Antes no lo creía, pero me da que los cardenales acabarán optando por lo seguro dado que no serán capaces de ponerse de acuerdo sobre qué rumbo debe seguirse ahora (otro de los legados del constante «yo me lo guiso, yo me lo como» de Francisco). ¿Y quién más seguro que Pietro Parolin, que encima se llama Pedro? Me da que el astuto discípulo de Sodano está maniobrando para que el pontificado no se le escape, con la complicidad del decano Re y del vicedecano Sandri. Veo su mano en el retrasar el inicio del Cónclave hasta el 7 de mayo. Más días significa más discusiones y por lo tanto más dudas, y más dudas significa más deseo de seguridad y más deseo de seguridad son votos para el ex secretario de Estado. Ya lo veréis. También veo su mano en la extraña exclusión de Becciu y sobre todo en que éste haya aceptado casi sin protestar. Una fuente de conflicto potencial menos que podría alimentar una minoría de bloqueo. La cautelosísima homilía de Re también lleva la mano de Parolin. Su plan es no armar ruido y presentarse como el candidato de la tranquilidad. «Ya sabéis quién soy, ya sabéis de qué pie cojeo, ahora necesitamos seguridad y tranquilidad, no otro que lo arrase todo».