Si digo de verdad que hay veces que preferiría errar en mi análisis, no miento. Es el caso de Maradona, con una anunciada vuelta a la Iglesia que a todas luces eran fuegos de artificio, fruto simple de una simpatía convenida y mundana hacia la imagen Media de la actual política vaticana. Dije literalmente de Maradona que «puede que desde ahora alabe al Papa, pero ya os aviso de que veremos cómo estos días el pibe de oro seguirá en lo fundamental como siempre» (ver aquí). Pues bien poco ha tardado en darme la razón. Nada más ver a Francisco, se va a Dubrovnik de juerga nocturna, a emborracharse y a pelearse, bramando zafiedades, arrojando botellas que por fortuna no dieron a nadie, y dando puñetazos al aire, resultado evidente de su embriaguez. Si es que volver a la Iglesia es otra cosa. Si es que la conversión es otra cosa. Si es que el Imagine de Lennon con el que se inauguró el Partido de Fútbol por la Paz, que hace un llamamiento literal a imaginar un mundo sin cielo, ni infierno ni religión, no puede presentar ningún acto realizado por la Iglesia. Si es que los Plim Plim son en realidad PamPliNas. Si es que los adalides públicos de la Iglesia no pueden ser famosillos alejados de Cristo. Si es que lo frívolo no representa a Jesús. Si es que las sonrisas a lo mundano, acercan y reafirman al mundano, pero alejan de la Fe. Si es que sin Fe no hay salvación. Cerrad ya las ventanas al Mundo, que esto se está llenando de humo. Abrid las ventanas a Dios.
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