Sobre la comunión y los divorciados

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No pretendo dar mi opinión sobre el acceso a la Sagrada Comunión de los divorciados vueltos a casar, sólo creo importante recordar que no es sencillo emitir un juicio definitivo sobre una cuestión de tal envergadura y que, desde luego, ese juicio no puede ser presentado como verdad revelada e inmutable de la Iglesia.

Seguro que hay muchos argumentos para que la praxis actual sobre el acceso a la Comunión no se modifique, no lo dudo, y ya digo que no pretendo entrar en el fondo de la cuestión, pero lo que me parece importante es dejar a los obispos y cardenales que hagan su trabajo. Y parece que lo van a hacer el próximo mes de Octubre en Roma. Estaremos atentos.

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El mismo Ratzinger, nada sospechoso de rupturista, planteó la hipótesis de permitir el acceso a la comunión de los divorciados vueltos a casar “que hayan llegado a la motivada convicción de conciencia sobre la nulidad de su primer matrimonio, pero cuya invalidez no puede ser demostrada por vía jurídica». Benedicto XVI advertía, eso sí, que «el problema es muy difícil y aún se debe profundizar en él». 

A este respecto es muy interesante y recomiendo este artículo de Sandro Magister. 

Otra cosa que no ha dejado de sorprenderme en los últimos días es la cantidad de alarmistas que se han escandalizado porque el Papa aplaudiera unas palabras del Cardenal Kasper, y digo que no ha dejado de sorprenderme porque se han escandalizado sin haber podido leer a qué palabras de Kasper se refería el Papa, porque como recordaréis, el discurso que el cardenal dio a sus compañeros del Colegio Cardenalicio el pasado jueves no se ha hecho público.

Comentarios
0 comentarios en “Sobre la comunión y los divorciados
  1. No creo que la gente sea histérica por escandalizarse de que el Papa apoye a Kasper. La gente está asustada y es normal. La gente de bien no va a dar su opinión masivamente, como lo han hecho los ex y a -católicos alemanes o suizos. Y entonces parece que ellos tienen más fuerza. Esto va a ser una agonía para todos los que de verdad tienen que hacer pastoral con los matrimonios. Se levantan expectativas que no son, y luego pasa lo que pasa. Y nadie pregunta a las mujeres sober este tema. Algunos se sorprenderían si hiciesen una buena encuesta de verdad. Incluso en Alemania.
    No estoy diciendo que el Papa no pueda estudiar con calma cualquier tema con sus cardenales. Dios me libre. Solo digo que la política de comunicación que se está llevando con este tema es nefasta. Es que no entiendo para qué sirve Lombardi.

  2. La foto se presta a confusión pues no tiene nada que ver con el tema planteado por el blogger. Leticia tenía el divorcio procedente de un matrimonio civil. O sea que ante Dios es como si viviera en pareja.

    Leticia era una divorciada pero casada civilmente. De cara a la Iglesia Católica es como si no hubiera habido matrimonio. Dicho lo cual, se pudo casar con el principe Felipe pues la Iglesia la consideraba soltera.

    Mejor poner otra foto, ésta nada tiene que ver con la comunión a los divorciados casados por la Iglesia, que es el tema que está ahora en el punto de mira.

  3. El término «comunión a los divorciados vueltos a casar» no es más que un eufemismo que oculta la verdadera cuestión que es «comunión a adúlteros que viven en pecado público y que pretenden mantener su situación de pecado y comulgar sin pasar por el confesionario ni rectificar su vida adúltera».

    ¿Se entiende mejor ahora el tema? Yo creo que sí.

    Por lo demás esta cuestión no es algo candente que pida el pueblo eclesial, como se ha visto en la reciente encuesta entre los fieles alemanes, no muy distante de otros, ya comulgan sin problemas, pero no sólo ellos, sino los onanistas, los mentirosos y cualquiera con pecados mortales porque ya no le dan valor a la confesión. Les importa un bledo en resumen.

    ¿Realmente de cuantos «divorciados» hablamos? Porque yo personalmente conozco un montón, y que van a misa algunos y comulgan, pero no conozco ni uno solo que tenga esa inquietud de que le autoricen a comulgar sin pasar por el confesionario ni cambiar de vida. La mayoría ya juegan en otra liga.

    En esto como en tantas cosas desde el Concilio se utiliza al pueblo desde un clericalismo modernista para endosarle la responsabilidad de lo que unos pocos progres quieren hacer.

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