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Jesucristo vida del alma

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Columba Marmion, Gratis Date, 327 páginas.

Existe una antigua tradición espiritual de que en el tiempo de cuaresma es altamente recomendable leer una vida (biografía) de Jesús o algún otro escrito sobre la persona de Cristo Redentor. Yo no encuentro otra mejor que esta obra, avalada por el testimonio del Papa Benedicto XV, quien lo utilizaba para su meditación cotidiana, al arzobispo de Lemberg: «Lea usted esto: es pura doctrina de la Iglesia». El autor es un abad benedictino santo y sabio, beatificado por Juan Pablo II el 3 de septiembre del 2000 y cuya espiritualidad monástica tuvo un gran influjo en toda la Iglesia. Supo desarrollar la espiritualidad acerca de la persona y el misterio de Jesucristo para que el cristocentrismo puro del Evangelio fuera el centro de la vida espiritual de cualquier cristiano sea cual sea su estado. El enorme atractivo de este auténtico clásico espiritual, que sigue intacto a pesar de los 101 años que tiene esta obra, reside en la enorme desenvoltura con la que presenta las verdades más elevadas de la Cristología como las más simples del mundo y aplicadas a la vida cotidiana del fiel.

Hasta el concilio Vaticano II, era muy conocido especialmente por los obispos, sacerdotes y religiosos. Desde entonces, especialmente en España, su figura y su obra ha sido bastante desconocida, debido especialmente al empobrecimiento espiritual que sufrimos como consecuencia de la decadencia teológica que nos envuelve. No hay más que acudir a cualquier librería religiosa o a muchos seminarios y conventos para comprobar cuáles son los libros «espirituales» más utilizados actualmente. La conclusión es evidente, se han olvidado a los autores clásicos de la vida espiritual, especialmente a los santos, desbancados por autores de moda de dudosa santidad, nula formación católica y más que dudosa ortodoxia: Thomas Merton, Anselm Grum, Amedeo Cencini, Pagola y todo un ejército de autores de tercera división cuyos nombres no merecen ni tan siquiera ser citados.

No es casualidad que el abandono en Teología de Santo Tomás de Aquino vaya acompañado del abandono de los maestros clásicos de la historia espiritual católica, muchos de ellos declarados doctores de la Iglesia. Muy pocos son hoy, incluidos obispos, sacerdotes y religiosos, los que leen las Homilías sobre el Evangelio de San Mateo o de San Juan de San Juan Crisóstomo, las Confesiones de San Agustín, las Collationes de Casiano, los sermones de San Bernardo, El Diálogo de Santa Catalina de Siena, el Audi Filia o los sermones de San Juan de Ávila, la Guía de pecadores de Fray Luis de Granada, De los nombres de Cristo de Fray Luis de León, las Meditaciones del P. Lapuente, el Ejercicio de perfección del Perfección y virtudes del P. Alonso Rodriguez, Las glorias de María o la Práctica de amor a Jesucristo de San Alfonso Mª  de Ligorio, las obras de Santa Teresa y San Juan de la Cruz, Santa Teresita o San Francisco de Sales por no añadir más. Obras que han formado y santificado a generaciones de católicos durante siglos.

Como bien afirmara su hermano de hábito y eminente liturgista, el P. Garrido Bonaño de la Abadía Benedictina del Valle de los Caídos a un grupo de seminaristas de Toledo entre los que se encontraba servidor: «Dom Columba Marmion sobre todo fue un teólogo de la liturgia y de la vida espiritual que él vivía plenamente. Un teólogo de fe ardiente que poseía la virtud de convertir la teología en vida sobrenatural y que a todos los que le escuchaban y los que ahora le leen les encanta y hace un bien inmenso». Este libro ni es un texto «piadosito», ni tampoco un tratado sistemático de Teología, sino que nos encontramos ante una obra que bien podríamos definir como: una espiritualidad hondamente teológica o una teología hondamente espiritual. El autor a cada paso demuestra un conocimiento de la Sagrada Escritura y de Santo Tomás que no proviene solamente del mero cultivo intelectual del estudio sino que brota de la profunda experiencia espiritual de quien ha llevado toda esa riqueza doctrinal a la oración personal y a la celebración litúrgica, una y otra vez, hasta el punto de asimilarla fundiéndose con ese cuerpo de verdades que producen vida en el alma por su identificación con Jesucristo: «estoy crucificado con Cristo, vivo yo pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí» (Gal 2, 19-20).

Valga como colofón el juicio de uno de los más grandes teólogos de España en el siglo XX, el P. Royo Marín OP: «La doctrina espiritual de Dom Marmion es eminentemente paulina: no hay santidad posible fuera de nuestra perfecta configuración con Jesucristo. No seremos santos sino en la medida en que Cristo viva su vida en nosotros. El proceso de santificación es un proceso de cristificación» (Los grandes maestros de la vida espiritual, BAC, Madrid 2003, p. 433).

Comentarios
1 comentarios en “Jesucristo vida del alma
  1. ¡ Qué diferencia entre la alta teología, la alta espiritualidad y la pobreza, cuando no heterodoxia, de los volumetti, resumen de un pontificado decadente, cuyo contenido se ha negado, con toda razón, a prologar Benedicto XVI !

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