El tsumani provocado por el nombramiento del amigo Tucho no cesa, es más, no hace sino crecer a medida que se van conociendo sus dichos y hechos. Hasta ahora era un personaje más o menos conocido en Argentina y poco más, en los ámbitos más curiosos de este pontificado ha adquirido cierta relevancia por ser el amanuense de algunos documentos que llevan la firma del Papa Francisco, ahora es otra cosa y entramos en otra dinámica. El hecho de pretender ocultar alguna de sus publicaciones revela que ni el interesado está contento. El que el mismo Papa Francisco tenga que justificar lo bueno y sabio que es contándonos sus virtudes, con una carta que es muy probable que sea del mismo interesado, indica lo desconocidas que son. Hoy todo se sabe, y mucho más en quién disfruta exponiéndose, virtud muy poco recomendable para un curial y mucho menos para el de tan Santo Oficio.
Lo que en este momento nos viene de Argentina tiene un especial interés porque nos ayuda a entender la peculiaridad de los personajes a los que nos enfrentamos. Recomendamos la lectura del último artículo de nuestro experto en ‘argentinidades’ , The Wanderer Francisco y Mons. Tucho. Análisis de un nombramiento «La realidad, una vez más, supera a la ficción». «Con esta decisión el pontífice trata de perfilar de un modo ya definitivo una nueva iglesia cuyo núcleo consiste en la negación de la Iglesia anterior». «El papa Francisco es un hombre de corazón mezquino, lleno de rencores y resentimientos, en base a los cuales toma muchas de sus decisiones».
«Recordemos que siempre fue, inexplicablemente, el regalón del cardenal Bergoglio quien se empeñó en nombrarlo rector de la Universidad Católica Argentina. En Roma le negaron el nombramiento en repetidas ocasiones pues no daba la talla y su ortodoxia era dudosa. Costó dos años de idas y venidas, hasta que finalmente logró encaramarlo en ese cargo. Esa es la razón por la que una de las primeras medidas que tomó apenas llegado al pontificado fue nombrar al P. Tucho arzobispo in partibus. Era el modo de cobrarle a la Curia los sinsabores que le había hecho pasar». «Es probable que el Sumo Pontífice haya actuado no en vistas a constituir una nueva iglesia, un objetivo muy malvado, pero a la vez muy elevado para un espíritu pequeño como el suyo, sino simplemente para satisfacer, antes de morir, otro de sus resentimientos. Y, de paso, se cobraba el golpazo que le propinó el cardenal Re, hace pocos meses, cuando quiso nombrar a Mons. Wilmer en Doctrina de la Fe y fue impedido de hacerlo por el decano del colegio cardenalicio».
«En las últimas semanas, hemos tenido una tormenta de nombramientos catastróficos: Buenos Aires, Madrid, Bruselas y ahora Doctrina de la Fe. Y no sería para nada extraño que dentro de pocos días se anuncie un consistorio en el que estos personajes, y otros más de su calaña, sean creados cardenales. Esto es la manifestación de lo que se comenta cada vez con más fuerza: el papa Francisco está viviendo sus últimos días, y está buscando que todo lo que hizo en su pontificado quede “atado y bien atado”.
«El nombramiento podría ser también un fracaso. Mons. Fernández no es poseedor de un intelecto privilegiado y ni siquiera de la astucia política que caracteriza a su protector. Es cuestión de dejarlo hablar, y sus palabras no serán ya reproducidas solamente en algunos medios de un país marginal como Argentina, sino que se escucharán y leerán en los círculos católicos más elevados. No sería extraño que tenga un par de escandalosos tropezones y que el sucesor de Francisco encuentre en ellos la excusa limpia y elegante para relevarlo de su cargo sin tener que esperar al plazo de cinco años. Y no sería extraño tampoco que en los próximos días apareciera algún carpetazo».
Nos llega un articulo, Paco Pepe nos lo ofrece en su blog, de Aguer, obispo emérito de La Plata que tan bien conoce al amigo Tucho y al mismo Papa Francisco. Lo titula ‘Otra Iglesia‘ y se centra en el Instrumentum laboris, para el Sínodo. No entramos en el contenido del artículo, que nos parece un buen resumen de como están las cosas sinodales, sin pelos en la lengua. Hoy nos quedamos con su enigmático final: «¡Cómo me atrevo a expresarme en estos términos! Reconozco y venero a Francisco como Sucesor de Pedro, Vicario de Cristo. Pero Francisco sigue siendo Jorge Bergoglio. Ahora bien, conozco a Jorge Bergoglio desde hace 45 años. Es una “causa segunda”. Eso explica lo dicho, y aun lo muchísimo más que podría decirse».
