El Papa Francisco anima a denunciar el abuso sexual y lo ha repetido en múltiples ocasiones pero cuando afecta al interno del Vaticano esta ‘orden’ parece no tener efecto: «La denuncia necesaria siempre debe ir acompañada de un anuncio que a todos nos hará bien escuchar: les aseguro que cada vez que lo han hecho con el menor de mis hermanos, lo han hecho conmigo». Estos días es noticia un caso temporalmente viejo pero que adquiere notoriedad porque ha empezado la vía judicial y tenemos la impresión de que o es a la fuerza, motivada por los procesos judiciales mejor civiles que canónicos, o por la publicación en los medios, o aquí nadie mueve un dedo. La situación se repite tantas veces que podemos pesar que es una norma. No son tiempos de palabras y documentos, los tenemos todos y con todas las orientaciones posibles, la realidad es que cuando hay un problema nadie lo resuelve y los abusadores ascienden como la espuma en una estructura claramente corrompida y viciada.
El caso Christoph Kühn, que perpetró abusos sexuales contra otras personas consagradas dentro del Vaticano, es una historia que se caracteriza por una enorme laxitud en las indagaciones. El Vaticano, como es habitual, habría comenzado tarde a investigar con respecto a la presentación de las acusaciones, hay una primera denuncia en el Vaticano en 2006 sobre abusos dentro de las oficinas de la Secretaría de Estado, así como dentro de la Casa Santa Marta, pero parece que no se ha realizado ninguna investigación formal. El 3 de julio de 2006 se presentó a los superiores de la Secretaría de Estado el Informe del Arzobispo Carlo Maria Viganò, delegado para las Representaciones Pontificias pero solo se actuó años, muchos, después.
Volvemos a la famosa ‘lobby gay’ en el Vaticano de la que todo el mundo habla y nadie parece querer acometer con decisión. Una ‘lobby’ es un grupo no formal y por lo tanto, como la mafia, siempre será negada. Los hechos son tercos y hasta ahora asistimos al cierre de las hemorragias que se van produciendo pero no se acomete la raíz del problema. El Papa Benedicto, en persona y en mano, entregó a su sucesor un informe, una investigación real, realizada por tres cardenales con el fin de sacar a relucir el mayor número posible de problemas. No parece que esto entre en las prioridades del Papa Francisco que se conforma con golpes de escena cuando la cosa se va de las manos pero que no se traduce en acciones concretas que acometan el problema de fondo.
Breve artículo en memoria del cardenal Carlo Caffarra, ‘asesinado por decepción’, en el tercer aniversario de su muerte. Lo recoge el Blog de Tosati: » De hecho, durante siete años hemos tenido un pastor que ya no conoce el concepto de pecado; que siempre amonesta, no a los pecadores, sino a los que no comparten sus reformas, sus ideas políticas, su ideología modernista. ¿Profesan los pastores herejía? Él guarda silencio y está de acuerdo. Los políticos hacen leyes contra la vida y la familia: calla, es más, aplaude a esos mismos políticos y no le falta su apoyo. No tenemos un pastor, sino un amigo de los lobos, no un centinela que advierte del peligro, sino un falso centinela que define a los enemigos como amigos y les abre las puertas de la ciudad santa, vaciándola de los buenos. Un día Dios les pedirá cuentas: ¿por qué no hablaste, por qué desistieron los malvados?» Aquí lo dejamos, sin duda que si no es esto es al menos lo que se ve.
Interesante artículo sobre ‘cuatro bombas sobre el Vaticano’. Quizás el número de bombas no sean cuatro, sin duda más y muy ramificadas, pero el contenido es un buen resumen del momento actual. De los escándalos a la «revolución» de los alemanes, pasando por la reforma interna. El Papa Francisco sigue con la inmigración, el medio ambiente y la economía en los que parece tener la intención de subir el listón.
Los «partidos» del Vaticano, los llamados «alineamientos vaticanos», pero también a los «partidarios» fuera de las murallas leoninas, pueden reaccionar positivamente o no a los cambios realizados, especialmente sobre la reforma de la Constitución Apostólica, que se ha anunciado desde hace algún tiempo pero aún no se ha oficializado. Alemania y su camino sinodal dispuesto a todo es el frente más caliente. El plan geopolítico del futuro solo puede verse afectado por la renovación o, en todo caso, por la discusión sobre el «acuerdo provisional» con la República Popular China. En noviembre votamos en Estados Unidos, y esto nunca tiene el mismo significado que en los demás países. Y no nos olvidamos del juego cultural que gira en torno al «mundo post-Covid» que Francesco quisiera diseñar y apoyar.
Aún no se ha publicado el dossier sobre el caso de Theodore McCarrick. El caso del «Tío Ted», como se le llamaba en Estados Unidos, de alguna manera se ha reabierto, con nuevas acusaciones sobre un supuesto «sistema» que McCarrick habría puesto en marcha la existencia de un «esquema depredador» . Los «fiscales del Papa» están con lo que se ha llamado el «escándalo del palacio de Londres», historia muy compleja. Por si fuera poco, tenemos ‘Hermanos todos’ a la vista. El 2020 del Papa debería haberse centrado en acoger a los migrantes, proteger el medio ambiente y la discusión económico-social, con la propuesta ya aireada de una forma de renta universal. La peste trastornó los planes pero «Hermanos todos» podría restaurar las prioridades pero los de adentro también están discutiendo la capacidad real del «efecto Bergoglio» para seguir funcionado.
Duras declaraciones que no pasaron desapercibidas del filósofo y ensayista Diego Fusaro: «La Iglesia se ha disuelto, el poder espiritual se ha extinguido y solo queda el poder temporal». Ya hemos hablado de ‘Gente de poca fe’ libro del sociólogo Franco Garelli retrata el estado de salud del sentimiento religioso en la Italia actual. Pero hay un hecho interesante y es el concepto de «católicos culturales» que crece y pasa del 27 al 43%. Estos italianos ven el catolicismo como un «depósito de tradiciones y valores», pero solo el 20% de ellos se declaran fieles, convencidos y activos. Este es un hecho que nada tiene que ver con los llamados «ateos devotos» ya agotado. El aumento sustancial de «católicos culturales» no es una mala noticia, pero para mejorarla es necesario que nunca se olvide que es Cristo quien está en el centro del cristianismo y no el cristianismo en sí. El crecimiento de los «católicos culturales» corre el riesgo de ser un signo más estéril, aunque sorprendentemente agradable, en las encuestas y estadísticas. Puede representar una oportunidad de renacimiento para sacerdotes cansados y comunidades vaciadas, si lo sabemos aprovechar.
Siguen siendo noticia los años de Benedicto XVI, Erdogan y sus amenazas a Grecia, el virus del cotorreo, la visita de los capitanes de San Marino, las cosas de la soberana de Malta, la política italiana y el Vaticano y el habito que si hace al monje y cómo…
«…estaban al acecho para ver si curaba en sábado, y encontrar de qué acusarlo.»
Buena lectura.
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