Hemos pasado con gozo la noche santa de la Navidad y estamos celebrando la fiesta del Primer mártir San Esteban. Lo hacemos con el sabor agridulce de la confusión que nos inunda. Las noticias de hoy continúan la tónica de estos días y sigue manifestando una situación de confusión doctrinal sin limites y un caos de gobierno sin precedentes. En tiempos que hoy nos parecen lejanos, las cosas que rodeaban el Vaticano, y no digamos la persona del pontífice, estaban rodeadas de seriedad y se trataban con altura. Hoy estamos cayendo en una situación en que vemos hacer el ridículo a personas e instituciones que parecían muy serias y de fiar.
El concierto de Navidad del Vaticano ha contado con momentos de adoración a la Pachamama dirigidos por una chamana aborigen. El aula de audiencias pablo VI sufre muchas críticas por el extraño bronce del resucitado que la preside y que para muchos tiene tintes demoniacos. Pues, no contentos con las escenas grotescas y carnavalescas del sínodo de la Amazonía, vemos cómo sus coletazos llegan hasta la Navidad. Tenemos pendiente el documento final que no llega y que, contenga lo que contenga, estamos seguros de que aumentará la confusión. Parece que estamos en una carrera en que, a tiempo y a destiempo, nos vemos asediados por defensas irracionales de la inmigración que a los únicos que perjudica seriamente es a los propios inmigrantes. La inmensa mayoría de fieles cristianos, y por supuesto de los ciudadanos europeos, no puede hacer nada por los inmigrantes salvo pequeñas ayudan puntuales. Las grandes decisiones las toman otros y las consecuencias las sufrimos todos. No es muy compresible esta continua acusación de Papa Francisco a todo humilde ciudadano de ser el causante de todos los males. Esto enfada porque el acusador tampoco hace nada salvo repetir como un papagayo unas consignas inmigracionistas más que discutibles.
De lo que celebramos en la Navidad poco o nada. Estamos viviendo una continua campaña sin sentido que está convirtiendo lo poco que queda de la Iglesia Católica en una especie de ONG predicadora de calamidades porque obras, lo que se dice obras, no vemos muchas. Los que se siguen considerando miembros de Iglesia Católica van por otro lado e intentan sobrevivir en esta locura colectiva en que están entrando sus pastores. Hay pastores que quieren ser más papistas que el papa, pocos y deslucidos, y repiten las consignas de moda con nula convicción y pocos argumentos. Los hay que colaboran con su silencio a que la confusión se extienda y reine. Los tiempos en que las ovejas estaban sin pastor no han pasado y lo tenemos a nuestro alrededor.
Las noticias hacen referencia a curiosas representaciones del misterio de la Navidad, adoraciones de niños Jesús negros como el betún como si todo esto cambiara algo las cosas. La perdida del valor de lo sagrado, de la presencia de Dios en la vida del ser humano, es terrible y de grandes dimensiones y los que tienen obligación de recordarla se dedican a perder el tiempo. Son fiestas sagradas que se han convertido en profanas y como tal se celebran quedando su sentido religioso para un pequeño grupo de rígidos nostálgicos que merecen ser excomulgados.
Terminamos con unos textos de San Agustín que ayudan a centrar las cosas, lo que verdaderamente celebramos estos días y los sentimientos que nos deben inundar:
«Es la misma humildad la que da en rostro a los paganos. Por eso nos insultan y dicen: ¿Qué Dios es ése que adoráis vosotros, un Dios que ha nacido? ¿Qué Dios adoráis vosotros, un Dios que ha sido crucificado? La humildad de Cristo desagrada a los soberbios; pero si a ti, cristiano, te agrada, imítala; si le imitas, no trabajarás, porque Él dijo: Venid a mí todos los que estáis cargados». (Enarrat. in ps. 93,15: PL 37,1204).» «Considera, hombre, lo que Dios se hizo por ti; reconoce la doctrina de tan grande humildad aun en un niño que no habla» (Sermo 188, 3: PL 38,1004)
«Salten de júbilo los hombres, salten de júbilo las mujeres; Cristo nació varón y nació de mujer, y ambos sexos son honrados en Él. Retozad de placer, niños santos, que elegisteis principalmente a Cristo para imitarle en el camino de la pureza; brincad de alegría, vírgenes santas; la Virgen ha dado a luz para vosotras para desposaros con Él sin corrupción. Dad muestras de júbilo, justos, porque es el natalicio del Justificador. Haced fiestas vosotros los débiles y enfermos, porque es el nacimiento del Salvador. Alegraos, cautivos; ha nacido vuestro redentor. Alborozaos, siervos, porque ha nacido el Señor. Alegraos, libres, porque es el nacimiento del Libertador. Alégrense los cristianos, porque ha nacido Cristo» (Sermo 184,2: PL 38,996).
