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Presentación del Blog

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Queridos lectores:

Es la primera vez que escribo algo de lo que durante muchos años ha sido mi vida como diplomático de la Santa Sede. Empecé ya hace bastantes años mi servicio a la Sede de Pedro lleno de ilusión y, por qué no decirlo, de cierto orgullo personal. Para cualquier sacerdote católico, el trabajar para el Papa es uno de los mayores honores del que puede gozar. No me podía creer lo afortunado que era al haber recibido inmerecidamente tal gracia, el haber sido escogido por Dios para ayudar a Su Santa Iglesia en el mismo centro neurálgico de la misma, Roma. Era un orgullo para mí, para mi familia, incluso para mi diócesis. Era algo casi mágico que me emocionaba sobremanera… hasta que me topé con la maldita realidad. Cachis, este topetazo con la realidad casi me deja sin dientes. Para habernos matao, como diría el otro.

No digo que lo que he vivido durante tantos años, la práctica totalidad de mi vida sacerdotal la he pasado trabajando en el Servicio Exterior de la Santa Sede, me haya escandalizado. Es que muchas de las cosas de las que he sido testigo harían ruborizarse al mismo marqués de Sade.

Ciertamente, no sólo he visto cosas malas, he sido testigo de grandes maravillas que la Iglesia Universal tiene, he sido testigo de cómo el Evangelio da frutos de gracia en numerosos países muy lejanos de nuestra querida España e incluso Europa. He conocido personas, seglares, religiosos y sacerdotes, que trabajan para el Vaticano que son verdaderos cristianos, personas de fe y vida espiritual, pero también he visto justo lo opuesto. Como dijera una vez el señor Ettore Gotti Tedeschi, quien fuera Presidente del Istituto per le Opere di Religione, en el Vaticano he encontrado de todo, incluso gente que cree en Dios, frase que hago mía. Lo peor de todo es que esa parte del personal que trabaja dentro de los muros vaticanos y que no tiene nada de santo es la que influye de manera más decisiva en la Iglesia actual, la que crea la tendencia y la que dificulta la labor de los buenos, condicionando de manera dramática la verdadera misión de la Iglesia Universal.

¿Por qué me decido ahora a escribir sobre mis vivencias y reflexiones sobre la Curia Romana y la Secretaría de Estado en concreto? Pues porque ahora estoy fuera, puedo ver con cierta perspectiva algunos hechos y, sobre todo, para intentar aportar una pequeña ayuda a algunos cristianos que todavía tienen una idea demasiado romántica de lo que es Roma. Durante demasiado tiempo se nos ha intentado identificar la Iglesia con la Curia, la Iglesia Universal con la estructura temporal del Vaticano. No quiero hacer a la gente apartarse del verdadero, sereno y maduro amor a Pedro y sus sucesores, sino abrir los ojos ante lo que hoy se ha convertido el Vaticano. Señalar que algunos de sus males son endémicos y no dependen de éste o aquel Papa. Muchos cargan las tintas contra el actual Romano Pontífice, Su Santidad Francisco, pero es que gran cantidad de los problemas de la Curia se remontan a décadas atrás. Demasiadas veces los papas no son sino víctimas de un aparato burocrático desencarnado que nada tiene que ver con el mensaje evangélico.

No se confundan los lectores pensando que soy un idealista bobalicón que cree que la Iglesia tendría que ser algo meramente espiritual o invisible, sin estructura burocrática alguna. Mientras exista la Iglesia en este mundo, hará falta una estructura material por fuerza. No critico el hecho de la existencia de un andamiaje administrativo, critico el hecho de que dicho andamiaje en lugar de ayudar al Papa a pastorear la Iglesia, se ha convertido en un fin en sí mismo, en una institución que parasita a la Iglesia y que vive de ella, jugando con el sentimiento religioso de tantos y tantos buenos católicos que no dudan en vaciar sus bolsillos para financiar a esta panda.

