Desde la primera palabra a la última comparto lo que Dolca Catalunya afirma en la siguiente entrada: «El nacionalismo es una ideología del siglo XIX que sustituye a Dios por lanació, convertida en idolillo y suministradora de alpiste para sus fieles. Todos los ámbitos sociales deben ser penetrados por la fe nacionalista, idolatría impulsada desde los poderes públicos. Cuando el nacionalismo entra en la Iglesia la religión se pone al servicio de lanació, pierde su vigor, amustia su fuerza profética y debilita su influencia hasta la insignificancia o el mamarrachismo. Eso ocurre con la Iglesia en Cataluña, espectral, transparente, residual y títere de la ideología del poder. Lean el artículo aparecido el 24 de mayo en Catalunya Cristiana, la revista de los obispos catalanes que nadie lee: jugueteando con las elecciones municipales, recordando el 9N y apostando por el prusés, un tal Sànchez (sisplau passi pel catalanitzador de cognoms) se lo hace venir para afirmar que “María, la experta en decir ‘sí’ (…) María también votó ‘sí’“. Ya se imaginan a qué, ¿verdad? Y claro, si la Virgen votó “sí”, ¿cómo puede un cristiano decir ‘no’ al prusés?. Gracias a Dios, hace mucho tiempo que los cristianos sencillos aprendieron que para conservar su fe era necesario pasar de los mossens nacionalistas amorcillados con el poder y descansar en las claras aguas de los curas cercanos, evangélicos y contraculturalmente católicos. Dolça i idolàtrica Catalunya…»
«La Virgen María votó SI a la independencia catalana»
| 08 julio, 2015