Los señores obispos

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A partir de mañana la vida española vuelve a tomar el pulso normal. Ahora, es cuando realmente comienza el año en el pleno sentido de la palabra comenzar. Los medios de comunicación seguiremos siendo fieles notarios de lo que suceda.

Existen algunos informativos digitales que tienen por delante un gran reto: ¿Será verdad todo lo que han dicho en los últimos días sobre los traslados de los señores obispos?. ¿Se cumplirán las quinielas de que unos irán aquí, otros allí y otros se quedarán sin nada?. Si se cumplen sus vaticinios subirán el número de lectores y vistantes. Si, por el contrario, no ocurre nada, seguirán con su cantinela de rumores, rumores, y rumores.

Es verdad que tomar como monografía la vida de los obispos españoles, como única noticia eclesial trufándola de rumores, dimes y diretes, renta lectores y publicidad. Pero, demuestra que tanto los escribientes como los lectores, o no saben otra cosa, o no desean conocer más sobre la vida de la Iglesia en España.

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Esto me recuerda a las socorridas revistas del corazón, cuando se está en la antesala del dentista, es cuando las personas se enteran de que tal pareja se ha separado, o tal otra ha tenido un hijo del que seguro le pedirán pruebas de paternidad. Es pura información de papel de colorines.

Otro tanto, pasa con los digitales que viven de los grandes secretos del episcopado español, atribuyendo traslados, voceando clamores de gentes quemadas, condenando la figura de tal monseñor por fumarse un cigarro en tal lugar, o justificando en que un cardenal visite La Moncloa será porque se van a denunciar los Acuerdos de España con la Santa Sede. Si esto es periodismo que me lo demuestren.

Mientras, el pueblo está ayuno de formación religiosa, los laicistas desean mandar al paro a los Reyes Magos y si pudieran a toda la Iglesia de España junta, las buenas personas con sus sanas acciones no son noticia, los testimonios de miles de cristianos comprometidos con su fe y sus hermanos en España y fuera de ella no interesan al público lector.

Solamente interesa el morbo de la noticia más escandalosa. Los mejores teoricos del periodismo siempre decian que no es noticia que un perro muerda a una persona. La noticia está en que la persona muerda al perro.

Así que en el nuevo año, sigan lanzando suposiciones monográficas sobre la vida de los monseñores españoles, subirán lectores y publicidad. Y los lectores seguirán tragándose y discutiendo y comentando sobre las rarezas de tales obispos.

Todo el tiempo y el esfuerzo se podría invertir en evitar que nos metan goles por la escuadra, o por debajo de los pies. Menos mal que una minoría no es tan infantil y sabe reconocer entre el brillo del oro, del brillo de lo dorado.

Tomás de la Torre Lendínez

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