Comunión a los divorciados vueltos a casar. El sí «in pectore» de Francisco

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El Papa ha dado el vía libre a la discusión. Entre los favorables y los contrarios, él no se pronuncia, pero parece estar más cerca de los primeros que de los segundos. Un teólogo australiano explica el porqué  de Sandro Magister para Chiesa

ROMA, 8 de septiembre de 2014 – El último por orden de tiempo en reclamar un cambio radical en la praxis y en la doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio ha sido el obispo de Amberes, Bélgica, Johan Jozef Bonny. Lo ha hecho a inicios de septiembre con un memorandum de treinta páginas en distintos idiomas que ha enviado al Papa Francisco. Los cardenales, obispos y teólogos que invocan el cambio y, por consiguiente, la concesión de la comunión eucarística a los divorciados vueltos a casar se apoyan para su tesis, sin dudarlo, en un presunto apoyo de Jorge Mario Bergoglio: argumento clave del sínodo de los obispos sobre la familia convocado en Roma, en su primera sesión, el próximo mes de octubre. El Papa Francisco nunca ha dicho explícitamente cuál es su posición en la disputa – a la que ha dado inicio intencionadamente – entre los fautores y los opositores al cambio. Cuando, por ejemplo, defendió con palabras fuertes la encíclica de Pablo VI «Humanae vitae» decepcionó a los progresistas, que ven justamente en esta encíclica un emblema de la desastrosa separación de la Iglesia del espíritu del tiempo y de la práctica de los mismos fieles. Viceversa, son cada vez más los que testimonian cómo Bergoglio, cuando era arzobispo, animaba a sus sacerdotes a dar la comunión también a los convivientes o a los divorciados vueltos a casar. Parece ser que él mismo, como Papa, el pasado abril aconsejó por teléfono a una mujer de Buenos Aires, casada por lo civil con un divorciado, a «comulgar en otra parroquia si su párroco le negaba la comunión». Esto según el relato de la mujer, relato que no ha sido desmentido. En cualquier caso, la idea de que el Papa Francisco tiende más hacia la parte progresista lo confirma el apoyo que ha expresado en diversas ocasiones al cardenal Walter Kasper, el número uno de los fautores del cambio, al que le encargó la introducción a la discusión sobre el tema de la familia en el consistorio de los cardenales, en febrero pasado. Ese encargo dado a Kasper es suficiente para marcar un cambio. A principios de los años noventa el cardenal alemán, en esa época obispo de Rotemburgo, junto a los obispos de Maguncia Karl Lehmann y de Friburgo Oskar Saier, fue protagonista de un memorable enfrentamiento con el entonces prefecto de la congregación para la doctrina de la fe Joseph Ratzinger, precisamente sobre la cuestión de la comunión a los divorciados vueltos a casar. Dicho enfrentamiento terminó con la victoria de Ratzinger, que contaba con el pleno apoyo de Juan Pablo II. Y durante un par de decenios Kasper ya no intervino sobre el argumento. Pero desde que Bergoglio es Papa, el octogenario cardenal ha vuelto a la primera línea para proponer de nuevo sus tesis, esta vez con el evidente apoyo del sucesor de Pedro. El obispo Bonny, antes de ser asignado en 2009 a la diócesis belga de Amberes, había sido un estrecho colaborador de Kasper en el pontificio consejo para la unidad de los cristianos, presidido por el cardenal. Y en el memorandum con el que ahora reclama un cambio, no sólo en la praxis sino también en la doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio, la citas de Papa Francisco abundan. Todas ellas interpretadas a favor del cambio. Por ello surge la pregunta: ¿hasta que punto está fundada la atribución de Francisco al campo de los progresistas en lo que atañe la cuestión de la comunión a los divorciados vueltos a casar? Y esta convergencia, si existe, ¿es sólo ocasional o sustancial? Responde a esta pregunta un teólogo que ya ha intervenido en este sitio web ilustrando las novedades en el método del documento más representativo del Papa Bergoglio, la «Evangelii gaudium»: el australiano Paul-Anthony McGavin (en la foto), 70 años, sacerdote de la archidiócesis de Canberra y Goulburn y asistente eclesiástico en la Universidad de Canberra. McGavin es favorable a un cambio y no esconde su sintonía con las posiciones de Kasper. Pero no escribe sobre esto. Más bien dedica su ensayo a mostrar la afinidad entre las propuestas de innovación y la «metodología» de Francisco, poco propenso a cualquier «sistema-cerrado», ya sea pastoral o doctrinal. Según McGavin, también Ratzinger tenía