| 27 noviembre, 2011
Recientemente ha sido dada a conocer una encuesta según la cual los curas y los bomberos son las personas que se sienten más felices con su trabajo. A una mente despierta y un poco atenta -y que sepa algo tanto de la vida de los sacerdotes, como de la situación de la Iglesia- le tiene que resultar, al menos, sorprendente. Sorprendente no porque la vida sacerdotal lleve ímplicita una vida triste y tediosa, sino porque la situación actual de los fieles, del ambiente eclesiástico y de la agresividad institucional contra el clero sólo pueden provocar satisfacción en un tonto, un inconsciente o un secuestrado con el síndrome de estocolmo. Lógicamente, tal noticia ha sido el solaz y regocijo de algunos blogs inconscientes y «medios de comunicación oficialistas», pues la noticia vendría a confirmar lo que nos transmiten simbólicamente las JMJ´s: todo está como debe estar, y el que no esté de acuerdo -como diría algún vecino nuestro- pues ¡Que lo echen, ya escribiré a la autoridad competente! Tras buscar en la red, nos encontramos con el blog -un tanto peculiar ciertamente- de un sacerdote valenciano que introduce algunas variables que explican un poco mejor el significado de dicha encuesta. Este es el articulete. Muy pertinente:
«Se ha publicado recientemente un estudio de la revista Forbes (con datos del NORC) que dice que la de sacerdote es la profesión que hace más feliz de todas.
La gente se ha tirado de cabeza a sacar pecho en este asunto, aprovechando, como es habitual, esta especie de globos de oxígeno que a algunos les hace «levantar cabeza», respirar, decir «¿véis?».
En fin: no es por meterle el dedo en el ojo a nadie, pero señalaré que en este proceso falla un pequeño detalle.
El estudio ha entrevistado a sacerdotes NORTEAMERICANOS, y lo ha hecho según criterios objetivos de una encuesta laboral. Es decir: un contenido fundamental del estudio han sido las condiciones de trabajo.Y son los sacerdotes NORTEAMERICANOS los que han acabado ocupando el primer puesto de «felicidad».
PERO ese estudio no es en absoluto aplicable a los sacerdotes españoles, porque, aunque la vocación es la misma, las condiciones laborales son muy diferentes y, por tanto, no está tan claro que el nivel de felicidad laboral de unos sea el mismo que el de otros.
Y daré unos cuantos datos concretos y materiales (aunque habría otros asuntos, como los límites legales al abuso de poder etc…):
-Los sacerdotes americanos cobran un salario equivalente al de personas con la misma cualificación laboral. Vienen a ser unos tres mil dólares mensuales.
-Los sacerdotes americanos tienen una jornada laboral de ocho horas. Ni una más, ni una menos. Con horarios claros y establecidos que todo el mundo comprende.
-Los sacerdotes americanos tienen un mes de vacaciones al año, que es intocable, y no necesitan ir por ahí a suplicar que alguien les supla. Esa es tarea de los obispos.
-Los sacerdotes americanos tienen un día libre a la semana, caiga lo que caiga. Y nadie les llama vagos por ello.
Si alguno piensa que las condiciones laborales de un sacerdote español son equiparables a las de uno norteamericano… es que no tiene ni idea.
Así que, francamente, no sé lo que A NIVEL LABORAL respondería un sacerdote español en esta encuesta.
Otra cosa es la plenitud personal, el gozo de servir de modo gratuito y, sobre todo, de saber que empeñas tu vida en cumplir la voluntad de Dios, que son todas cosas importantísimas que no se pagan con dinero. Uno no es sacerdote por las ventajas económicas o laborales. Además: todos sabemos que con un plato de arroz al día se puede se muy feliz si «el corazón arde».
Pero, limitándonos a las condiciones laborales, en España, en comparación con los EEUU, el horizonte laboral de los sacerdotes no da la talla en absoluto. Y eso que en EEUU el estado no colabora de ningún modo (ni siquiera en el proceso recaudatorio) con las finanzas eclesiales y todo sale de la responsabilidad de los fieles. Ni me puedo imaginar lo que pasaría en España si se abandonara ese feudalismo paterno estatalista del que nos seguimos valiendo.
La entrega pastoral, la ilusión, el deseo de servir, el poner la vida y los bienes al servicio de los demás… de eso no digo nada. Supongo que americanos y españoles vamos a la par o, en cualquier caso, podemos ponernos a la par con tal de rezar lo mismo. Pero, suponiendo el mismo ímpetu vocacional, ciertamente es posible que uno duerma más tranquilo si no tiene que preocuparse por cómo obtener el dinero para pagar la factura del mecánico si tiene un sueldo de …COMPROBADLO AQUÍ(no digo ya lo que se puede llegar a sufrir si se tiene uno que cambiar el coche, que, por otro lado, es un instrumento necesario en el trabajo de muchos curas).«
Vosotros diréis…