El Papa Francisco en el Congo, los lobos de san gallo, de libros póstumos, la borrachera postconciliar, misa ‘clandestina’ por Benedicto XVI, los 90 años del führer.

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Empezamos mes y es un miércoles feliz en el Vaticano, no hay audiencia, y el Congo Belga está muy lejos. La plaza especialmente vacía con una impresionante grúa trabajando en el centro de la fachada de San Pedro. Misa papal, gente poca, muchos vacíos hasta en el Congo, se evitan los primeros planos y la visas aéreas, mucho canto y muy bailado. Perdón por la mala calidad de nuestra imagen de hoy, no hay mucho dónde elegir, corresponde al inicio de la Misa con el Papa Francisco ya presente.  Homilía en italiano, con traducción del propio arzobispo.  Pocas noticias en los medios italianos, nada de primeras páginas,  se ve que venden más los muertos que los vivos.  Hay que buscar las noticias del viaje con lupa y siempre en las páginas de la izquierda. No se esperan grandes defensas arco iris, no está el Congo para bollos, y el interés informativo lo tendremos en la rueda de prensa del regreso, nos tememos que mucho más por los silencios.  «¡Fuera las manos de la República Democrática del Congo, fuera de África!». El Papa Francisco  denuncia la «explotación» que afecta al continente, gracias a un «colonialismo económico» que ha sustituido al político del pasado, segando víctimas incluso entre los niños que «mueren en el trabajo esclavo en las minas” y cometen un “genocidio olvidado”. Lo recibe en el aeropuerto el defenestrado nuncio Ettore Balestrero, fac totum en los tiempos bertonianos de la curia y hoy languideciendo en el Congo. No falta el encuentro con sus hermanos jesuitas  presentes en el país, que se anuncia como privado, en la Nunciatura.

Empezamos con las noticias de hoy con el Blog de Tosatti que nos sigue ofreciendo comentarios con firma al libro póstumo de Benedicto XVI que está haciendo más ruido de muerto que cuando está vivo. Sigue causando conmoción la confesión de la amargura y el sufrimiento que tuvo que padecer, los «gritos asesinos».  «De los escritos póstumos recogidos en el libro «Qué es el cristianismo» se desprende que los modernistas siempre han visto a Ratzinger como el obstáculo a superar, desde que estuvo al frente de la Congregación para la Doctrina de la Fe, especialmente en los últimos años de su pontificado de Wojtyla cuando San Juan Pablo II confiaba casi exclusivamente en él. «Le temían, por no decir que lo odiaban, a tal punto que sintieron la necesidad de unirse y crear la «mafia de St. Gallen» donde planeaban cómo contrarrestar su poder y neutralizarlo».

El Papa Benedicto sabía muy bien con lo que se iba a encontrar, lo dejó claro cuando pidió rezar para no huir de los lobos. Luchó por la unidad, reuniéndose con Hans Kung, creó cardenal a Reinhard Marx, el más feroz de los obispos reformadores alemanes, toleró los seminarios en los que se prohibieron sus libros. No ha castigado ni marginado a ninguno de sus opositores, como lo hará después el Papa Francisco. «Los ocho años de su pontificado han sido un Vietnam de ataques mediáticos y campañas de odio, que han visto cómo los medios se enfurecen contra el Vicario de Cristo como nunca antes; aprovechando los escándalos de pedofilia y escándalos financieros vinculados al IOR, la acusación de querer volver a las Cruzadas tras el discurso de Ratisbona».

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«Benedicto fue un gran teólogo, cuyo papel como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe fue fundamental en los años del pontificado de Wojtyla para volver a llevar a la Iglesia por la senda de la ortodoxia después de la epopeya de la gran borrachera posconciliar y los grandes errores que resultaron de la interpretación ultramodernista del Concilio Vaticano II por parte de Karl Rahner y sus muchos seguidores».