una metodología igual de «abierta». Y en la parte inicial de su ensayo desarrolla ampliamente esta afinidad entre los dos últimos Papas, hasta el punto que quien lee es inducido a pensar que Francisco está a punto de llevar a cabo lo que Benedicto XVI también estaba predispuesto a hacer. Pero las expectativas se centran en el Papa reinante. Porque al final, después de los dos sínodos, será él quien tendrá que decidir el camino que hay que recorrer, sobre el matrimonio en general y sobre la comunión a los divorciados vueltos a casar en particular. Un camino de innovación pastoral, y también doctrinal, que – según lo que argumenta McGavin – estaría ya presente en la mente de Francisco. El texto íntegro en inglés del ensayo del teólogo australiano: > Reconciling anomalies: a hermeneutic on divorce and remarriage Y aquí, a continuación, un amplio extracto del mismo, traducido. __________ ANOMALIAS QUE HAY QUE RECONCILIAR: UNA HERMENÉUTICA SOBRE EL DIVORCIO Y LAS SEGUNDAS NUPCIAS de Paul-Anthony McGavin Ha habido maniobras y contramaniobras, en vista del próximo sínodo sobre la familia, para una reexamen de la tradición latina sobre divorcio y nuevo matrimonio. Ambas direcciones del movimiento han tenido el apoyo del Papa Francisco. El prefecto de la congregación para la doctrina de la fe, cardenal Müller, ha publicado una nota en «L’Osservatore Romano» del 25 de octubre de 2013 en la que confuta las tesis de quien quisiera permitir un segundo matrimonio mientras el primer cónyuge está aún en vida. El Papa Francisco invitó al cardenal Kasper a pronunciar el discurso inaugural en el consistorio sobre la familia, en el que sostuvo que no era suficiente considerar el problema sólo desde una perspectiva sacramental. Presumiblemente, el documento de Müller obtuvo el permiso del Papa y consta que el Papa elogió el discurso de Kasper como teología «profunda y serena». Estas posiciones, aparentemente opuestas, no son fáciles de conciliar. La presente nota se basa en los enfoques metodológicos de Joseph Ratzinger y de Jorge Bergoglio, con el fin de sugerir un camino hacia la conciliación de estas anomalías. […] El Papa emérito Benedicto XVI es un estudioso de una amplitud y profundidad que el Papa Francisco no posee en la misma medida. Pero, cada uno a su manera, ambos demuestran un alcance en su práctica de la teología que va más allá de los límites de un pensamiento que actúa de una única manera en su modo de razonar filosófica y canónicamente. Sus mentalidades no son del tipo sistema-cerrado. […] Ni la metodología de Ratzinger ni la de Bergoglio es simplemente fenomenológica. […] Ratzinger capta un sentido de la congruencia entre filosofía y empirismo en su ensayo de 2004, «Verdad y tolerancia», cuando sostiene la verdad esencial de la Torah citando al apóstol Pablo: «En efecto, cuando los gentiles, que no tienen ley, cumplen naturalmente las prescripciones de la ley, sin tener ley, para sí mismos son ley» (Rm 2, 14-15). Esta es, esencialmente, una reafirmación del derecho natural. Sin embargo, no es la ley natural tal como es entendida en términos filosóficos silogísticos, ni en términos de derecho positivo, sino la ley natural entendida como una congruencia entre postulado (que puede ser una articulación deóntica de la ley tal como se encuentra en el Decálogo) y realidad empírica, que testimonia la coherencia y la integridad de un testimonio vivo. Dicho enfoque integral no es la «teología de escritorio» que Bergoglio denuncia en la «Evangelii gaudium» (n. 133). Las palabras del Papa Francisco no están siempre calibradas en su expresión, pero visto metodológicamente su enfoque es coherente con una perspectiva ratzingeriana. Es precisamente este tipo de acercamiento de la ley natural a la teología moral el que es contestado por quienes se sienten turbados por los propósitos alentadores de Jorge Bergoglio hacia una reconsideración de la cuestión divorcio y nuevo matrimonio. Las contestaciones más fuertes se centran normalmente sobre Walter Kasper más que sobre el Papa Francisco. Una de las primeras contestaciones ha venido del cardenal Burke, prefecto del tribunal supremo de la signatura apostólica, que ha declarado en una entrevista a EWTN del 20 de marzo de 2014: «A mi juicio, como canonista no creo que sea posible… que el enfoque de la Iglesia [en materia de divorcio y nuevo matrimonio] pueda cambiar» y: «Estamos hablando precisamente de las palabras de Cristo mismo en el Evangelio con las que enseñó la indisolubilidad del matrimonio». Los temas tratados en este breve pasaje de la entrevista