El Vaticano no interesa a nadie y todos los días tienen que inventar algo para llenar las páginas de los periódicos y atraer la curiosidad de lectores desprevenidos. La noticia de hoy es un presunto complot contra el Papa Francisco. Es evidente que a estas alturas del pontificado es lógico preguntarse y empezar a hacer quinielas de que sucederá en el futuro inmediato de la Sede de Pedro. La renuncia de Papa Benedicto tiene, entre otras muchas cosas, la consecuencia la una perdida importante de la sacralidad del ministerio pretrino. No hace muchos decenios los obispos ejercían su ministerio hasta el final de sus días y la sociedad, y por supuesto los fieles y sacerdotes, lo consideraban algo sagrado. Incluso en los párrocos esto sucedía. La vida se alarga y los tiempos cambian y hoy hemos asumido como normal el llegar a la edad de la jubilación. El mismo Papa Francisco ha manifestado en ocasiones la posibilidad de una retirada del ministerio. Cuando tengamos un verdadero complot no nos enteraremos como ya ha sucedido en recientes ocasiones.
Es absurdo pensar que toda oposición a lo que el Papa Francisco pueda decir o hacer es complot. El ejercicio de gobierno tiene muchas cosas opinables y hoy, cada vez más, somos más libres expresando, acertada o desacertadamente, las opiniones y críticas. En el círculo de fieles que rodea al Papa Francisco no gustan las críticas y piensan que aciertan en todo y todo debe ser aplaudido sin entrar en muchos argumentos. La imagen de unos pastores listos, listísimos, y de unas ovejas que se dejan llevar sin muchos pensamientos no corresponde con la realidad. Las ovejas se están poniendo los chalecos amarillos.
El periodo de fin de pontificado que tenemos delante, dure lo que dure, es la consecuencia de los hecho hasta ahora. El Papa Francisco está cosechando lo que ha sembrado. Lo de Chile tienen su origen en decisiones personalísimas que han terminado en la situación complicada e inmerecida que está viviendo la iglesia es este país. El silencio y la inacción han alimentado un monstruo que no tiene una fácil salida en el encuentro de febrero. Gustará o no, pero que Viganò dice la verdad y lo sabe todo el mundo, la técnica de negarlo todo hasta que las pruebas son públicas y publicadas se ha demostrado que termina con ceses fulminantes. Estamos ante un Vaticano cada vez más reducido y falto de argumentos serios que ve como única estrategia aguantar esperando que lleguen mejores tiempos. Claramente esto no sirve y se necesita un cambio de ejército que recupera la credibilidad perdida.
Italia esté llena de casos de abusos a menores muchos de ellos en vía judicial. La Conferencia Episcopal prefiere dejar los casos en manos de los obispos y no hacer una causa nacional. Ante el encuentro de febrero las víctimas están muy activas y quieren que su presencia sea visible en Roma.
El Papa en Pánama visitará encarcelados y enfermos de sida. Es curiosa la afición a visitar las cárceles lejanas y a ignorar la propia.
La presencia del Vaticano en el escenario político no cesa de crecer y continuamos con el proselitismo a favor del Global Compact. Todo parece una ceremonia de confusión que nadie entiende. Mejor haríamos en emplear las fuerzas ordenando la propia casa antes de pretender dar lecciones magistrales sobre la casa de los demás. Los ataques contra el hermano Macrón en Francia no gustan. A fin de cuentas a los hermanos hay que defenderlos y los favores se pagan.
Por San Antonio la plaza de San Pedro se llena de animales que reciben la bendición. Por un día, las bestias han dejado espacio a los tranquilos y amables animales.
«No necesitan médico los sanos, sino los enfermos »
Buena lectura.
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