Hay que definirse (II)

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Las declaraciones del Cardenal José da Cruz Policarpo, Patriarca de Lisboa (Portugal) han sido ya comentadas en diversos sitios. Una vez más, es un caso ante el que «hay que definirse». La «prensa católica» debe animarse a criticar a las altas instancias romanas que, hasta el momento, no han dicho, ni hecho, absolutamente nada con el escandaloso purpurado.

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No vamos a contradecir al cardenal con las habituales citas del magisterio hodierno sobre la imposibilidad de que las mujeres reciban el orden sagrado. Nos ha parecido de mayor interés tomar un breve texto de Francisco de Vitoria. Porque el maestro salmantino muestra un modo «tradicional» de reflexión teológica:


«Las mujeres ni pueden ser sacerdotes ni recibir orden alguna ni tener potestad eclesiástica; y esto de derecho divino.


Lo que a mi más me convence es que en tantos años y habiendo habido en la Iglesia tal abundancia de santísimas y sapientísimas mujeres, nunca la Iglesia confirió a alguna potestad para el ministerio eclesiástico. Para mí es grande argumento éste en esta y parecidas causas, que lo que nunca se hizo, habiéndose presentado numerosas ocasiones de poderlo hacer, es que, ni fue lícito ni se puede hacer.


Y así opino, que no es lícito ordenar a mujer alguna; y si se ha hecho alguna vez, ha sido nula la ordenación.»


Contrastad el peso que otorga Vitoria a la reiteración secular como signo de la Tradición con el «magisterialismo» tan frecuernte en el modo de discurrir de los neocones.

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