del cardenal Burke aclaran que la cuestión del divorcio y nuevo matrimonio atraviesa también el derecho canónico, la teología dogmática, la teología sacramental y la teología bíblica. Visto que los temas son complejos y cubren un amplio horizonte, esta breve entrevista concede escaso margen a la respuesta. En el curso de los años, el derecho canónico de la Iglesia ha sabido dar varias respuestas no convencionales a las anomalías pastorales. Por citar sólo algunas: los votos religiosos solemnes a Dios pueden ser dispensados; los que han recibido las órdenes sagradas pueden pasar al estado laico y contraer matrimonio válidos; los católicos que han contraído matrimonios no válidos pueden obtener la convalidación retroactiva del mismo y los que han contraído matrimonios civiles con irregularidades canónicas pueden, después del divorcio civil, contraer otro matrimonio con validez eclesial. Decir sencillamente «no pienso que sea posible» parece excesivamente determinativo excluyendo ulteriores desarrollos en toda la gama de las consideraciones implicadas. También la referencia a las palabras del Señor: «Pues bien, lo que Dios unió, no lo separe el hombre» y «Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquella» (Marco 10, 9.11) son citadas de una manera deóntica que parecen no implicar ninguna herméutica. […] La inclusión de «excepto el caso de fornicación [porneias]» en el primer texto de Mateo sobre esta materia (Mateo 5, 31-32) podría referirse a la «indecencia» de Deuteronomio 24, 1, pero podría también reflejar algo de la jurisprudencia matrimonial en la Iglesia primitiva. Ciertamente, el modo como trata de ello Pablo hace entender que la jurisprudencia matrimonial no era simplemente una cuestión resuelta en la época apostólica (1 Corintios 7, 10-15). El objetivo de mis observaciones no es disminuir la enseñanza del Señor sobre la naturaleza del matrimonio. Es más bien aclarar que la recepción de esta enseñanza comporta actos de interpretación y de razonamiento, requiere una «hermenéutica de la continuidad». […] Ni siquiera una teología sacramental o moral de tipo noético cierra la cuestión y es improbable que el Papa Francisco se deje amedrentar por dichas presiones al cierre o – utilizando la expresión de Joseph Ratzinger – a la aceptación de una visión de la teología ortodoxa como «mera repetición de las declaraciones doctrinales del magisterio o de las fórmulas tradicionales». […] Un impresionante ejemplo de dicha argumentación es el largo ensayo de John Corbett O.P. y de siete colaboradores publicado en el número de verano 2014 de «Nova et Vetera» con el título: «Propuesta recientes para la pastoral de los divorciados y vueltos a casar». Encuentro la erudición de este ensayo impresionante por su amplitud y precisión. Pero me parece típico de cómo Ratzinger recuerda la teología en el seminario: «La lógica cristalina me parecía demasiado cerrada en sí misma, demasiado impersonal y preconfeccionada». A través de las áreas de la teología sacramental, la antología de la historia de la Iglesia y los documentos del magisterio, los autores impresionan presentando argumentos que son silogísticamente compactos, pero menos seguros en términos de solidez. […] Aunque parezca duro decirlo, es como si Corbett y sus colaboradores no se hubieran sentado nunca en un confesionario. […] En el confesionario las historias desgarradoras del fracaso de un matrimonio no se centran, en su mayoría, en «impurezas» de uno u otro tipo. Los problemas principales son cosas como la falta de comunicación, crueldades repetidas, insensibilidad profunda, humillación constante del otro que es tratado como una mercancía o un proveedor de bienes y servicios, y la muerte de una convivencia que no es un matrimonio. […] La comprensión del confesor, expresada implícitamente o con pocas palabras, a menudo provoca el llanto en el penitente. No son tanto lágrimas de arrepentimiento y dolor, como de alivio por el hecho que alguien haya escucha con comprensión y transmitido un sentido de misericordia  como aprendido de Jesús. Los que construyen una posición opuesta a la del cardenal Kasper están preocupados por la «falsa misericordia»; es justo preocuparse por la misericordia que es practicada injustamente y concebida falsamente. Pero la misericordia debe estar, a pesar de todo, en el centro de toda acción de la Iglesia y de los ministros de la Iglesia. Un pequeño libro del cardenal Kasper lleva por título: «Misericordia: esencia del Evangelio y clave de la vida cristiana». No haré aquí una valoración crítica de