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La máscara de Maradiaga se cae a pedazos, por Martha Alegría

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Con lo que el Cardenal Rodríguez Maradiaga  me ha hecho a mí y a mi familia, ya nada me podría extrañar de él, pues he vivido en carne propia toda su maldad, todo su sadismo y toda su perversidad, siendo yo una persona que solamente le serví cuando lo necesitó.  No culpo a los que en mi país, al saber de mi caso, al principio se hayan asombrado y quizá hasta me hayan juzgado. Es en parte comprensible pues el Señor Cardenal para algunas personas era «intachable».

Digo «era» porque  el tiempo se está encargando de sacar todo a la luz y el tiempo se encargará de poner todo en su lugar, pues no hay nada oculto entre cielo y tierra. Su máscara se le está cayendo a pedazos.

Primero vinieron las denuncias de corrupción en las finanzas, quedando nula la débil defensa del cardenal  ante las pruebas de 9 páginas contables que publicó la revista italiana L’Espresso.   Después de sacar yo misma mi caso a la luz, salió a la luz el caso del Padre Bernardo Font Ribot (otra víctima del cardenal).  Luego por fin, la destitución del Obispo Juan José Pineda y ahora… el pez muere  por su  propia boca.  El cardenal finalmente se ha terminado de quitar  la máscara con la que ha tenido engañado a este humilde pueblo y al mundo entero.

Lucas 12, 1-6 cuidado con la levadura de los fariseos, o sea, con su hipocresía. Nada hay cubierto que no llegue a descubrirse. Por eso, lo que digáis de noche se repetirá a pleno día y lo que digáis al oído en el sótano se pregonará en la azotea.

Finalmente con este último escándalo se ha delatado él mismo pues pedir a  la Iglesia que reforme sus doctrinas milenarias para que los homosexuales se puedan casar entre si; para que una pareja del mismo sexso pueda adopatar niños… y para que se legalice el aborto, es la cosa más aberrante que pudo haber hecho.

No se pueden desvirtuar los valores de la Iglesia Católica e imponer reformas que atentan contra la misma Iglesia Católica.  Maradiaga y su grupo quieren alterar lo que ya está establecido solo porque los tiempos han cambiado sin tomar en cuenta que los tiempos han cambiado para mal, no para bien.  El mismo cardenal Rodríguez Maradiaga es el resultado de los malos cambios en que vivimos, pues nunca antes un Cristiano, y no digamos un Cardenal de la Iglesia Católica iba a poner en discusión algo que ya es de la voluntad de Dios.

Las reglas de moralidad no cambian, las reglas impuestas por Dios no cambian. Si Maradiaga  intenta que se cambien, es claro que su lado oscuro ya no se puede contener y lo está mostrando a todas luces.

Cambiar las reglas de moralidad de la Iglesia sería como dar rienda suelta al libertinaje y dar el visto bueno a la sodoma ya existente totalmente carente de valores. Sería pretender vivir en el pecado con la falsa bendición de los curas. Es de esperar que hayan homosexuales pero que sean castos, honestos y respetuosos.

Cual sería el fin de la Iglesia católica si no evangelizar?  Cual sería el fin de la Iglesia católica si no conducir al pueblo de Dios por el camino de la rectitud?

Este cardenal está contribuyendo al estado calamitoso en que se encuentra nuestra Iglesia que se hunde cada día más y más, escándalo tras escándalo, sobre todo en este pontificado donde se escogen como asesores a los peores elementos. Como se dice en Honduras, «para muestra un botón», para muestra el cardenal Maradiaga.

No se puede servir a Dios y al diablo al mismo tiempo, pero el señor cardenal ya se pasó la vida engañando a todos, dándose la gran vida, recibiendo honores, manejando una dictadura en su diócesis, explotando a sus amigos,  expulsando a buenos sacerdotes de la Iglesia,  abusando de todo, y ahora que ya se ve de salida; pues muestra su verdadera identidad intentando cambiar las normas de la Iglesia.  Como quien dice, «ahora qué me importa», o quien sabe si dice: pongo mis reglas para mi nueva vida de jubilado.

Timoteo 3, 1-6  Hay que saber que en los últimos días sobrevendrán tiempos difíciles porque los hombres serán amadores de sí mismo y del dinero, jactaciosos, soberbios, maldicentes, desobedientes a sus padres, injustos, inpíos, inhumanos, desleales, calumniadores, inconstantes, despreciados, enemigos de todo lo bueno, traidores, temerarios, amadores de los placeres más que de Dios. Tendrán ciertamente apariencia de piedad, más negando lo que es su fuerza. A esos aléjalos de ti.

Al Cardenal Rodríguez Maradiaga solamente le deseo que se arrepienta a tiempo porque como él mismo dijo al referirse al ex-nuncio Viganó por haber dicho solo verdades: «Dios no perdona si no hay arrepentimiento y enmienda de sus pecados».  Veremos si Dios le da oportunidad porque si muere desprevenido seguro que irá directo al infierno. Aunque siendo honesta creo que él ya tiene su vuelo directo en primera clase y una habitación VIP donde el fuego no se apaga, por el excelente trabajo que le ha hecho al que verdaderamente le rinde culto.

Martha Alegría Reichmann

 

Comentarios
1 comentarios en “La máscara de Maradiaga se cae a pedazos, por Martha Alegría
  1. Esto,entre otras cosas,ocurre por hacer cardenal a a cualquier mindundi,guiado por la nefasta política de cuotas.Si una nación no tiene a nadie digno de tal nombramiento,se queda sin él.Y si otra tiene 12 personas extraordinarias,pues se nombra a las doce.Como siempre,la Iglesia se equivoca cuando va al rebufo del mundo.

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