| 13 agosto, 2011
En la conocida novela de Evelyn Waugh, Retorno a Brideshead, uno de los personajes mejor logrados es el de Rex Mottram.
Mottram es un empresario canadiense, un «nouveau riche» que quiere hacerse un lugar entre la alta sociedad británica desposando a una joven heredera, en este caso a lady Julia Flyte. Es ella hija de una vieja familia, venida a menos por las excentricidades del padre y el catolicismo cerrado de la madre; el patrimonio familiar, una mansión en Londres y un palacio en la campiña están comprometidos. No es una muchacha demasiado bella y ya no es tan joven, por lo demás, una inyección de dinero no se desprecia, por lo que para la escéptica Julia este casamiento es conveniente.
El problema es que Rex no es católico. Cosa que a éste no le preocupa demasiado. Hará lo que haya que hacer para hacerse católico.
El caso es que lo envían con el Padre Mowbray, amigo de la familia. Luego de un rápido cursillo, Mottram parece listo.
El cura lo somete entonces a un rápido cuestionario, una mera formalidad. Y he aquí el relato, tal cual lo refiere a Lady Marchmain y su hija Julia.
Entonces le pregunté: ‘-Suponiendo que el Papa mirara hacia arriba y viera una nube, y dijera: «Está por llover.», ¿debería eso suceder?’ ‘-Oh, sí, Padre.’ ‘-¿Pero supongamos que no llovió?’ Pensó un momento y dijo: ‘Supongo que sería una especie de lluvia espiritual, sólo que seríamos demasiado pecadores para verla.’
Esto nos recuerda a un lugar de la blogósfera cuyo nombre no quiero acordarme donde cierto bloguero sostiene sin empacho afirmaciones tan disparatadas como las de arriba… o peores.

Es una especie de locura que agarra al neocón extremo cuando queda en estado de éxtasis permanente después de pasarse años leyendo encíclicas juampablistas y apologética yanqui. Podemos llamarlo el «síndrome de Mottram»… o «de Arráiz» que es lo mismo.