El papelón ramplón del Diccionario de la RAE

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Lo mismo que la enseñanza española está en la cola de Europa. Lo mismo que la formación literaria está en declive demostrado. Lo mismo que las ortografía y la prosodia son piezas de un museo inexistente de la lengua española. Lo mismo la Real Academia de la Lengua ha decaído en sus funciones, en sus ingresos elegidos a dedo, en su poca presencia social, en su limpiar y dar esplendor a la lengua cervantina.

Hasta hace muy poco tiempo, la entrada de nuevos términos en el Diccionario, era una larga carrera de obstáculos, estudios, pruebas y votaciones entre los miembros de tan docta corporación.

Ahora, la frivolidad con la que recogen palabras y palabros de la jerga social y los elevan a la inmortalidad del Diccionario, es síntoma de que la RAE ha perdido el norte como otras instituciones de la España de siempre.

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El haber introducido el concepto de matrimonio homosexual es la mayor prueba de lo que estoy diciendo. Por dos motivos:

Lo que falta ya al Diccionario es suprimir términos que están en la historia de la mejor literatura picaresca clásica, que podrían ser tachados políticamente incorrectos en estas calendas que ahora nos ha tocado vivir.

Por eso, advierto que todo es posible, en una sociedad vacía, ignorante, dominada por fuertes poderes ansiosos de conseguir que la cuadratura del círculo sea un dogma social a tragar por las bocas equis.

Por la mía no entra, porque no me da la gana.

Para saber más hagan clic aquí.

Tomás de la Torre Lendínez

P.D.

Un académico llamado Arturo Pérez-Reverte, sin pelos en la lengua, aclara el asunto de la entrada de matrimonio homosexual en el Diccionario de la RAE.

Hagan clic aquí para verlo.

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