
El Concilio Vaticano II hizo un llamamiento a la renovación del sacramento de la penitencia; en cambio lo que tristemente conseguimos, en muchos lugares, fue la desaparición de dicho sacramento.Nos hemos ocupado mucho en reformar estructuras, sistemas, instituciones y a la gente más que a nosotros mismos. Sí, esto es bueno.
Pero la respuesta a la pregunta: “¿Qué es lo que va mal en el mundo?” no es la política, la economía, el secularismo, la contaminación, el calentamiento global… no. Como escribió Chesterton: ‘La respuesta a la pregunta ‘¿Qué es lo que va mal en el mundo? son dos palabras: Soy yo’”.¡Soy yo! Admitir esto lleva a la conversión de nuestro corazón y al arrepentimiento, el centro de la invitación del Evangelio.
Esto sucede en el Sacramento de la Penitencia. Este es el sacramento de la Nueva Evangelización.