este trabajo. Pero el hecho es que el Papa Francisco ha exclamado: «Este libro me ha hecho mucho bien». […] Tenemos que buscar lo bueno en las propuestas de Kasper y responder con profundidad y con sabiduría para descubrir cómo podemos ser instrumentos de la misericordia auténtica. […] Mi experiencia en el curso de los años me lleva a observar que quienes siguen practicando la fe después de un divorcio civil y un nuevo matrimonio civil no son normalmente personas del tipo «monogamia en serie», sino que son personas que en términos fenomenológicos han experimentado la muerte de un matrimonio. El compañero del matrimonio puede aún estar en vida, pero el matrimonio ya no. […] Quien mira esta cuestión sólo en términos de derecho canónico y de técnica de la teología sacramental no puede admitir la muerte de un matrimonio. Vistas por los opositores de Kasper, las narraciones de los penitentes que he relatado son sencillamente declaraciones fenomenológicas y no declaraciones de «realidad». A juicio de los opositores, la celebración del contrato matrimonial efectúa un cambio ontológico, así como la válida celebración del bautismo efectúa un cambio ontológico en la persona bautizada y como la válida celebración de los sagrados misterios  efectúa un cambio ontológico que es explicado como transubstanciación. Este es un verdadero dilema, porque la Iglesia no ha tratado nunca las cuestiones solamente en términos fenomenológicos. En términos fenomenológicos, por ejemplo, Jesús era «hijo de José»; en términos fenomenológicos, Jesús ha sufrido una muerte que ha roto todas las esperanzas de quienes Él había elegido como apóstoles. Las verdades de la fe cristiana son otra cosa. Así, también en términos fenomenológicos se pueden encontrar actos de un cónyuge o de cónyuges que están en neto contraste  con lo que es profesado por el estado matrimonial.  Los opositores de Kasper sostienen que el estado matrimonial permanece también frente a dichas violaciones y ante la muerte fenomenológica. El día después de haber escrito esta nota hasta este punto, leí las siguientes palabras en el discurso del Papa Francisco a los obispos de Asia el 17 de agosto de 2014 en Corea: «Hay una tercera tentación: la aparente seguridad que se esconde tras las respuestas fáciles, frases hechas, normas y reglamentos. Jesús luchó mucho con esa gente que se escondía detrás de las normas, los reglamentos, las respuestas fáciles… Los llamó hipócritas. La fe, por su naturaleza, no está centrada en sí misma, la fe tiende a “salir fuera”. Quiere hacerse entender, da lugar al testimonio, genera la misión. En este sentido, la fe nos hace al mismo tiempo audaces y humildes en nuestro testimonio de esperanza y de amor. San Pedro nos dice que tenemos que estar dispuestos a dar razón de nuestra esperanza a quien nos lo pidiere (cf. 1 P 3,15). Nuestra identidad de cristianos consiste, en definitiva, en el compromiso de adorar sólo a Dios y amarnos mutuamente, de estar al servicio los unos de los otros y de mostrar mediante nuestro ejemplo no sólo lo que creemos sino también lo que esperamos y quién es Aquel en quien hemos puesto nuestra confianza (cf. 2 Tm 1, 12)». Permanece el hecho de que precisamente dichas perspectivas de sistema-cerrado han sido contestadas frontalmente cuando el cardenal Kasper empezó su discurso al consistorio: «No basta considerar el problema sólo desde el punto de vista y la perspectiva de la Iglesia como institución sacramental. Necesitamos un cambio de paradigma y tenemos… considerar la situación también desde el punto de vista de quienes sufren y piden ayuda». Efectivamente, Kasper está diciendo que un paradigma recibido de la teología sacramental no puede ser nuestro único paradigma para enfrentarnos a situaciones complejas que no pueden ser tratadas desde esta perspectiva. Y en su entrevista publicada el 7 de mayo de 2014 en «Commonweal» dijo: «Tenemos nuestros recursos para encontrar una solución». No es ahora mi objetivo «encontrar una solución» – que es, entre otras cosas, el desafío de los próximos sínodos de la Iglesia y del Santo Padre en comunión con toda la Iglesia. Pero quiero decir que es arrogante y engañoso hablar con desdén de la práctica ortodoxa de la oikonomia, «economia», que puede permitir un segundo matrimonio no sacramental, a la manera del cardenal Müller: «Esta práctica [de la oikonomia] no puede conciliarse con la voluntad de Dios»; como a la manera de Corbett y sus colaboradores. […] Me gustaría también añadir que quien se opone a Kasper se equivoca cuando ve una cierta correspondencia