Las noticias de hoy van al rastro de las de ayer. El Papa Francisco ha mostrado su gran preocupación, desde el inicio de su pontificado, por las posibles oposiciones internas. La gendarmería del Vaticano puede testimoniar las veces que el mismo Papa Francisco en persona preguntaba por esto y la preocupación constante en estos años, bien conocida por todos, de escapar a los controles de las cámaras que inundan el Vaticano y a las más que seguras escuchas telefónicas. Las acusaciones genéricas del Papa Francisco han caído como una bomba en la corte pontificia, el mismo Parolin ha salido a desmarcarse y Tornielli a decirnos como tenemos que entenderlas. Es lo normal que cuando dos curas se encuentran se dedique un espacio a cosas del obispo; es lo normal que en cualquier encuentro, sobre todo si todos son curiales, se dedique un espacio conveniente al pontífice reinante, y si está en el hospital con una intervención seria, mucho más. Hablar de cónclave con un pontífice de 85 años entra dentro de la normalidad más absoluta, lo contrario es increible e irreal. Aquí el problema es que solo pueden planear el próximo conclave unos y no otros, para unos es bueno, para otros condenable, es lo que tiene contar con una vida pasada en San Galo.
Las acusaciones genéricas no dicen nada, pero acusan a todos y crean un ambiente de persecución. En el Vaticano se dice que los muros tienen oídos y que si algo quieres que no se sepa mejor no pensarlo. Parolin, que prefiere no enterarse de nada y olvidar lo poco de lo que se entera, vestida la ignorancia, real o fingida, de prudencia y discreción, dijo a los periodistas que salvo que quizás el Pontífice tenga otras fuentes, distintas a la suya, no tiene conocimiento de que haya habido alguna reunión destinada al cónclave. Encuentros los hay todos los días, es muy habitual el inviteo a la mesa, es normal que se hable de todo, sobre todo si los invitados son de la suficiente confianza, y que se comparta información. Parolin quiere desmarcarse y dejar claro que él no estaba.
Entramos en la ya famosa cena. Las tramas y venenos palaciegos nunca han faltado, comentan algunos viejos curiales, confirmando que el clima de tensión a la sombra de San Pedro no ha amainado en absoluto, al contrario. El viaje a Hungría y Eslovaquia tenía el objetivo de acallar los rumores, que siguen, sobre la gravedad del Papa Francisco. A la vuelta del hospital el Papa tuvo conocimiento de la cena organizada por un alto prelado que ha vivido en el Vaticano desde hace más de diez años y que es considerado un referente en el mundo tradicionalista, aunque no lo exprese públicamente, muy estimado por los cohermanos norteamericanos que en un futuro cónclave tendrían la intención, esta vez, no de hacer cola, sino de dictar la línea.
Sobre la famosa «cena de los conspiradores», además de la identidad del organizador, estamos hablando de un grupo de 4/5 cardenales y obispos, en su mayoría extranjeros, todos curiales, ya en pie de guerra contra Francisco desde hace algún tiempo, en particular por las aperturas sobre los divorciados vueltos a casar después de la exhortación apostólica Amoris Laetitia y que se han endurecido aún más después del último Sínodo de los Obispos dedicado a la Amazonía. A Parolin se le entiende en este contexto: «Probablemente el Santo Padre tiene información que yo no tengo, creo que es cuestión de unos pocos, de alguien que haya pensado en estas cosas. No he recibido información sobre este asunto». Timothy Dolan, ya se ha presentado en julio de 2020 a los ojos de todo el colegio cardenalicio como posible hacedor de reyes cuando envió a todos los cardenales del mundo un libro sobre el «próximo Papa» de George Weigel.