Fontana nos ofrece su reflexión sobre el amigo Tucho: «El Papa, Formicola y el Besuqueiro». «Esta carta es suficiente para suscitar una gran preocupación por el futuro de este Dicasterio. Probablemente, será una Congregación para la Doctrina de la Fe poco interesada en la Doctrina, o incluso hostil a ella. Comprenderá su función como promotora del diálogo teológico, pero ya no ejerciendo una forma de control y garantía doctrinal. «Será concebido como el motor de un proceso más que como el Dicasterio que garantiza la meta del camino. Será pluralista y acogerá todas las filosofías y todas las teologías. Será todo esto y quizás más. Sin embargo, no pienses que dejará de ser dogmático o que dejará de ser inflexible. Lo será, pero de un dogmatismo sin verdad y centrado en la praxis. Los que no se adapten a las nuevas prácticas serán condenados y perseguidos. E incluso “resistirse” se convertirá en una acusación».
La Congregación para la Doctrina de la Fe no es un centro cultural, no anima la investigación teológica, no suscita debates y no inicia procesos de confrontación. Más bien, se debe decir lo contrario. La Congregación dice la última palabra y cierra la investigación, el debate y el proceso sobre ese punto. En la instrucción Donum veritatis sobre la función eclesial del teólogo de la misma Congregación, entonces dirigida por Ratzinger, se explica bien cómo el magisterio tiene un carácter «definitivo» para proteger «al pueblo de Dios de las desviaciones y objetivos de profesar la fe auténtica sin error». La Congregación está al servicio de esta necesidad de definitividad. Interviene para esclarecer la verdad cuando surgen dudas peligrosas o incluso cuando se niega, lo hace de manera afirmativa pero, indirectamente, también negativa de condenar el error. Así se desmonta el significado del término «doctrina» y, por tanto, cambia la tarea de la Congregación.
El amigo Tucho contraataca, y lo hace en Facebook y responde a los ataques provenientes sobre todo de Estados Unidos sobre su publicación más famosa el «arte de besar» que escribió cuando era un joven párroco, y es consciente de que «seguirán diciendo muchas cosas, y se aliarán con cualquiera para atacar a Francisco por haberme nombrado». No le va a durar mucho el intentar escudarse en el Papa Francisco, no estamos al inicio de su pontificado y las armas se preparan. El amigo Tucho, y su forma de ser y actuar, se nos ofrecen con un blanco muy fácil, su forma de ‘ir sobrado’ no le va a ayudar mucho.
Zuppi ha «informado al Papa» sobre la misión a Moscú y ha explicado que “ahora debemos trabajar por los más desfavorecidos, como los niños, y ver si podemos poner en marcha el mecanismo para ellos y ayudar en la parte humanitaria. Esperemos que empecemos por los más pequeños, por los que son más frágiles. Los niños deben poder regresar a Ucrania. El siguiente paso, por tanto, será primero revisar a los niños y luego ver cómo recuperarlos, empezando por los más frágiles”. “Se trata de un conflicto terrible y extremadamente peligroso”. “Los conflictos se resuelven de otra manera, este es el espíritu que animó la misión. Hablamos de la paz como un objetivo que debe ser compartido por todos”.
Estamos en el discurso oficial: “la guerra y la emergencia climática deben ser consideradas, como ha subrayado el Papa Francisco, del mismo modo que fenómenos pandémicos, que generan brechas sociales aún más profundas. Para salir de ella entonces, junto a la concienciación, se necesita la colaboración de todos, como sucedió con motivo del rápido lanzamiento de las vacunas”. “Nos dirigimos hacia el Sínodo, necesitamos salir, ya que está distorsionado, de una lectura de la Iglesia que se basa en categorías antiguas e ideológicas. La Iglesia es comunión; debe mirar hacia el futuro, no debe perder sus tradiciones, pero tampoco debe convertirse en un museo. Debe comunicar a los individuos de hoy; el riesgo es que se hable una lengua que no se entienda o, por el contrario, que no se diga nada”.