entre la praxis anglicana y la ortodoxa (Corbett). El fracaso de la disciplina anglicana del matrimonio es contemporáneo y se ha verificado durante mi vida ministerial. La jurisprudencia matrimonial ortodoxa viene de lejos y aunque el mundo de la ortodoxia es mucho más pequeño que el del catolicismo latino, uno no necesita dedicarse a estudios demográficos sofisticados para observar que en la ortodoxia el matrimonio ha mostrado y sigue mostrando una estabilidad general que se está perdiendo en el catolicismo latino. No estoy proponiendo la praxis ortodoxa como una panacea, pero me parece evidente que una conversación seria entre la perspectiva ortodoxa y la latina sería muy útil en las actuales circunstancias de conflicto. Lo que se necesita es una conversación seria. Lo que ha dicho el cardenal Kasper no es «la última palabra». Nuestro actual Santo Padre habla a menudo «ad libitum» y sus palabras son «últimas palabras» sólo en circunstancias limitadas. Pero personas como el cardenal Burke y el padre Corbett y sus colaboradores han intentado dar carácter definitivo a palabras que son controvertidas más que opuestas. He empezado esta nota hablando de la coherencia entre las metodologías de Ratzinger y Bergoglio. […] La siguiente cita de la «Evangelii gaudium» es un ejemplo del modo de pensar del Papa Francisco, que es holístico, concreto y pastoral: «Existe… una tensión bipolar entre la idea y la realidad. La realidad simplemente es, la idea se elabora. Entre las dos se debe instaurar un diálogo constante, evitando que la idea termine separándose de la realidad. Es peligroso vivir en el reino de la sola palabra, de la imagen, del sofisma. De ahí que haya que postular un tercer principio: la realidad es superior a la idea. Esto supone evitar diversas formas de ocultar la realidad: los purismos angélicos, los totalitarismos de lo relativo, los nominalismos declaracionistas, los proyectos más formales que reales, los fundamentalismos ahistóricos, los eticismos sin bondad, los intelectualismos sin sabiduría» (n. 231). __________ El precedente servicio de www.chiesa sobre el tema, con los vínculos a los principales textos de la disputa: > Müller: «Estas teorías son radicalmente erróneas» (29.7.2014) __________ Sobre la misma cuestión está en la imprenta en los Estados Unidos, publicado por Ignatius Press, un volumen titulado: «Remaining in the Truth of Christ: Marriage and Communion in the Catholic Church». El volumen recoge las réplicas de cinco cardenales, del arzobispo secretario de la congregación vaticana para las Iglesias orientales y de tres estudiosos a las tesis del cardenal Walter Kasper en la relación de apertura del consistorio de febrero de 2014. Estos son los nueve capítulos del volumen: 1. The Argument in Brief ?Robert Dodaro, O.S.A. 2. Dominical Teaching on Divorce and Remarriage: The Biblical Data Paul Mankowski, S.J. 3. Divorce and Remarriage in the Early Church: Some Historical and Cultural Reflections John M. Rist 4. Separation, Divorce, Dissolution of the Bond, and Remarriage: Theological and Practical Approaches of the Orthodox Churches Archbishop Cyril Vasil’, S.J. 5. Unity and Indissolubility of Marriage: From the Middle Ages to the Council of Trent Walter Cardinal Brandmüller 6. Testimony to the Power of Grace: On the Indissolubility of Marriage and the Debate concerning the Civilly Remarried and the Sacraments Gerhard Ludwig Cardinal Müller 7. Sacramental Ontology and the Indissolubility of Marriage Carlo Cardinal Caffarra 8. The Divorced and Civilly Remarried and the Sacraments of the Eucharist and Penance Velasio Cardinal De Paolis, C.S. 9. The Canonical Nullity of the Marriage Process as the Search for the Truth Raymond Leo Cardinal Burke El agustino Roberto Dodaro, editor del volumen, es decano del instituto patrístico «Augustinianum» de Roma. El jesuita Paul Mankowski es docente en el Lumen Christi Institute de Chicago. El profesor John M. Rist enseña historia y filosofía antigua en la Universidad de Toronto y en la Catholic University of America de Washington. La Ignatius Press ha sido fundada y está dirigida por el jesuita Joseph D. Fessio, perteneciente a la Schülerkreis, el círculo de discípulos de Joseph Ratzinger teólogo. __________ El ensayo anterior de Paul-Anthony McGavin publicado en www.chiesa sobre las novedades de método de la «Evangelii gaudium»: > Alegría y dolores del magisterio de Francisco (15.4.2014) __________ Traducción en español de Helena Faccia Serrano, Alcalá de Henares, España.

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