Nos vamos a los comentarios sobre la imagen oficial del Papa Francisco en el Gemelli. Se puede imaginar, detrás de esta foto, una situación de sufrimiento, la que el mismo Papa describió en el Ángelus, el quinto sólo por escrito:»Estoy afrontando un período de prueba y me uno a tantos hermanos y hermanas enfermos: frágiles, en este momento, como yo, Nuestros cuerpos son débiles, pero aún así, nada puede impedirnos amar, rezar, donarnos, ser los unos para los otros, en la fe, signos luminosos de esperanza».  Retratado de espaldas y de lado, permitiendo vislumbrar su rostro sólo desde el lado derecho. Tiene barba y cabello desordenado como cualquier paciente hospitalizado que pasa sus días principalmente en la cama. Está sentado en su silla de ruedas, tiene los ojos medio cerrados, la cabeza inclinada hacia abajo, su mano derecha está notablemente hinchada, signo de los numerosos tratamientos farmacológicos a los que se ha sometido durante meses.

En la capilla sólo tres cosas permanecen iguales a las del tiempo de San Juan Pablo II: el altar de madera, el sagrario móvil y la lámpara  roja que está a su lado. En la pared izquierda, en lugar del cuadro de la Virgen Negra de Czestochowa, tan querida por el Papa polaco, ahora hay uno con la imagen de Jesús Misericordioso. En ambas paredes se encuentran las catorce estaciones del Vía Crucis, siete en cada lado. La ventana situada detrás del altar estaba cubierta con un gran panel en el que, en la parte superior, estaba fijado un crucifijo. Sobre el altar todo es nuevo: el mantel, las dos velas, el pequeño crucifijo, el atril y el misal. Se puede ver claramente un vaso de cristal, medio lleno de agua, con una pajita dentro. Un pequeño detalle que se le escapó al autor de la fotografía y que revela que tragar al augusto paciente todavía no le resulta fácil. Lo más probable es que lo use para recibir la comunión. La Oficina de Prensa de la Santa Sede explicó que la fotografía fue tomada durante la ya habitual concelebración de la Misa dominical en el Gemelli. Pero, en realidad, sobre el altar no hay patena, cáliz ni vinajeras, ni señal de que la celebración eucarística del segundo domingo de Cuaresma ha terminado o va a comenzar.

El malestar en los sacros palacios es creciente: «¿En qué clase de banda ha ido a parar la gestión del hombre venerado por mil quinientos millones de personas?», comenta un cardenal de la Curia, en realidad nadie sabe cómo está el Papa Francisco y la foto alimenta aún más las dudas. Lo define como  «Sindonico».  El Papa está envuelto en un par de sábanas blancas – de ahí la definición “sindon” – que intentan, de manera bastante tosca, simular el alba que llevan los celebrantes bajo las vestiduras y sobre ella tiene una estola morada, puesta al revés (las costuras están hacia arriba y no hacia abajo), signo elocuente de que quien lo vistió así no es un sacerdote .