En el contexto del XXXV Curso sobre el fuero interno de la Penitenciaría Apostólica (24-28 de marzo de 2025), Monseñor Incitti afrontó un tema de importancia y actualidad dentro de la Iglesia: el sigilo sacramental y el secreto, con particular referencia a la relación entre el fuero interno y el fuero externo. El sigilo sacramental es un principio inviolable de la confesión e implica que lo que se dice en la confesión permanece absolutamente secreto y no puede ser revelado de ninguna manera. En derecho canónico, la violación directa implica la excomunión latae sententiae reservada a la Sede Apostólica. La infracción indirecta, aunque menos grave, se castiga igualmente proporcionalmente a su gravedad. Un tema controvertido es si el penitente puede liberar al confesor del sigilo. Aunque algunos teólogos medievales plantearon la hipótesis de esta posibilidad, la posición predominante en la Iglesia es que el sigilo sacramental protege no sólo al penitente, sino al sacramento mismo. Por consiguiente, el penitente no puede autorizar la revelación de lo confesado.

El derecho canónico establece otras medidas para garantizar la inviolabilidad del sigilo: La prohibición de utilizar información obtenida en la confesión para decisiones del gobierno eclesiástico. La prohibición a los superiores de escuchar las confesiones de seminaristas y novicios bajo su responsabilidad. La incapacidad de los sacerdotes para testificar sobre lo aprendido en la confesión en los procesos canónicos. El legislador prevé que, en el caso de que un sacerdote se convierta en superior religioso o asuma responsabilidades gubernamentales, debe tener cuidado de no utilizar información que haya podido conocer en la confesión, ni siquiera de manera inconsciente. Esta disposición, en nuestra opinión, no es suficiente para proteger la dignidad humana de los clérigos y religiosos y evitar abusos de conciencia, espirituales y psicológicos. Por eso, desde hace años venimos pidiendo una norma específica que prohíba a quienes han tratado con el fuero interno poder asumir roles que sean de gobierno de las mismas personas a las que han guiado espiritualmente.  Incitti concluyó reiterando que el sigilo sacramental es un pilar esencial del sacramento de la reconciliación y de la libertad de conciencia. Su inviolabilidad garantiza la confianza de los fieles y preserva la naturaleza misma del sacramento. En una época en la que la privacidad está cada vez más cuestionada, la Iglesia sigue defendiendo firmemente este principio, siguiendo el ejemplo de los santos mártires que dieron testimonio de su fe hasta el sacrificio de su vida.

Una publicación del padre Réginald-Marie Rivoire analiza el motu proprio de Francisco, Traditionis Custodes que ha  puesto a prueba de racionalidad jurídica.  Pone de relieve, con pruebas en la mano, el positivismo jurídico y el voluntarismo de este pontificado, particularmente relevante respecto al modo en que el Papa Francisco – y el Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos – pretendían intervenir respecto al Rito antiguo. La comparación entre el Summorum Pontificum (SP) de Benedicto XVI y la Traditionis Custodes (TC) de Francisco muestra no sólo los resultados opuestos, demasiado evidentes, de las dos disposiciones, sino también el enfoque jurídico irreconciliable que las sustenta.  «El contraste es verdaderamente notable entre los dos modos de legislar, uno marcado por el realismo jurídico, el otro por el positivismo voluntarista. Allí donde Benedicto XVI reconoce, con un acto declarativo, dos realidades rituales que, de hecho, existen hoy en la Iglesia latina […], y pretende darles un marco jurídico, Francisco decide, con un acto performativo,  que en la Iglesia existe sólo una de estas realidades».

El modo de gobernar de Francisco es más el de un monarca absoluto, «cuyos pensamientos y voluntades son ley», que el del primer garante «de la obediencia a Cristo y a su Palabra».  Subvierte los principios del derecho según la perspectiva realista y católica, según los cuales la ley obliga como ordinatio rationis y no simplemente en virtud de la obediencia a una autoridad, aunque sea legítima.  Si la norma no recibiera su medida de la ordinatio rationis, acabaríamos en la arbitrariedad total de la autoridad. El Papa Benedicto aplicó la razón prudencial para armonizar dos realidades rituales de las que tomó nota. El Papa Francisco decidió utilizar la ley contra la realidad, inventando que la única forma del Rito Romano sería la surgida de la reforma querida por Pablo VI, relegando así el centenario Rito Romano al mundo de los sueños.  En ninguna parte de la constitución litúrgica del Vaticano II se contempla “la supresión del ofertorio tradicional, ni que se compongan nuevas oraciones eucarísticas, ni que se supriman o modifiquen casi todas las oraciones, ni que la celebración se haga de cara al pueblo, ni que se recite el canon en voz alta, ni mucho menos que se administre la Comunión en la mano”. Sin olvidar las indicaciones positivas respecto al mantenimiento de la lengua latina y del canto gregoriano, que fueron completamente ignoradas. No es erróneo creer que precisamente el Rito antiguo es más conforme a los deseos de los Padres conciliares que el nuevo.

Buenas noticias desde Estados Unidos, Trump dijo el martes que su administración investigaría la venta ilegal de partes del cuerpo de bebés abortados por parte de Planned Parenthood.  «Ese es ciertamente un tema que ha sido debatido por mucho tiempo, y lo investigaremos, sí”, respondió Trump cuando se le preguntó si “tal vez investigaría algunos procesos penales” por la “sustracción de órganos de bebés”.  La pregunta surgió a raíz de la noticia de que el gobierno congelaría la financiación a las instalaciones de Planned Parenthood en una docena de estados por no cumplir con las órdenes ejecutivas de “diversidad” del gobierno. Center for Medical Progress (CMP) comenzó a publicar videos en 2015 encubiertos de reuniones con personal de Planned Parenthood que describían casualmente las ventas como si fueran un procedimiento estándar. “Hemos sido muy buenos en obtener corazón, pulmón, hígado, porque sabemos eso, así que no voy a aplastar esa parte, básicamente voy a aplastar abajo, voy a aplastar arriba, y voy a ver si puedo dejarlo todo intacto”.

Los obispos Norte Americanos y su Catholic Relief Services están pasando por malos momentos, el dinero se ha terminado. la solución que se les ha ocurrido es pedir a los católicos que ayuden para mantener el tinglado. Los católicos tienen derecho a saber qué se les pide que apoyen: casi dos décadas de engaños, encubrimientos y flagrantes contradicciones de la enseñanza de la Iglesia por parte de una agencia que comercia con el nombre de la Iglesia mientras socava su misión.  Hay muchos informes, nos centramos en un  caso muy público  sorprendido promocionando condones. Si bien esto tuvo lugar en 2008, es una pieza de evidencia relativamente desconocida y clave en un patrón constante de engaño y oculta la verdad de su papel activo en la promoción de condones y anticonceptivos abortivos.  Ya en 2008,  Germain Grisez escribió un contundente informe  y escribió al arzobispo Timothy Dolan – entonces arzobispo de la Arquidiócesis de Milwaukee y presidente de Catholic Relief Services.  Dolan agradeció al Dr. Grisez la información y le prometió que el Comité de Doctrina y el Comité de Actividades Pro-Vida revisarían los materiales y le pidió a Grisez que pospusiera la publicación de su artículo hasta que se completara dicha revisión. Es solo uno de los muchos episodios que los católicos americanos tienen que sufrir cada día de una muy desnortados obispos, ahora les piden dinero, nos tememos que la respuesta será muy clara: ni un dólar.