Los comentarios del Anónimo de las 09:51, y de P.B., en la entrada anterior, nos llevan a reiterar la prevención contra el error donatista. Donato afirmaba que todos los ministros sospechosos de traición a la fe durante las persecuciones del emperador Diocleciano, eran indignos de impartir los sacramentos. El donatismo fue rechazado por
Se trata de un viejo error que puede volverse tentación contra le fe en
Estos, al querer que sea de los hombres lo que es de Cristo, intentan convencernos de las cosas más falsas y absurdas, de suerte que hay casi tantos bautismos como son los hombres que los dan. Así, lo que dice el Señor sobre el hombre y la obra del hombre: Los árboles sanos dan frutos buenos, los árboles dañados dan frutos malos, intentan éstos deformarlo en el sentido de que el bautizado por un ministro bueno es bueno, y malo el bautizado por uno malo. De donde se seguiría, aunque ellos no lo admitan, que el bautizado por uno mejor es mejor, y el bautizado por uno menos bueno es menos bueno. De donde se sigue que los que antes de
¿Qué se dignó, pues, demostrar con eso sino que era suyo lo que se daba, fuera quien fuera el ministro, y que quien bautizaba era él, de quien había dicho el amigo del Esposo: Este es el que bautiza, cualquiera que fuera el ministro que bautizaba a quien había creído en él? Dice también Pablo: Gracias a Dios, no os bauticé a ninguno más que a Crispo y Gayo, para que nadie diga que lo bauticé en mi nombre. ¿Se va a creer que regateó a los hombres una santificación mejor, si cuanto más santo era habían de recibir un bautismo más santo quienes fueran bautizados por él? Precisamente a esto mismo prestó una atención especial el dispensador tan prudente y tan fiel: a que nadie fuera a pensar que había recibido un bautismo más santo por haberlo recibido de un ministro más santo, atribuyendo al siervo lo que era del Señor.