En vísperas de la celebración aplazada de la fiesta del Corpus en muchas de nuestras parroquias nos gustaría un respiro, un tiempo de celebración gozosa de la fe, son discusiones ni problemas. Esto no es posible, los tiempos son recios y hacen falta ‘amigos fuertes de Dios’. Las noticias de hoy van al fondo, intentan comprender un pontificado que, por mucho que pueda alargarse la agonía, ha dado lo que puede dar. Es posible que de una vez por todas enterremos el ‘espíritu del concilio’ que tantos males no ha traído y aprendamos a vivir el último concilio y todos los demás como lo que son. Los sueños sesenteros se mueren con los que los soñaron , solo están en sus cabezas y asistimos al intento final de imponerlos con carácter obligatorio y permanente como única forma de que se encarnen. Esto se muere, no da para más, sus promotores se mueren y no tiene sucesión, este es su drama. Pretenden morir matando, pretensión absurda de quien se cree sobre todos los demás e investido de una especial gracia para crear una historia a su medida.
Para entender al Papa Francisco y su “Iglesia diferente”, hay que conocer su historia personal y la revolución de la Compañía de Jesús querida por su mentor y maestro Pedro Arrupe. El fenomeno que vivimos se puede definir como: «Jesuitizar la Iglesia» aplicando la peculiar forma de entender la verdad, el conocimiento y la acción. Su propia concepción de la verdad es algo que surge de una relación «dentro de un proceso de discernimiento, que se vuelve constitutivo de la verdad, en lugar de ser guiado por ella. (…) Es evidente que una verdad entendida en este sentido será siempre relativa”. Esta forma impuesta tiene «enormes repercusiones en el conjunto de la teología», ya que «la doctrina y la tradición ya no pueden constituir criterios de discernimiento, por ser ideas abstractas»
El Papa Francisco es ante todo jesuita, pero no de espiritualidad ignaciana sino de formación arrupiana. El Papa Francisco deseaba con mucha fuerza que comenzara su proceso de beatificación, considerándolo el primer «profeta» que comprendió y aplicó las «reformas» del Vaticano II -su espíritu-, en la Iglesia Católica, precisamente a partir de orden de la que era superior. A la revolución de Arrupe se opusieron tres papas , a saber, Pablo VI -al que Francisco trata de presentar como un gran admirador- Juan Pablo I y Juan Pablo II. El «papa negro» fue el nexo de unión entre dos corrientes, la moderada y la radical, encabezadas por Henri de Lubac (1896-1991) y Karl Rahner (1904-1984). Los jesuitas difundieron la fracasada teología de la liberación en América Latina, aunque Arrupe era partidario de la variante argentina, la teología del pueblo, al igual que el joven provincial de esa región, en estas estamos.
El comisario buscado por Juan Pablo II trató los síntomas, no la causa- cuando los últimos verdaderos jesuitas que quedaban fueron «exiliados» a España, la Santa Sede no lo aprobó, al contrario de lo que dice el Papa Francisco, pero no pudo remediarlo. La famosa XXXII Congregación General (12/02/1974-07/03/1975) se convirtió, como si fuera suya, en su ”agenda” de vida. La inmigración, la justicia social, la nueva pastoral familiar, el diálogo con los ateos, romper todas las barreras con otras religiones, la inculturación, el cuidado del medio ambiente, etc. El Papa Francisco nos ha devuelto a los oscuros años 60 y 70 del siglo XX, los de la ideología más vulgar fruto podrido del “espíritu del Vaticano II”.
Son tiempos de sinodalidad, descentralización, reconocimiento de las Iglesias locales, pero cuando se trata de la autonomía de los obispos en su propia diócesis vemos como ser reduce hasta desaparecer. En teoría el Pontífice es un primus inter pares, queda el primus y los pares desaparecen. Con un «rescripto», documento de muy bajo nivel jurídico, se cambia la letra del concilio y el derecho canónico. Ahora los obispos quedan sometidos a una congregación romana antes de conceder la fundación de nuevos institutos o sociedades religiosas. Las manías continuas, persistentes y psicológicamente relevantes del Pontífice reinante hacia todo lo que huele, incluso desde la distancia, a catolicismo ligado a una tradición bimilenaria, los ejemplos suman decenas. El Rescripto del Papa Francisco presupone una modificación del Derecho Canónico 312 §1, aunque el Rescripto no menciona que tal modificación haya ocurrido o esté por ocurrir, el cardenal Braz de Aviz parece no haberse dado cuenta de la contradicción, Carballo es dudoso que sepa que existe el código.
