El protestantismo y la doctrina de la transubstanciación.

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El Término «Transubstanciación» aparece por primera vez en una profesión solemne de Fe en el IV Concilio Lateranense, celebrado hacia el año 1215 d. J.C. En esta profesión solemne, se afirma: «Una sola es la Iglesia universal de los fieles, fuera de la cual nadie se salva; y en ella el mismo Sacerdote es Sacrificio, Jesucristo, cuyo cuerpo y sangre se contienen verdaderamente en el sacramento del altar bajo las especies de pan y vino, después de transubstanciados, por virtud divina, el pan en cuerpo y el vino en sangre, a fin de que, para acabar el misterio de la unidad, recibamos nosotros de lo suyo lo que Él recibió de lo nuestro» (Caput. Firmiter, D. 430).
Posteriormente, el Concilio de Tento, busca declarar este dogma de manera que sea acorde al sentimiento que siempre la Iglesia ha tenido. Para ello, da una razón fundante: » La presencia real siempre ha sido creída». Y de allí, el concilio hace la asociación lógica de que, claramente, la presencia real requiere de la Transubstanciación de las especies eucarísticas.
De hecho, en el Capítulo IV de la XIIIª Sesión, dice expresamente: «Cristo nuestro Redentor dijo ser verdaderamente su cuerpo lo que ofrecìa bajo las apariencias del pan; de ahí la Iglesia de Dios tuvo siempre la persuación, y ahora nuevamente lo declara en este santo Concilio, que porla consagración del pan y del vino se realiza la conversión de toda la sustancia del pan en la sustancia del cuerpo de Cristo nuestro Señor, y de toda la sustancia del vino en la sustancia de su sangre. La cual conversión propia y convenientemente fue llamada transubstanciación por la Santa Iglesia Católica«

Ahora bien, para negar esta doctrina, es necesario megar la verdadde alguna de las tres proposiciones fundamentales:
  1. «Esto es mi cuerpo».
  2. «Esto no es pan»
  3. «las apariencias visibles del pan no han cambiado».
Lo complicado es negar estas tres proposiciones, ya que la primera corresponde a una revelación inmediata en las palabras consecratorias. La segunda está contenida en la primera, ya que la negación de la segunda, invalida la primera. La tercera es consecuencia inmediata de la primera y la segunda.
El protestantismo rompe bruscamente con la doctrina de la transubstanciación. En la doctrina protestante, nacen dos corrientes manifiestamente opuestas a esta doctrina: La corriente de Lutero, y la corriente sacramentaria, cuyo representante serà Zwinglio. Calvino intentará conciliar ambas corrientes, pero no podrá abandonar la segunda sentencia (de la que hemos hablado anteriormente).
Existen tres clases de presencias:
  • Presencia de signo: Jesús está presente mediande un «signo», que corresponde a la inmolación del cordero pascual.

  • Presencia de virtud o de eficiencia: Jesús está presente «por virtud» en la casa del Centurión, donde ni siquiera entra.

  • Presencia Sustancial: Jesús está presente «Sustancialmente» en la casa de Simón el fariseo, donde la pecadora se arroja a sus pies.

Pues bien, Zwinglio y Calvino no admiten en la Sagrada Eucaristía más que las dos primeras presencias, pero no dudan de calificarlas como presencia sustancial.
Por otro lado, Lutero confiesa la presencia sustancial como el catolicismo, pero al intentar probarla, se evapora tal presencia en su doctrina.
Es más, Lutero llega a afirmar la llamada «Consubstanciación», que corresponde aque el pan permanece inmutado. Es Cristo, quien viene localmente al pan, uniéndose a él, de manera que existen dos sustancias. Tambiés se denomina tesis de disifísmo eucarístico o de impanación, la cual ha sido descartada por errónea desde el medioevo. Una manera sutil de entender esta teoría, es mediante la propia modificación de las Sagradas Escrituras, transformando las palabras «Esto es mi cuerpo» Por las palabras «Esto es el pan donde esá mi cuerpo«
Aquí nace una grave herejía, la cual divide actualmente a Católicos y Luteranos. Es una de las diferencias más evidentes desde el punto de vista netamente litúrgico-teológico.
Y Será el punto de partida para un exhaustivo análisis de la Liturgia Luterana y sus (aterrorizantes) semejanzas con la Liturgia del post-concilio.
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