Otro libro, con prólogo de Don Georg,  «Ratzinger, The Choice. ‘I Didn’t Run Away'», una nueva biografía del Papa Benedicto de Orazio La Rocca. Recoge los años posteriores a su renuncia, es la biografía de sus años de  post pontificado, algo que se produce por primera vez en la historia. «Nos descubre una intensa actividad, en la clandestinidad y en la obediencia a su sucesor utilizando su margen de «maniobra». «La Rocca, reconstruyendo paso a paso los casi diez años pasados ​​en el monasterio, parece querer dar las claves para desmentir mitos  y sacar a la luz la realidad más sencilla y a la vez honesta: el paso atrás de un hombre que se dio la Iglesia todo él mismo».

Su renuncia ‘voluntaria’ pero determinada por el clima y por los acontecimientos contingentes que hicieron que  Benedicto XVI perdiera la confianza en que pudiera seguir siendo Papa. Don Georg es testigo privilegiado de momentos íntimos del Papa Benedicto: «La decisión de Benedicto XVI de renunciar al pontificado, comunicada por él el 11 de febrero de 2013 y que entraría en vigor a partir del 28 de febrero a las 20 horas», «fue tan grave que en ese momento había imaginado personalmente una esperanza de vida para Benedicto XVI de no más de un año».  «Cuando salimos juntos del Palacio Apostólico el 28 de febrero de 2013, el mundo entero fue testigo de cómo no podía contener las lágrimas”.

Seguimos con Don Georg,  que presidió una Misa en las criptas de San Pedro, casi clandestina, en sufragio de Benedicto XVI, en el primer mes de su muerte, la noticia la sabemos por la Fundación vaticana «Joseph Ratzinger».  Gänswein desvelo la devoción de Benedicto XVI por la figura de san Benito José Labre, fallecido en Roma el 16 de abril de 1783 (el 16 de abril era la fecha de nacimiento de Joseph Ratzinger), santo con el que el Papa emérito compartía el nombre de bautismo, José , y del que luego asumió como Pontífice, Benedicto.  Asistieron los Memores Domini que atendieron a Benedicto XVI durante los años de su pontificado y luego en el Monasterio Mater Ecclesiae, terminó con un momento de oración en su tumba.

Elio Guerriero explica  por qué fue elegido por el Papa Benedicto XVI  para publicar todos los escritos posteriores a su renuncia en el libro póstumo «Qué es el cristianismo». El hilo conductor, explica el autor, «es una llamada de corazón a desistir de actitudes que puedan dañar la unidad de la Iglesia y alentar el desapego de la comunión católica».  La génesis de este trabajo comienza al menos desde 2017: es en ese año que Benedicto XVI publicó un artículo sobre la relación entre judíos y cristianos iniciada por el Concilio Vaticano II en la revista  «Communio». «Algún tiempo después,  monseñor Gänswein me telefoneó para decirme que el papa emérito quería verme y me concertó una cita. Encontré al Papa Benedicto amargado. Le angustiaban los rumores que llegaban desde Alemania sobre su supuesta oposición al diálogo entre judíos y cristianos».

«El gran rabino de Viena Arie Folger lo defendió en un artículo publicado en un semanario de prensa judía. El Papa Benedicto respondió cordialmente y el Gran Rabino de Roma Riccardo Di Segni me animó a dar a conocer este intercambio de cartas también en Italia». Así nació el libro «Judíos y cristianos», una colección de documentos de Benedicto XVI sobre la relación entre las dos religiones «hermanas». «Dado el éxito de la publicación del texto sobre judíos y cristianos, ¿por qué no publicar todos los textos escritos en la época tras su dimisión?».

Desde Alemania llegan nuevos y más duros ataques contra Benedicto XVI con las innobles acusaciones de haber “encubierto” a un sacerdote pedófilo cuando el cardenal Ratzinger era obispo de Munich. «Fue entonces cuando Benedetto me escribió que el libro, en el que estaba trabajando mientras tanto, debería publicarse después de su muerte». » La preocupación de este texto es precisamente la preocupación por la unidad de la Iglesia: «el Papa emérito parte de lejos, de Lutero». «La intención de Benedicto XVI es siempre la de la unidad, pero sin la «renuncia» a la verdad».