El conocido como ‘el hospital del papa’ es objeto de quebraderos de cabeza y no pequeños. El Bambino Gesù es un monstruo asentado en territorio del Vaticano, trata más del 20 % de enfermedades infantiles de Italia. Exento de las rígidas leyes europeas, el Vaticano es extra comunitario, y objeto de prácticas muy discutibles y pruebas de medicamentos experimentales. Tres médicos del hospital del Vaticano están siendo investigados por homicidio involuntario. Es un hecho grave que ensombrece al hospital vinculado a la Santa Sede y considerado de vanguardia en pediatría. Lisa terminó su vida a los 17 años: “Nuestra hija murió no por su enfermedad, una enfermedad hematológica benigna, sino por lo que debería haber sido la cura definitiva.
Fue víctima de un trasplante de médula ósea, que resultó muy malo, por una donación inadecuada e infundida con sangre de otro grupo, sin evaluar las alternativas factibles, lo que la llevó a la muerte en dos semanas debido a la multi- insuficiencia orgánica que provocó”. Los padres han enviado una durísima carta al Papa Francisco. Su respuesta, una llamada de condolencia de 3 minutos y 41 segundos. “El fiscal reconoció la responsabilidad penal de algunos miembros del personal médico del hospital Bambino Gesù de Roma. Las garantías han sido enviadas”. Hoy tememos una larga entrevista a sus padres en la que llegan a reconocer amenazas: «Un viernes entré decidido a llevármela porque me empezaron a caer las cosas. Fui amenazada por el médico, quien me dijo que el Bambino Gesù acudiría al juez para quitarnos la patria potestad».
Largo artículo presentando libro sobre uno de los episodios más tristes de la historia reciente del Vaticano. En 1975 el » banco” del Vaticano estaba dirigido por Marcinkus, el banquero de Dios, Calvi logró arrebatarle el título que sucedió al nefasto Giuffré, que pagaba intereses entre el 70 y el 100%, y afirmaban que eran un regalo de la Divina Providencia. Marcinkus, nacido en un suburbio de Chicago, el cuartel general de las operaciones de Al Capone, llegó a Roma en los años sesenta. Se ganó primero la confianza de Pablo VI y luego de Juan Pablo II, quien le pidió que financiara Solidarnosc. Calvi terminó sumergido en una red de sobornos aterradores, creó un sistema de instituciones ficticias, las panameñas, a través de las cuales movía dinero a diestro y siniestro, hasta que cayó en desgracia y fue encontrado ahorcado en un arco del puente Blackfriars. El destino de Calvi estuvo unido a Gelli en el ’81, tras el descubrimiento de las listas P2 de miembros de la masonería, en las que obviamente está inscrito. La larga historia judicial no señaló a los culpables, pero estableció que se trató de un asesinato.
La Roma eterna es una ciudad de augurios, sus habitantes son muy dados a interpretar los signos que los rodean. No sabemos cómo se entenderá la degradación que está sufriendo la ciudad. Una manada de jabalíes asalta y arrasa un edificio de apartamentos detrás del Vaticano, en la zona de Valle Aurelia. Es el último capítulo de una larga serie de «bombardeos» esta vez frente al centro comercial Aura. La policía «evacua» a los jabalíes de la manada pequeña pero feroz. Los propietarios del edificio atacado solicitaron de inmediato la intervención urgente de RomaNatura para cerrar los límites del parque Pineto en el lado de Via Patetta.
«…buscad el reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura».
Buena lectura.
El libro de Malachi Martin «Los Jesuitas. La Sociedad de Jesus y la traiciòn a la Iglesia Catòlica Romana», (Simon & Schuster, 1987), a pesar de su antigúedad, reseña profèticamente todo lo que està sucediendo hoy en la Iglesia…