| 26 junio, 2015
ROMA, 26 de junio de 2015 – «No hemos tenido nunca tanto trabajo», asegura el embajador británico ante la Santa Sede, Nigel Baker. «Todos los gobiernos nos piden continuamente informes sobre los movimientos del Papa Francisco». La encíclica ecológica «Laudato si'», tan armonizada con la Expo alimentaria de Milán y con las cumbres mundiales sobre el clima, es el último golpe maestro de un pontífice que ha vuelto a situar a la Iglesia entre los protagonistas de la geopolítica. Con Vladimir Putin que, en su presencia, besa los iconos y se hace el signo de la cruz (ver foto). Con Simon Peres y Mahmoud Abbas acudiendo juntos para rezar a su lado. Con Raúl Castro que le promete regresar a la iglesia. El incidente de hace dos meses con Turquía, causado por la denuncia que hizo el Papa Francisco del genocidio armenio enfureciendo a Recep Tayyip Erdogan, no parece haber turbado este idilio universal. En la secretaría de Estado el cardenal Pietro Parolin, diplomático de alto nivel, vigila para que ningún movimiento impulsivo turbe sus pacientes tramas. Y Francisco casi siempre se adapta, aun a costa de causar dolor entre muchos de sus fieles. Es lo que sucede en Cuba, donde en el coro general que ensalzaba la distensión propiciada por el Papa según han reconocido Obama y Castro, no se ha oído ni una sola palabra por parte del Vaticano en relación a los mártires del régimen, a los cientos de personas que han muerto en el mar huyendo de la dictadura, a los miles de opositores inocentes que aún están en la cárcel. Sucede lo mismo en Ucrania, donde millones de católicos de rito oriental, con a la cabeza sus obispos, se han sentido heridos y lo han dicho en voz alta, por la definición de «guerra fratricida» aplicada por el Papa a su defensa de las anexiones y agresiones rusas. Sucede lo mismo en China, donde el cardenal Giuseppe Zen Ze-kiun se define decepcionado por el silencio de Roma y del Papa sobre los dos obispos que han desaparecido en la cárcel, sobre otro arrestado, sobre las cruces destruidas, sobre la libertad negada, en la vana ilusión de que este silencio pueda reiniciar las relaciones diplomáticas con Pekín. Y sin embargo hay otro aspecto, menos conocido y más audaz, en la geopolítica del Papa Francisco y de su secretario de Estado, que impide situarlos a nivel de la pura Realpolitick. A veces Francisco actúa por su cuenta, como sucedió en Turquía, cuando tras haber pisado el freno durante mucho tiempo, por fin se ha rebelado a la cautela dictada por la secretaría de Estado sobre el genocidio armenio, sin preocuparse de los contragolpes que de ello se derivarían. Pero lo más frecuente es que la acción esté acordada entre el Papa y sus diplomáticos. Es el caso, por ejemplo, del acuerdo entre la Santa Sede y el Estado de Palestina estipulado el 13 de mayo, ratificado por el gobierno de Ramallah y firmado definitivamente el 26 de junio en el Vaticano. De hecho, la novedad en este caso no consiste, como han escrito muchos, en la fórmula «Estado de Palestina», ya regularmente en uso en el Vaticano desde el final del pontificado de Benedicto XVI, sino sobre todo en el reconocimiento explícito de la libertad de religión y de conciencia, como también de la libertad de la Iglesia no sólo en los lugares de culto sino también en las actividades caritativas y sociales, en la enseñanza, en los medios de comunicación; en resumen, en la vida pública. Se trata de un reconocimiento sin precedentes por parte de un país musulmán y podría abrir el camino a avances similares en otros países. No es casualidad que el cardenal Parolin haya viajado la semana pasada a Abu Dhabi para inaugurar una nueva iglesia junto a las más altas autoridades de los Emiratos Árabes Unidos: un mensaje elocuente para la vecina Arabia Saudita, donde la sola posesión de una Biblia sigue siendo un reato gravísimo. Y después tenemos a la ONU, donde la Santa Sede es de todo menos condescendiente. Aquí nada ha cambiado desde la llegada del Papa Francisco. Sus representantes en el Palacio de Cristal siguen oponiéndose con todas sus fuerzas a fórmulas del tipo «salud reproductiva», «igualdad de género», «planificación de la natalidad». Cada vez que aparecen en algún documento solicitan que se quiten y si no lo consiguen hacen que se ponga en acta su disentimiento. En resumen, en la escena mundial el Papa Francisco no ha dejado de defender la vida que nace y la familia natural. El 25 de noviembre de 2014, en Estrasburgo, ante el parlamento europeo, no ha dudado en reprender por los «niños asesinados antes de nacer». Sobre esto los gobiernos prefieren correr un tupido velo y los grandes medios de comunicación hacen oídos sordos. Pero el hecho permanece. __________ Esta nota ha sido publicada en «L’Espresso» n. 26 del 2015, en los kioscos a partir del 26 de junio, en la página de opinión titulada «Settimo cielo» confiada a Sandro Magister. He aquí el índice de todas las notas precedentes: > «L’Espresso» al séptimo cielo __________ PARA SABER MÁS Las palabras del embajador Nigel Baker citadas al inicio de la nota han sido tomadas de esta lección que impartió el 4 de marzo de 2015 en el Ushaw College de Durham, en Gran Bretaña: > Holy See: The challenge of Pope Francis. A diplomatic perspective Para ulteriores detalles sobre el incidente con Turquía y sobre la «concordia discors» entre el Papa y la secretaría de Estado sobre el genocidio armenio ver: > Genocidio armeno. Francesco tra diplomazia e «parresìa» El silencio general sobre las víctimas del régimen antidemocrático de Cuba ha sido denunciado, entre otros, por Pierluigi Battista en el «Corriere della Sera» del 18 de mayo de 2015: > Nuovo amore per Cuba. E peggio per i dissidenti Sobre el caso de Ucrania y la línea filorusa del Papa Francisco: > Inediti. Il discorso dell’arcivescovo maggiore ucraino al papa Sobre los disentimientos entre el cardenal chino Zen Ze-kiun y la diplomacia vaticana: > Sobre China los cardenales se baten a duelo, pero los mandarines dirigen el juego Sobre el acuerdo entre la Santa Sede y el Estado de Palestina, el comunicado conjunto del 13 de mayo de 2015: > Joint Statement… Y la entrevista explicativa a «L’Osservatore Romano» del subsecretario vaticano para las relaciones con los Estados, Antoine Camilleri, con el reconocimiento de la libertad religiosa señalado como «modelo para eventuales acuerdos con otros Estados de mayoría musulmana»: > Per il bene di tutta la società e della Chiesa Sobre la constante oposición de los diplomáticos vaticanos en servicio en las Naciones Unidas al aborto y a los «derechos» de los homosexuales, léase el ensayo de Colum Lynch en «Foreign Policy» del 11 de mayo de 2015: > Can Pope Francis Get the Catholic Church’s Mind Off of Sex? Y el discurso del 25 de noviembre de 2014 del Papa Francisco al parlamento europeo di Estrasburgo, con la denuncia de los «niños asesinados antes de nacer»: > Discurso __________ Traducción en español de Helena Faccia Serrano, Alcalá de Henares, España.
Con Cuba, Ucrania y China ha sido realista hasta el extremo, incluso a costa de causar dolor a los fieles. Pero después desafía a los países musulmanes sobre la libertad religiosa. Y en la ONU combate duramente contra el aborto y la ideología de género de Sandro Magister