En esta guerra de libros en la que estamos sumergidos, muchos de ellos póstumos, hoy contamos una curiosa publicación de doble autoría del Papa Francisco con el cardenal Martini: ‘El obispo pastor’: «Estoy tratando de consagrar personas que sean ante todo pastores fieles y no escaladores». » Cercanos a las personas como padres y hermanos, con mansedumbre, paciencia y misericordia. Pobre, no cegado por la riqueza. Sin ambiciones y afán de arribismo, libre de tentaciones de nobleza y mundanalidad…». Se nos vende, ya nos explicarán cómo, escrito a cuatro manos con Martini, fallecido en 2012. Roma es una ciudad de fantasmas, tantos es de no creer. Ante una iglesia que no acierta con su futuro, siempre podemos resucitar sueños del pasado, pero los sueños, sueños son.

Nuevo  Subsecretario para Culto Divino,  Krzysztof Marcjanowicz, viene de  Evangelización y es ceremoniero.  Nada sabemos sobre si este nombramiento supondrá el traslado del actual subsecretario, el español Aurelio Fernandez, ya obispo. Todo apunta a que será ‘ascendido’ a alguna de las muchas diócesis vacantes en España es estos momentos.

Y terminamos con un doloroso aniversario,  los  90 años del nombramiento de Hitler como Canciller del Reich. La Iglesia católica alemana se dio cuenta de inmediato del peligro del nacionalsocialismo, y pagó un precio muy alto.  El 30 de enero de 1933 es una fecha decisiva para la historia alemana y europea del siglo XX, ya que con el nombramiento de Adolf Hitler como Canciller del Reich marca la toma del poder por parte del Partido Nacionalsocialista de los Trabajadores Alemanes.  Hitler era considerado inofensivo, sobre todo porque su partido ocuparía solo tres ministerios, organizó nuevas elecciones que ya no eran libres porque se caracterizaban por una violencia sin precedentes provocada por las formaciones paramilitares nazis,  un verdadero terrorismo de estado que finalizó con la democracia en Alemania.

En 1930 la Iglesia había prohibido a los católicos unirse al partido de Hitler.  En 1937, el cardenal arzobispo de Munich, Michael von Faulhaber, uno de los obispos que en un principio no había entendido del todo las intenciones de Hitler, habló de una verdadera persecución del régimen contra el catolicismo en Alemania. El propio Faulhaber redactó un documento que tomó la forma de  encíclica de Pío XI,  Mit brennender Sorge. No estaría de más que los obispos alemanes, algunos, la mayoría, recordaran las consecuencias de venderse al poder de turno, antes el nacionalsocialismo, ahora las agendas 2030.  La Iglesia católica alemana de hoy, es más propensa a unirse a los deseos del mundo y está ansiosa de amoldarse a él, traicionando el sacrificio de tantos de sus hijos que sufrieron y dieron la vida por defender la fe católica y sus almas inmortales.

«Y se admiraba de su falta de fe».

Buena lectura.

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Comentarios
3 comentarios en “El Papa Francisco en el Congo, los lobos de san gallo, de libros póstumos, la borrachera postconciliar, misa ‘clandestina’ por Benedicto XVI, los 90 años del führer.
  1. «Cercanos a las personas como padres y hermanos, con mansedumbre, paciencia y misericordia. Pobre, no cegado por la riqueza. Sin ambiciones y afán de arribismo, libre de tentaciones de nobleza y mundanalidad.» Por ahí tiene que estar la parte donde habla de la Verdad sobre Jesucristo, a ver….

  2. «Luchó por la unidad, reuniéndose con Hans Kung, creó cardenal a Reinhard Marx, el más feroz de los obispos reformadores alemanes, toleró los seminarios en los que se prohibieron sus libros. No ha castigado ni marginado a ninguno de sus opositores.» ¿Los resultados son los que estamos viendo?

  3. Pienso que el Papa lo tiene muy claro respecto al tipo de obispos a nombrar. Carrerista y arrampicatore? Mírese él mismo al espejo y se encontrará uno. Respecto a las personas nombradas obispos por el y la mayoría de los nombrados por otros papas siguen la tónica: carrerismo y trepa. En todo sistema de pura cooptación y voluntarismo del que manda, le trepar viene necesariamente como consecuencia del sistema. Tiene gracia que al Papa lo obsesione lo que favorece a diario

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