La visita del Papa Francisco a los Emiratos Árabes es noticia en casi todos los periódicos. Se analiza el hecho de ser el primer papa que pone los pies en la península arábiga, la tierra sagrada del profeta. Los árabes , de los Emiratos, están encantados y muestran sus dotes de extraña hospitalidad pagando el vuelo de regreso a Roma. Hay maliciosos que lo interpretan como un modo de asegurarse que el tiempo de estancia es el justo y necesario. Entre las costumbres occidentales no es de buen tono regalar a las visitas el billete de regreso. Sobre el contenido ‘pastoral’ de estos tres días poco sabemos y si mucho sobre el contenido político. Los Emiratos están en horas bajas y todo viene bien para mejorar su imagen.
En la corte no gustan las páginas críticas, Spadaro dice sin compasión, por sus ataques al Papa Francisco. Nos presenta las cartas de la tribulación de los jesuitas de otros tiempos. Estamos viviendo nuevos tiempos en la información y las viejas formulas ya no sirven. La imprenta revolucionó el restringido y controlado mundo cultural en otros tiempos. El acceso universal a la información, tanto en su elaboración como en su divulgación está cambiado demasiadas cosas. La fotografía del obispo argentino celebrando en bermudas, pequeño pantalón corto en este caso verde – será por el tiempo ordinario, o por ser el ordinario, o por la ordinaria situación – , y utilizando como cáliz un mate, imaginamos que sin bombilla, ha dado la vuelta al mundo. El informador es sin duda un ingenuo asistente que seguro desconocía la relevancia del suceso. Por mucho menos se han abierto procesos en tiempos muy recientes en el Santo Oficio.
El hecho es que un suceso que en otros tiempos pasaría desapercibido, o como mucho reducido a un pequeño círculo, hoy está dando la vuelta al mundo. Los medios oficiales están habituados a tener la exclusiva y esto se ha terminado. Los lectores leen lo que les apetece, al padre Spadaro no le gusta que no le lean a él y a su civilta, y piensa que anulando al opositor crecerán sus lectores.
Los poderes del mundo siempre han odiado la crítica y la han perseguido esto hoy no es posible. No estaría mal que Spadaro nos indique que medios, y que contenidos, son los que no tienen compasión , más que nada para hacernos una idea y no quedarnos en palabras vacías.
En Venecia las aguas están muy revueltas. Su arzobispo no llega a cardenal después de seis años y hoy nos confiesa que quizás para el Papa Francisco no llega al nivel. También Venecia ha amanecido llena de pasquines con acusaciones de inmoralidad de varios sacerdotes a los que el arzobispo, aspirante perpetuo a cardenal, parece proteger.
El vaticano nos empieza a explicar las maravillosas consecuencias de los secretos pactos chinos. Las noticias directas que nos llegan son otras y están al alcance de todos. Los elogios generales y con pocos fundamentos no son muy convincentes. Aquí sí que vemos muy poca compasión con los sufridos católicos chinos. El tiempo pone las cosas en su sitio y los elogios cortesanos tienen cortos los pasos.
El Papa Francisco sigue animando a los religiosos a que están al lado de los pobres y necesitados. Critica a los que dicen que ‘se hace lo que se puede’ o que ‘siempre se ha hecho así’. Los religiosos y religiosas están desapareciendo, asistimos al cierre de casas todos los días, las edades del resto son verdaderamente bíblicas. Ya no es posible estar al lado de los pobres simplemente porque ya no se está. Tanto hablar de primaveras se nos olvida que estamos atravesando un duro invierno.
Gracias a los nuevos medios de comunicación, esos que no puede controlar Spadaro, las víctimas de abusos están muy presentes. Se cansan de escribir cartas amables y formales a los predicadores de la tolerancia cero y por ahora obtienen silencios que parecen cómplices. Su presencia en el mundo virtual está supliendo su marginación en el mundo clerical. Ya estamos en febrero y no vemos demasiada compasión.
El Vaticano, y el Papa Francisco, están con Maduro, Italia no sabe que hacer y estamos entre silencios y posturas rebuscadas. No nos olvidemos que los italianos son maestros en caer de pie. El fin de la guerra mundial es fiesta en Italia pero nadie sabe si por ganar o perder.
El Papa Francisco se nos pone muy duro con el aborto, al fin, ante las salvajadas y bestialidades que estamos viendo. Estamos ante una sociedad que se descompone y se ha propuesto asesinar su futuro.
Se acercan los 90 años de los Pactos Lateranenses que dieron origen al estado ciudad del Vaticano y se habla de superación y de revisión. El mundo desde 1929 ha cambiado un poco. El Tiber está hoy muy crecido y no para de llover, pobre Roma.
«En verdad os digo que ningún profeta es aceptado en su pueblo.»
Buena lectura.
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