La decadencia se nota en todo y Roma es una ciudad que muestra en su piel el paso de la historia. Ayer tuvimos en episodio en la Basílica de San Pedro en el Vaticano, donde algunos de los antiguos estucos que decoran el techo se han desprendido. Intervino el Cuerpo de Bomberos del Vaticano, acordonando el área ante la mirada incrédula de los turistas, muchos de los cuales asustados abandonaron su visita a la basílica. El motivo del derrumbe de los estucos parece que se debe a las altas temperaturas, las puertas de la basílica se mantienen abiertas estos días, incluida la central. De esta forma, sin embargo, el calor entra en el templo, sube a la parte superior y despega los estucos.
Estos hechos se multiplican y un episodio similar ya ocurrió en la Capilla del Santísimo Sacramento durante la boda de un Guardia Suizo Pontificio. Lo que falta es cuidado tanto espiritual como material. Lo curioso del hecho es que se ha intentado ocultar y el equipo del cardenal Gamabeti , encabezado por un enojado Orazio, inmediatamente procedió a quitar la cinta amarilla y procedió a levantar barreras con la esperanza de que nadie le diera noticias a Santa Marta. En el Vaticano, y más allá, todo el mundo es consciente de todo lo que se hace, se termina sabiendo. Facturas impagadas, las escenas y exabruptos que se suceden, las contrataciones irregulares… La oración está completamente ausente, la basílica está llena de gente que charla y grita.
Se suele escuchar, especialmente de plataformas estadounidenses, que es necesario «unir los clanes», es decir, las diversas facciones que componen el abigarrado mundo del tradicionalismo católico. Es una cuestión que tiene que ver no sólo con el carácter de las personas implicadas, sino también con las diferentes perspectivas desde las que se aborda el problema: las hay que tienen un enfoque doctrinal, otras históricas, otras litúrgicas, etc. No olvidemos que el tradicionalismo católico no se compone sólo de ideas, ritos, doctrina, sino sobre todo de hombres y mujeres, con sus límites y sus aspiraciones personales.
Los obispos suelen ser sensibles a no cambiar ‘ la línea’ de una parroquia. Hasta ahora, a un progre, le seguía un progre y lo mismo en el caso contrario, para no marear a los fieles que bastante lo están ya. Esto se está terminado por la extinción del ‘género progre’ y cada vez más se da el caso de jóvenes sacerdotes a los que se les encomiendan parroquias muy maleadas. El P. Alain Le Marinel es un joven sacerdote víctima de unos feligreses viejos y desilusionados. «Si eres católico, te conviertes en el blanco de fuertes de poder, incluso de pequeñas realidades. Es una dura realidad a la que hay que acostumbrarse, algunos curas católicos bien formados que han sido blanco de viejos feligreses. “El párroco anterior nos hizo hacer esto”, “pero don Tizio me hizo bailar en el altar”, “no pero, don Caio dice la misa así, ¿por qué la dices así?”. Sacerdotes católicos que hoy se encuentran con una sana formación, y mucho entusiasmo se encuentran frenados por los sacerdotes del 1968. Le Parisienne ha publicado un artículo en el que da voz a los feligreses que se quejan del trabajo de su párroco. “El sacerdote es uno de los que se definen como pertenecientes a la generación de Benedicto XVI”. No hay niñas en el altar, lleva la sotana y usa el latín en algunas partes de las celebraciones.
En esta misma línea, Tosatti nos ofrece en su Blog: «Lo verdadero, lo bello, lo bueno (las fechorías del clero modernista)». «En la obra del clero modernista, en el poder en la Iglesia de Cristo desde hace más de sesenta años, no hay nada bueno, y lo poco que pueda parecer bueno es sólo un medio para transmitir herejías, traiciones y apostasías. El catecismo de San Pío X enseña siempre que el diablo más que edificar destruye, lleno de un odio inextinguible contra Dios y los hombres». «La sustitución de toda la Verdad por la mentira, tanto en el campo doctrinal, litúrgico y pastoral, en todos los campos, en fin, donde la Verdad debe triunfar sobre la falsificación del Maligno y sus desafortunados colaboradores». «El clero modernista ha sustituido la bondad evangélica por la bondad, falsa e hipócrita, empeñada en confirmar a los pecadores en sus pecados, acompañándolos así hasta el umbral del infierno, convenciéndolos de que el Señor nos acepta a todos tal como somos, que no juzga a nadie, es no condena a nadie, etc.»
«Salieron y se metieron en los cerdos. Y la piara entera se abalanzó acantilado abajo y se ahogó en el agua».
Buena lectura.