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EL QUINTO ARTICULETE DE DON IRABURU (I)

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–Y con éste ya van cinco. En la tradición bíblica el siete es un número perfecto.
– Sí, pero no es de católicos el lema sola scriptura.

El último articulete de D. Iraburu se titula Filolefebvrianos (V). Sin embargo, no tiene mucha relación con el título pues no trata de los filolefebvrianos, que seríamos nosotros. Es más bien un relato biográfico -plúmbeo y recortado- de la vida del Arzobispo Lefebvre.

Nosotros pensamos que la primera ley de la historia es no mentir. Y la segunda es no temer decir la verdad. Decir toda la verdad por dura que sea… Es verdad que Mons. Lefebvre fue suspendido a divinis. ¿Acaso no es también verdad, por ejemplo, que la sanción fue recurrida con efecto suspensivo? ¿Y que al recurso nunca se le dio el trámite debido de acuerdo con el derecho canónico? Para el lector no versado en cánones efecto suspensivo quiere decir que la sanción no tiene efecto mientras se lleva a cabo un trámite que se llama “recurso”. Pero si el relato de D. Iarburu mencionase esta verdad incómoda, no dejaría muy bien Jean M. Villot, Secretario de Estado de Pablo VI.

Se podrían anotar muchas omisiones y tergiversaciones en el artículo de Iraburu. Lo haremos en una próxima entrega, Deo volente.

Podemos adelantaros otro barrunto de la seriedad de la “investigación” histórica de D. Iraburu. Se extraña nuestro vecino de no haber encontrado el texto íntegro en francés del sermón de Mons. Lefebvre en las ordenaciones episcopales de 1988. Muy raro… Si hubiera buscado en el sitio oficial del distrito Francia de la HSSPX lo habría encontrado. Voilà:

Vous savez bien, mes bien chers frères, vous savez bien – on a dû vous le dire – que Léon XIII, dans une vision prophétique qu’il a eu, a dit que, un jour, le Siège de Pierre deviendrait le siège de l’iniquité. Il l’a dit dans un de ses exorcismes, dans l’« Exorcisme de Léon XIII »…

Como valoración general de su última entrega podemos anticiparos nuestra conclusión: se trata de un ejemplo de lo que se denomina uso de la historia. Porque D. Iraburu usa de la historia para justificar indirectamente el comportamiento propio y el de los de su cuerda. Teje un relato que trata de consolidar el consenso de su grupo. Y mediante la manipulación del pasado refuerza una visión optimista y ciega del presente eclesial neoconservador.

Nada nuevo bajo el sol de Infocatólica.

A suivre…
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