El famoso carnaval de la ciudad italiana de Viareggio, siempre irrespetuoso con los personajes públicos, ha ofrecido este año una grosera carroza protagonizada por el Papa, mostrándole como un comunista ataviado con una boina a lo Che Guevara, enarbolando en su báculo la hoz y el martillo (quizás aludiendo a la cruz comunista que Evo Morales regaló a Francisco), y siendo custodiado por los querubines Karl Marx, Fidel Castro, Mao Tse Tung y Lenin.
Parece ser que, al igual que en el carnaval de la Coruña en el que se mostró al Papa como a un borrachín, las críticas más groseras no vienen de la malvada curia ni de los tristes cristianos que van a misa, sino de los alegres paganos.
De poco sirve congraciarse con los que odian la Fe estigmatizando todo lo que huela a cristiano. Menos bueno es que cale la idea caricaturesca del Papa comunista, ideología no muy popular entre aquellos que acuden todos los domingos a la Santa Misa.


