
Espero que en esta nueva ocasión la profesora del «trapo», el colegio, la congregación agonizante de La Salle y el Gobierno de las Bakeares se traguen su reconcomio. Con all i oli si quieren para que les pase mejor.
El ordinario, y tanto, del lugar, seguirá callado. Y la Conferencia Episcopal, Omella debe estar para otras cosas y no para lo que ocurra en los colegios católicos, aunque en alguno de ellos se pretenda abusar, si bien no sexualmente de los niños.