Sequentia ‘Annotamentum’: Sobre el Sacramento de la Confesión [II]

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§1.- Sobre el Sacramento de la Confesión
[II –  Lo Doctrinal].
Existe además una dimensión muy importante dentro de la praxis del sacramento mismo, que es lo referente al asunto doctrinal, que es parte fundamental para entender el declive que ha tenido el sacramento dentro de la praxis cristiana.
1.1.- Problemáticas Doctrinales en el Sacramento de la Penitencia.
Para ningún buen católico es extraño el hecho de que el sacramento de la Penitencia ha sufrido un declive notable. Esto se evidencia en dos aspectos:
El primero de ellos, hace alusión a una tendencia a la baja en la participación de los católicos en la celebración de los Sagrados Misterios (la Santa Misa dominical, es un ejemplo patente de este declive).
Esta tendencia, por cierto, que tiene relación con el comportamiento de los fieles, también tiene cierta influencia en la recepción de los sacramentos, particularmente en aquellos que escapan de lo que podemos denominar como «sacramentos culturales» (que corresponden a la administración de los sacramentos del Bautismo, Primera Comunión y Confirmación, los cuales están directamente relacionados con aspectos culturales de la sociedad «cristiana», y que son vistos meramente como una ocasión social necesaria y, en muchos casos, obligada), entre los cuales la Confesión es un ejemplo.
Por otro lado, otro aspecto evidente es la relación entre fieles que comulgan y los que se confiesan. Este es una característica que ha dado bastante que hablar, ya que es un aspecto que salta a la vista. Quizá no exista un estudio con rigor científico sobre esta relación, utilizando muestras de referencia y otro tipo de análisis. Sin embargo, utilizando una «estadística basada en la experiencia» de los laicos y los sacerdotes, se puede asegurar en forma estadísticamente significativa, que la cantidad de personas que reciben al Señor Sacramentado son mucho mayor a la cantidad de personas que se confiesan. Si bien existe la clásica expresión en base a dos escenarios posibles («O todos son Santos, o todos son sacrílegos»), me parece que la situación amerita un análisis más acabado.
Podemos identificar dos grupos claramente identificables:
  • Los «católicos practicantes», que han de representar alrededor de un 25-30% de quienes asisten a la Santa Misa. Son personas de Misa frecuente, y con confesión frecuente dentro de lo que manda la Iglesia (probablemente, con confesión trimestral/mensual/semanal), y en muchos casos, con dirección espiritual (inclusive, en el mismo confesionario como parte del sacramento mismo).
  • Los «católicos de paso», que han de representar alrededor de un 70-75% de quienes asisten a la Santa Misa. Son personas de Misa ocasional, que habitualmente asisten a las grandes celebraciones (Navidad, Semana Santa y otras fiestas de precepto), o bien, que asisten a ofrecer la Misa por el aniversario de algún familiar difunto. En este caso, muchos comulgan sin importar en el estado espiritual en el que se encuentren, con una aparente «inconsciencia» de la necesidad del sacramento de la confesión para el perdón de los pecados.
Lo anterior, como se dijo anteriormente, no es estadísticamente preciso, pero permite generar una idea del tipo de fieles que forman parte de la Iglesia, y de quienes se acercan a los sacramentos.
Filaconfesionario
Sacrificium Deo spiritus contribulatus: cor contritum, et humiliatum, Deus, non despicies.

Se pueden formular numerosas preguntas respecto a los dos fenómenos brevemente analizados: ¿qué provoca la disminución de los fieles en la Santa Misa? ¿Por qué la cantidad de fieles que se confiesa es menor a la cantidad de fieles que comulga, cuando en teoría debería ser relativamente similar? ¿Este fenómeno responde solo a causas pastorales? ¿Este fenómeno responde más bien a causas doctrinales? ¿Tiene que ver en estos fenómenos el proceso de «secularización interna» en la Iglesia?

Pues bien, intentaremos responder a estas interrogantes. Primero, podemos decir que el fenómeno de la descristianización de la sociedad y la «secularización interna» en la Iglesia son responsables en gran medida de los fenómenos anteriormente expuestos, pero en un aspecto más general, ya que influencian al hombre a abandonar a Dios y centrarse en lo mundano, cayendo en un brutal antropocentrismo donde Dios apenas tiene cabida. Además, la secularización interna en la Iglesia, denunciada por Benedicto XVI y otros pontífices, ha incidido no solamente en lo pastoral, que ya hemos analizado, sino que también en lo que respecta a lo doctrinal.
Ahora bien ¿Qué problemáticas doctrinales existen?. A riesgo de ser poco exhaustivo, podemos determinar la existencia de dos elementos sobre los cuales gira el problema doctrinal: La conciencia de Pecado y la conciencia respecto a los sacramentos.
Podemos ver con frecuencia que la conciencia de pecado es el problema más grave. En la actualidad, muchos católicos desconocen lo que es el pecado y las implicancias del mismo para la vida de la Fe. Ese desconocimiento es principalmente debido a la poca formación que existe hoy en las familias y en la catequesis. Sin embargo existe un aspecto adicional: la auto-justificación, es decir, el cometer pecados en forma consciente, considerándolos como errores menores o simplemente como acciones sin importancia (muchos casos, en consonancia con una moral relajada validada por la sociedad contemporánea). No obstante lo anterior, este aspecto es fundamental para una buena confesión, ya que la conciencia de pecado (es decir, tener absoluta conciencia de que se ha cometido un pecado, leve o grave) constituye la base para un buen examen de conciencia y para la contrición perfecta de los pecados cometidos, siendo ambos elementos fundamentales para el sacramento.
Por otro lado, tenemos que considerar la conciencia existente respecto al Sacramento. Un ejemplo manifiesto se muestra en la expresión “Yo no me confieso con los curas… lo hago directamente con Dios”; tales dichos, proferidos por muchos católicos (y, por desgracia, en aumento), se explican por un desconocimiento generalizado de la práctica del sacramento y de su vital esencia: Muchas veces el cristiano no sabe que el Sacramento de la Confesión consiste en la confesión  de los pecados al sacerdote, quien otorga el perdón de los pecados en nombre de la Trinidad (“Yo te absuelvo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”). Además, desconoce algunos aspectos relativos a la praxis del sacramento, como la obligación al secreto por parte del ministro y la necesidad de un examen de conciencia y la contrición perfecta de los pecados cometidos.

MisereremeiDeus
O Iesu Christe: Miserere mei.
Como dije anteriormente, el objetivo de este breve análisis no es desentrañar los aspectos teológicos profundos respecto a la praxis actual del sacramento, y estoy consciente de que lo dicho anteriormente es solo una visión muy velada y completamente mejorable de la “actualidad sacramental” relativa a la confesión.
El leiv-motiv de este análisis consiste en la pregunta ¿Qué hacer?. Pues bien, es una pregunta compleja de responder, pero necesaria de abordar desde múltiples miradas en vistas a mejorar la situación actual del sacramento en la vida de la Iglesia.
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En la próxima entrega, hablaremos de las posibles soluciones a las problemáticas doctrinales y pastorales del sacramento. La idea es exponer una serie de acciones que permitan conocer mejor el sacramento y poder entregar herramientas para promover la práctica frecuente de los mismos.-

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