La conversión de Maurras en Julio Irazusta

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5 comentarios en “La conversión de Maurras en Julio Irazusta
    1. Maurras era ateo (y discípulo y admirador de Auguste Comte, encima) y sólo le interesaba la Iglesia por motivos políticos. ¿Por qué cuesta tanto aceptar algo que él mismo proclamaba pública y orgullosamente? Aceptemos sus críticas a la modernidad, aceptemos sus críticas al «cristianismo liberal», pero POR FAVOR no le pongamos como modelo a seguir.

      1. Maurras fue un modelo sin duda. Pero cada uno elige modelos para seguir. Maurras buscó a Dios toda su vida y lo encontró poco antes de su muerte. Maurras se equivocó a veces y tuvo el valor de pedir perdón. Al rencor mezquino de Joaquín opongo las generosas palabras de Pío XII en una carta a la priora del Carmelo cuando se refiere a «nuestros hijos Charles Maurras… esos hombres cuyas inteligencias son para nosotros una hermosa promesa de lucha por la causa de Jesucristo». El gran Maurras, ese hombre que en la oración del fin había pedido a Dios: «Hecho y nacido soy para la luz/Concédeme que se eternice el día».

  1. La leyenda de la «conversión» de Maurras es solo eso, una leyenda, que está más que desacreditada. Maurras era ateo, siempre lo fue, y solo le interesaban los aspectos culturales del catolicismo.

    1. La conversión de Maurras no es una leyenda sino una realidad. Monseñor Gaillard, el arzobispo de Tours encomendó al canónigo Arístides Cormier la tarea de visitarlo. El celoso sacerdote al término de su libro «Mis conversaciones con Maurras y su vuelta ala Iglesia» Nacional, Madrid, 1965, escribe: «Se solo como murió: reconciliado con Dios por la recepción de los sacramentos y vuelto a la Iglesia Católica por la puerta grande, que honró con su liturgia sus despojos mortales y aplicó a su alma el sufragio de su oración».

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