En la audiencia general el Papa Francisco saludó y animó a más de cien trabajadores y migrantes del centro de recepción de Mondo Migliore, entre ellos también se encuentran aquellos trabajadores que están a punto de perder su empleo por culpa de «los padres oblatos de la Virgen María, propietarios del edificio en el que operaban, y la Cruz Roja Italiana que gestionará el centro a partir del 1 de octubre». El cierre continuo de instituciones religiosas está creando serios problemas que se incrementarán en los próximos años. Las órdenes religiosas han entrado en un cierre de actividad acelerado. El cabreo es creciente y no solo en este caso: «Es un momento triste para todos. Es imposible colaborar con representantes de órdenes religiosas que, teniendo una visión fundamentalmente económica de acoger a los migrantes, corren el riesgo de perder la confianza en las instituciones eclesiásticas».
Tenemos libro de ex monje de Bose, Riccardo Larini, ‘La huella del Evangelio’, formó parte de la comunidad desde 1994 hasta 2005, y mantuvo contactos ocasionales en los siguientes quince años. Sus intervenciones fueron numerosas en el momento del conflicto comunitario. Larini es implacable contra el P. Cencini y lo acusa de desarrollar terapias de conversión para homosexuales y de alimentar la voluntad prejuiciosa de golpear a los fundadores. Luciano Manicardi, el prior que sucedió a Bianchi, aparece como incapaz, primero de ser un formador, luego de ser un prior y lo presenta como el responsable del oscurecimiento de toda la comunidad.
Reunión virtual del Consejo de Cardenales se reunió en línea, con Maradiaga, Marx, O’Malley, Gracias y Ambongo Besungu y presentes, Parolin, Bertello, y el Secretario del Consejo, Mellino. Presentó Maradiaga y el Papa Francisco ofreció una reflexión sobre próximo Sínodo sobre sinodalidad y la escucha mutua frente a las tentaciones de clericalismo y rigidez. La próxima cita en diciembre y si las condiciones lo permiten, en presencia.
El «Foro de Sostenibilidad – El Gran Desafío para el Futuro» organizado en Roma por el periódico el Sole 24 Ore en colaboración con la Santa Sede y con el patrocinio de la Pontificia Academia para la Vida y la Embajada de Honduras ante la Santa Sede. Los temas el cambio climático, los gases de efecto invernadero y los combustibles fósiles, la economía circular y el transporte ecológico, pero también la igualdad de género con miras a lograr una economía de «escala humana» en la que el beneficio ya no sea el único fin. Ya saben, más de mismo, originalidad poca.
«Reza, espera y no te preocupes. La preocupación es inútil. Dios es misericordioso y escuchará tu oración». Hoy es la fiesta del Padre Pío, el santo más popular en Italia y en tantas partes del mundo. Podemos suponer lo que piensa de todo esto que estamos viviendo, nos quedamos con su consejo: «La oración es la mejor arma que tenemos; es la llave al corazón de Dios. Debes hablarle a Jesús, no solo con tus labios sino con tu corazón. En realidad, en algunas ocasiones debes hablarle solo con el corazón…
«¿Quién es este de quien oigo semejantes cosas?
Buena lectura.
«El Papa Francisco ha mostrado su gran preocupación, desde el inicio de su pontificado, por las posibles oposiciones internas.»
Bergoglio sabe que algunos no le amamos, no le queremos, no lo deseamos, no, nunca como a Juan Pablo II y Benedicto XVI, ni jamás llegará a su carisma y sabiduría, no.
Sabe que cuando se va ya se irán tres cosas: su persona, su obra, su memoria.
Sabe que su corte de aduladores rinde pleitesía sólo al que tiene poder vivo, actual, y que cuando él esté definitivamente afuera, inclinará sus cervices a quien tenga el poder real, y obedecerán servilmente a todas sus decisiones, aunque sean radicalmente contrarias a las que él adoptó. Se adula al poder del presente en marcha, no al poder pasado ni al poder futuro.
