamos viviendo ahora.
Marco Tosati vuelve con su Abate Faria y entra de lleno rompiendo el silencio cuaresmal en las «sorondadas» chinas y otras confusiones.
Con todas estas premisas nos tememos que tendremos tema para largo y el escándalo de cada día ilustrará nuestros desayunos. Esperemos que Scicluna se recupere y empiece a ver. En momentos de confusión los santos ven a distancia de años y profetizan con gran precisión el futuro los demás simplemente pasamos tiempos oscuros.
Buena lectura.
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Scicluna es tan devoto de la Amoris que liberó al adulterio consolidado con derecho a comunión sacrílega de la carga del acompañamiento y discernimiento. Me temo que, a pesar de sus deseos, no va a poder liberar a Barros del acompañamiento a la calle y el discernimiento pederástico encubridor.