El acompañamiento personal en la Exhortación Apostólica «La alegría del Evangelio»

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 EvGaudium

En una de sus Cartas a Timoteo San Pablo entrevé el final de sus días y resume su vida con estas palabras: He peleado el noble combate, he recurrido el camino, he guardado la fe (2 Tim 4, 7).  La Carta rebosa cariño paterno hacia Timoteo, joven obispo de Éfeso, a quien Pablo ha formado desde su juventud y que ahora tiene una larga tarea por delante. ¡Qué gran cosa será poder decir al final de nuestros días he recorrido el camino! La vida de cada cristiano es eso, un camino, un recorrido, que requiere tiempo (el tiempo que Dios nos concede a cada uno); un camino que se descubre día a día,  con unas pautas de crecimiento que sólo la paciencia de Dios conocen, con una meta que es el mismo Cristo.

Sin la ayuda de Dios y sin la guía de quienes andan también ese camino y tienen ya la experiencia de muchas etapas recorridas, es difícil acertar y no descaminarse. Los primeros discípulos fueron conducidos por el mismo Jesús. Después de su entronización en el Cielo y la Pentecostés fueron los Apóstoles quienes guiaron a sus hermanos. Ahora nos guían los sucesores de los Apóstoles, unidos en comunión con el Sucesor de Pedro. Y siempre es Cristo Cabeza quien conduce, cooperando el Espíritu Santo, a todos los suyos, tanto pastores como simples fieles.

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El que anda solo, sin referencia a otros hermanos, sin acompañamiento espiritual,  corre el peligro de perder la orientación  y de gastar el tiempo en un darse vueltas a sí mismo, como ocurre a veces en caminos de montaña cuando la niebla borra el horizonte más próximo.

En su reciente Exhortación Apostólica el Papa Francisco dedica nada menos que cinco puntos a un solo tema: El acompañamiento personal de los procesos de crecimiento (La alegría del Evangelio, nn. 169-173). Podemos leer la enseñanzas del Santo Padre de dos maneras, no excluyentes entre sí sino complementarias. Por una parte, todos (sacerdotes, laicos, padres o madres de familia, amigos de nuestros amigos) tendremos ocasión y muchas veces el deber de acompañar a otros en su proceso de crecimiento. Por otra parte, todos (sacerdotes y laicos, simplemente cristianos) tenemos la necesidad de ser acompañados personalmente en nuestro caminar.

En un lenguaje más tradicional a este acompañamiento personal en la maduración de la vida cristiana de una persona se ha llamado también dirección espiritual. Esencialmente se trata de lo mismo, con variaciones de tipo práctico, de concreción o de método. Pienso que, en la mayoría de los casos, ni nos damos cuenta. Cuando de verdad nos movemos en la onda sobrenatural acompañamos y somos acompañados de modos muy sencillos.

En una civilización paradójicamente herida de anonimato y, a la vez obsesionada por los detalles de la vida de los demás, impudorosamente enferma de curiosidad malsana, la Iglesia necesita la mirada cercana para contemplar, conmoverse y detenerse ante el otro cuantas veces sea necesario. En este mundo los ministros ordenados y los demás agentes pastorales pueden hacer presente la fragancia de la presencia cercana de Jesús y su mirada personal. La Iglesia tendrá que iniciar a sus hermanos —sacerdotes, religiosos y laicos— en este «arte del acompañamiento», para que todos aprendan siempre a quitarse las sandalias ante la tierra sagrada del otro (cf. Ex3,5). Tenemos que darle a nuestro caminar el ritmo sanador de projimidad, con una mirada respetuosa y llena de compasión pero que al mismo tiempo sane, libere y aliente a madurar en la vida cristiana (La alegría del Evangelio, n. 169)

En el acompañamiento dirección espiritual es clave ese equilibrio entre proximidad y respeto.

Jorge Salinas

Comentarios
0 comentarios en “El acompañamiento personal en la Exhortación Apostólica «La alegría del Evangelio»
  1. Realmente me alegra padre Jorge su acompañamiento,me agrada saber y destacar la necesidad de vernos a compañados y acompañar este pregrinaje que llevamos y que nos conduce a Cristo no lo podemos llevar solo ,sino acompañados con respeto y amor-Realmente me ayuda mucho su acompañamiento lo necesito gracias y que Dios y la virgen María le acompañen siempre…

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