Nada de gracia hace la comilona de curiales tradicionalistas. La aprobación de la herejía de la comunión y absolución de los adúlteros impenitentes en Amoris laetitia y en el vigente rescripto de 5 de junio del 2017 que lo eleva a magisterio auténtico, implementado por numerosos obispos en el mundo y sacrílegamente ratificada en este Año de la Familia Amoris Laetitia y San José, ha puesto en crisis a la cátedra de San Pedro, a los colegios episcopal y cardenalicio y al mismo cónclave, y de paso ha puesto en una situación de gravísima crisis a la totalidad de la Iglesia Católica en sus niveles laicales, religiosos, los ministerios ordenados y los nuevos movimientos, cosa lógica, pues Dios no da su unción a quienes omiten su deber de defender martirialmente a la Fé y Liturgia Católica y tragan sapos y culebrillas con gusto.
Los cardenales y arzobispos tanto hegerodoxos como los neos y tradis de la comilona, tienen el deber de defender martirialmente la fe católica. El colegio cardenalicio, reunido en cónclave, tiene dos culpas y responsabilidades en relación con el nuevo Papa: in eligendo e in vigilando.
En la elección de Francisco se les han colado muchos graves errores, entre ellos la existencia de una mafia de San Galo.
Pero lo peor ha sido la completa dimisión de casi la totalidad de los cardenales en su responsabilidad in vigilando del ejercicio de las potestades pontificias de orden y gobierno o jurisdicción.
Los cardenales tienen el procedimiento de la corrección fraterna del Evangelio, donde primero es una corrección privada, luego pública y finalmente la limitación de poderes o incluso la expulsión del Papa del la Cátedra de San Pedro y si es preciso, hasta de la misma comunión de la Iglesia.
Históricamente esto se demuestra en el incidente de Antioquia, cuando San Pablo recriminó públicamente a San Pedro sus errores doctrinales, y lo mismo ha acaecido en la historia de la Iglesia.
Pero nuestros queridos obispos y cardenales comegambas de la comilona han decidido por el camino más cobarde y más cómodo para sus personas: sestear, que algún subalterno lance alguna corrección pública para que indirectamente los lacayos de Francisco sepan que hay una oposición y que se hacen mal las cosas, esperar que el Papa muera o se marche y celebrar el cónclave, momento en el cual ejercerán la máxima presión posible que puede hacer un cardenal: elegir uno de los 2 momentos en los cuales un cardenal puede declarar su oposición al nombramiento y posesión del nuevo Papa, y montar un pollo en la Iglesia, pues sería una causa de deslegitimación de origen del nuevo Papa:
a) inmediatamente de acabado el cónclave, dentro de los 10 o 15 minutos que tarda el Papa en vestirse de blanco antes de salir al balcón,
b) antes de la celebración de la primera misa pontificia de celebración de la elección.
Nuestra Iglesia Católica se ha situado en una indignante situación de inactividad, tolerancia, disimulo y disipación de los deberes de vigilancia y sanción.
Nuestros queridos altos jerarcas heterodoxos de Bergoglio o los tradicionalistas y conservadores comegambas, están de acuerdo en una cosa: a vivir bien la vida entre paellas y mariscadas, pizzas y helados, no complicarse ni un ápice la propia carrera e imagen, verse las caras en el antecónclave de las intrigas y conspiraciones de mantel de mesa de restaurante, esperar pacientemente a que estire la pata el imperfecto, y finalmente, sacar los cuchillos en las dos semanitas del precónclave y en los pocos días del cónclave.
Mientras en este festín de los ineptos y negligentes de uno y otro bando, la Iglesia se está cayendo a pedazos, faltando vocaciones de sacerdotes y religiosos cerrando parroquias, órdenes, y conventos, misericordiando a diestro y a siniestro a todo nuevo movimiento, culpando paranoicamente a los fieles que celebran la Misa tridentina en latín de romper la unidad, disminuyendo la participación laical dominical y parroquial, tirando de la venta o alquiler del patrimonio plurisecular que cientos de miles de católicos dieron a lo largo de la historia fruto de su trabajo y su fe, y predicando qué es un querer y un deber de Dios el mantener la unidad de la Iglesia dentro de la mentira, y que la unidad está siempre por encima de la verdad.
Son todos unos irresponsables, y esto Dios no lo va a tolerar más.