Mi motivación primera es, pues, la de intentar ayudar al mayor número posible de católicos a tener algunos elementos más de discernimiento para hacer madurar su fe, que se tiene que apoyar en Cristo, y no tanto en una visión casi divinizada de la Santa Sede.

¿Qué les contaré en las sucesivas entradas? Pues intentaré analizar y exponer algunos elementos de la Curia Romana y su Servicio Diplomático, de la jerarquía de Nuncios Apostólicos y colaboradores diplomáticos varios, de cómo funciona una Nunciatura Apostólica en su día a día, y aclarar algunas de sus actividades. Naturalmente, todo salpicado con algún que otro cotilleo o anécdota digna de mención. Evidentemente, seré crítico cuando lo tenga que ser. Puede que algunas veces mis juicios no sean compartidos por algunos, pero ya saben, cada uno cuenta la feria según le haya ido. Aunque muchas veces deje caer mi opinión personal, siempre intentaré hacer una exposición lo más objetiva posible. 

Lo que no voy a hacer es revelar información sensible que por cuestión de mi trabajo anterior he llegado a conocer, no sólo por un eventual secreto profesional, sino por salvaguardar la fama de algunas personas, por cuestión de caridad y justicia. Eso sí, no hay secreto profesional que me impida compartir con ustedes los escándalos y miserias morales de los que o he sido testigo en primera persona, o me ha sido dicho por personas de probada solvencia compañeras mías en mis años de servicio diplomático.

Sin duda, también iré comentando algunos movimientos políticos de la Santa Sede que realice en la actualidad. Naturalmente, al no ser ya parte integrante del cuerpo diplomático, no contaré con la cantidad de información privilegiada con la que contaba antes, por lo que será un análisis basado únicamente en mi experiencia personal y mi formación profesional. 

Espero no haber aburrido demasiado al personal lector. Quería hacer una pequeña presentación de lo que será este blog. En las próximas entradas entraré ya en materia explicando de dónde salen los miembros del Servicio Diplomático de la Santa Sede y cómo se forman. Hablaré, si Dios quiere, de la que antaño se llamaba Academia de los Nobles Eclesiásticos, hoy conocida con el menos rimbombante nombre de Pontificia Academia Eclesiástica. 

Hasta la próxima entrada. Dios les bendiga. 

Comentarios
4 comentarios en “Presentación del Blog
  1. Parece que Infovaticana ha decidido poner la directa. Me parece perfecto, AHORA O NUNCA, la única posibilidad de salvación de esta iglesia corrupta, tanto en el plano espiritual como material es sanearla a fondo, sacarle todo lo podrido, toda la pus acumulada durante quizás siglos. Y sobre todo conocer con profundidad la cosecha de cizaña del concilio y cuales son los planes secretos para seguir convirtiendo a la iglesia en un engendro diabólico.
    LAUS DEO

  2. «Es que muchas de las cosas de las que he sido testigo harían ruborizarse al mismo marqués de Sade.»

    ¿Ha presenciado usted muchas orgías? Es lo que se puede deducir de estas palabras.

  3. Buena presentaciòn!. Habrà algunos que diràn que usted pretende demoler la Iglesia `(porque les resulta màs còmodo y fàcil negar toda realidad fea en «nuestra Iglesia», y creen asì ser mejores catòlicos) y otros que conocen algunas cosas malas y millones de otras buenas y santas… Pero que sobre todo, aman a la Iglesia y rezan por ella todos los dìas… que aman a todos los consagrados y ruegan por su santidad todos los dìas… y ruegan por todos los alcanzados por ese nuevo elemento perseguidor de cristianos, la misma Iglesia romana… Creo que su blog tendrà enorme utilidad, al sacar a muchos catòlicos de sus posiciones còmodas y prescindentes e implicarlos, por lo menos en sus oraciones, en favor de los catòlicos fieles al Evangelio, sobre todo los consagrados, que por obediencia a la jerarquìa estàn màs condicionados… Gracias. Que Dios bendiga su obra!

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