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Del infanticidio a la eutanasia. También esto forma parte del “buen vivir” en la Amazonia

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Marcia María de Oliveira, brasileña, forma parte de los 25 colaboradores de los dos secretarios especiales del sínodo de la Amazzonia: el jesuita Michael Czerny, hecho cardenal por el papa Francisco el pasado 5 de octubre, y el dominico David Martínez de Aguirre Guinea, obispo de Puerto Maldonado, Perú.

La señora de Oliveira es especialista en sociedades y culturas amazónicas y ha sido llamada a colaborar como “experta” junto a, entre otros, el argentino Carlos María Galli, teórico de la “teología del pueblo”, y el alemán Paulo Suess, docente de teología “inculturada” y coautor del documento base del sínodo, el discutido “Instrumentum laboris”.

En calidad de experta, la señora de Oliveira participó en la rueda de prensa sinodal del martes 15 de octubre, en la que, respondiendo a una pregunta, retomó la cuestión de los infanticidios llevados a cabo en algunas tribus amazónicas, con la premisa de que se trata de cuestiones “muy complejas”, que hay que valorar “desde distintas perspectivas”, sobre todo en su relación con lo sagrado.

A continuación publicamos la transcripción textual de sus palabras al respecto, pronunciadas en portugués con traducción simultánea en otros idiomas.

La transcripción está tomada del vídeo que se grabó durante la rueda de prensa, a partir del minuto 47’18’’ al minuto 48’17’’:

“Yo personalmente no he acompañado a ninguna comunidad que tenga esta práctica como una cuestión ritual o política. Hay algunas comunidades que establecen algunas técnicas o algunas determinaciones colectivas de control de natalidad. Está todo en relación con el tamaño de la familia y la amplitud de sus grupos. Todo esto está basado en la manutención, la supervivencia, la alimentación, cuántas personas conforman el grupo… También tiene mucho que ver con las relaciones internas, hasta qué punto ese niño, ese anciano, esa persona mayor puede acompañar al grupo en lo que son sus traslados internos”.

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Hasta aquí las palabras de la experta en culturas amazónicas Marcia María de Oliveira, que ciertamente se concilian muy poco con las reiteradas exaltaciones acríticas –antes y durante el sínodo– del “buen vivir” de esas tribus, descrito en el ”Instrumentum laboris” como “harmonia consigo mesmo, com a natureza, com os seres humanos e com o Ser supremo, dado que existe uma intercomunicação entre o cosmo inteiro, onde não há excludentes nem excluídos”.

Pero esto no es todo. En las palabras de la señora de Oliveira hay una alusión a la eliminación selectiva no sólo de los niños, sino también de los ancianos, respuesta al objeto de la pregunta que le había dirigido en la rueda de prensa el periodista suizo Giuseppe Rusconi.

De hecho, unos días antes, en otra rueda de prensa sinodal, la del sábado 12 de octubre, el obispo de São Félix, Adriano Ciocca Vasino –sucesor de Pedro Casaldaliga, de 91 años y ultradefensor de los indígenas-, había dicho: “Mis  indios me dicen que los blancos son crueles porque dejan vivir a los ancianos que no son autosuficientes. Y así obligan al espíritu de los ancianos a permanecer encadenado a su cuerpo. Y el espíritu, encadenado, no puede derramar sus beneficios sobre el resto de la familia”.

También esto fue dicho con una distancia imperturbable, sin entrar en valoraciones y llevando al límite más extremo el consejo dado por el papa Francisco el día de apertura del sínodo: “Nos acercamos a los pueblos amazónicos en punta de pie, respetando su historia, sus culturas, su estilo del buen vivir”.

Comentarios
2 comentarios en “Del infanticidio a la eutanasia. También esto forma parte del “buen vivir” en la Amazonia
  1. Es evidente que las prácticas del NOMS (nuevo orden mundial satánico) de sacrificio de inocentes por el aborto y la eutanasia, que nos han metido ya en casi todas las legislaciones europeas, están presentes en el programa sinodal como «valores indígenas». En realidad la secta ha escogido Amazonia porque sus cultos, en la medida en que perviven, coinciden con el culto satánico occidental y les permiten introducirlo más o menos disimuladamente en la Iglesia, como ya han hecho en los jardines vaticanos.

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