«Todos os odiarán por mi nombre; el que persevere hasta el final se salvará.»
Buena lectura.
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Despierte, alegre,la alondra
Y otro tanto el gorrión,
Por ver nacer el eon
Del nuevo día que asombra.
Que el tiempo -rueda imparable,
cual rueca eterna,girando,-
sin pausa,nos sigue hilando
con su estirarse incansable….
Pero no hay filosofía
Que pueda asir,gorrión,
lo que esconde esa canción
que,-terco,al Alba-,tú pías…
Ni lo que dicen,
alondra,
Tus agudos estridentes,
que a veces son hasta hirientes,
buscando a quien los responda…
Sin par Misterio.Sin par.
De este Existir, que provoca.
Ser que marca cuanto toca ,
llevando a filosofar…
Que…hasta unos pájaros nimios
me producen tal espanto
que,tras su efímero manto,
intuyo seres eximios…
Cantad,amigos.Cantad,
anunciando la mañana;
seguros en mi ventana,
al resguardo del rapaz.
Que al escuchar,tan alegre
vuestro impagable gorgeo,
me hacéis pensar en Quien creo,
que ayer Nació en un Pesebre….
A pesar de todo, ¡ NO PREVALECERA !-
Tanto dolor me produce, que prefiero no opinar.
De Zurbarán a Ribera.
Desde Rubens a Salzillo.
De Montañés a Murillo…,
Se te ve de esta manera:
En un blanco roto envuelta,
o en delicado pastel.
Mientras gira,en redondel,
un manto azul dando vueltas…
Unos nimbos a tus Plantas,
con Angelotes rollizos.
Un Pelo largo,sin rizos.
Manos juntas,que levantas…
Y en tu Cara una Pureza,
tan sin par,tan proverbial;
que sólo un Ser Celestial
puede mostrar tal Belleza…
Y así Cano;y así Mena,
te gubiaron,conmovidos;
retorciendo tus Vestidos
en torbellino,y Serena…
Cual si esas bellas espiras,
al descender desde el Cielo,
fueran moviendo tu vuelo,
siendo por ellas que giras
…
Torbellino de Ternura,
Dechado de Santidad.
Fanal de la Castidad,
que te hace tan Limpia y Pura:
Al verte flotar, etérea
con ropas tan vaporosas,
que te envuelven, generosas,
Con sus pliegues de materia…
Viendo tu Rostro Sereno
Reflejar tal Inocencia.
Y esa gran Magnificencia
de haber a Dios en tu Seno…,
Me rindo ante ti,Señora,
conmovido;en-TU-sias-ma-do…
-De Ti,Madre,enamorado-,
para entregarte mi ahora,
aun pobre,ruin y manchado…
Ya que lo mencionan y ya que está la foto, hay que decirlo, porque está a la vista: el extraño bronce del resucitado que preside la Sala Pablo VI ( y toda la parafernalia indescriptible que lo rodea ) en efecto tiene tintes demoníacos.
Tiene un parecido sorprendente con la escultura que cobra vida en el film «The Devil’s Advocate» ( Al Pacino; Keanu Reeves; 1997 ) y que se encuentra en el despacho de Pacino en el último piso de un rascacielos de New York ( ¿qué mejor morada para el Maligno? )
Pero esta hace años alli…que Papa permitio esto ???
La Iglesia católica atraviesa una crisis sólo comparable a la crisis de la Sinagoga en época de Jesucristo. En aquella época el alto sacerdocio del Templo de Jerusalén estaba en manos de los saduceos que profesaban un culto sincrético de carácter helenizante y que ni si quiera creían en la inmortalidad del alma, como muchos obispos y sacerdotes hoy en día. En época de Ezequiel los sacerdotes de Israel mantenían la ficción litúrgica ante el pueblo, pero en secreto adoraban a los ídolos, como le hizo ver Dios al profeta. Nuestra situación es mucho peor, se comete idolatría públicamente, se falta contra el primer mandamiento de la Ley de Dios, se justifica la sodomía, un crimen nefando que clama venganza al Cielo, se justifica la violación de la Ley de Dios en nombre de la libertad, la conciencia y la dignidad humanas, como los masones. Y nadie dice nada. Los sacerdotes olvidan que deberían temer más a Jesucristo, Nuestro Señor, ante el cual algún día comparecerán, que las represalias canónicas de Bergoglio o de sus esbirros. Nadie elige nacer en su época, pero ésta es la nuestra y deberíamos pensar en ello.
Fementidos principes nihilistas de la corrupción y el vicio.