Nadie esperaba los ‘apuntes’ del Papa Benedicto XVI, así lo llama oficialmente el Vaticano, y esto ha desencadenado una tormenta mediática sin precedentes.
Se quiere vender como una lucha entre conservadores y progresistas. Esta es una estrategia absurda y demasiado desgastada. Los progresistas serían aquellos que están en la línea del mayo de 68, para entendernos, y los conservadores los que quieren volver a tiempos anteriores al mayo del 68, o algo así. El Papa Benedicto utiliza el mayo de 68 como una referencia histórica que ha traído consecuencias en la vida de la sociedad y de la iglesia. Para la inmensa mayoría de sociedad actual esto no significa nada y de hecho la guerra desencadenada se produce entre octogenarios nostálgicos del 68. Estamos en otros tiempos y la vuelta al pasado no es posible ni para los nostálgicos de 68. La mayoría de nuestros lectores no habían nacido, o eran unos tiernos infantes, en esos lejanos años y el Concilio Vaticano II es un hecho histórico que tienen que estudias como se estudia el de Calcedonia o el de Trento. Entendemos la pasión de los que vivieron esos turbulentos años cuyas consecuencias sufrimos como si de un tiempo post bélico se tratara.
La Iglesia Católica está sufriendo un colapso sin precedentes y tenemos la certeza de que vivimos un momento en que hay muchas cosas que ya no tienen sentido, y desaparecerán, y que otras están naciendo. La tentación de agarrarse al pasado, sea el 68 o anteriores, buscando seguridades en normal en el ser humano. El futuro incierto no gusta y los cambios aterran.
Chesterton, hablando de la tradición, nos dice que: «la verdadera tradición es la transmisión del fuego y no la adoración de unas cenizas». En las ciencias humanas nos beneficiamos de todo lo que nuestros antepasados nos han legado con gran gozo. No podemos ponernos a descubrir la rueda o el fuego en cada generación. Nosotros pertenecemos a una tradición cristiana impresionantemente rica que cuenta con dos mil años largos de historia, y muchos más si sumamos a sus precursores que hunden sus raíces en los orígenes de la humanidad. Despreciar este fuego es de insensatos. Adorar cenizas, aunque sean las de 68 en una estupenda forma de hacer el ridículo más estéril. Siguiendo con Chesterton afirma que: «los que abandonan la tradición de la verdad no escapan hacia algo llamado libertad, solo escapan hacia otra cosa que llamamos moda.». Hoy la moda está en cosas como los arco iris , los calentamientos o el buenismo insensato que rodea a los señores migrantes. Lo nuestro es la verdad, o mejor dicho, la Verdad, con mayúsculas, que es Jesucristo. Todo lo que sea alejarnos de esto nos hace esclavos de las modas del momento que por su propia naturaleza son efímeras.
La historia de la iglesia la marcan los santos y es evidente que la confusión en que vivimos tiene su origen en el alejamiento de Dios que nos ha introducido en un mundo de tinieblas. El comportamiento moral es una consecuencia y es lo que el papa Benedicto intenta analizar en sus apuntes. La falta de fe nos lleva a vivir peor que paganos y nos convierte en bestias.
El caso Emanuela Orlandi toma un nuevo rumbo, o eso parece, hoy tenemos entrevistas a la abogada de la familia y a su hermano.
Los juicios vaticanos y su peculiar método son objeto de un interesante artículo. Juicios pasados y presentes, juzgados y en proceso son analizados. Las estrategias para que se mantengan en el secreto y el misterio. Tenemos delante los abusos a los monaguillos de San Pedro y algunos otros.
En un rumor muy extendido por los sacros palacios que estamos ante una entrevista de Viganò que podemos tener los próximos días publicada. Veremos qué sucede.
La ‘Scala Santa’ se encuentra junto a San Juan de Letrán, traída de Jerusalén por Santa Elena muestra su nuevo rostro. En siglos pasados fue protegida con una estructura de madera que ha sido retirada pudiendo ver de nuevo los escalones originales. Los fieles suben de rodillas por donde, según la tradición, subió el mismo Jesús en los días de su pasión derramando gotas de sangre. Estos días hemos meditado sobre las tentaciones del Señor en el desierto y sobre la invitación del demonio: «Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mí me lo han dado y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mí, todo será tuyo. Jesús le contestó: Está escrito: «Al Señor tu Dios adorarás y a él solo darás culto».
«…no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal».
Buena lectura.
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Es que no son de Benedicto