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El turismo es un gran invento

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Corría el año 1968 cuando el director de cine Pedro Lazaga estrenaba una comedia basada en la promoción del turismo en España, “El turismo es un gran invento”.

Era el final de los años 60, años previos al gran boom que vendría después. Se era muy consciente de que el turismo sería fuente fundamental de ingresos para nuestro país.

La idea del alcalde de una pequeña aldea del interior, Benito Requejo, interpretado por Paco Martínez Soria, era acudir a la Costa del Sol, para aprender de la fórmula que habían seguido aquellos pueblos para atraer turistas. Le acompañaría el secretario del ayuntamiento Basilio, interpretado por José Luis López Vázquez. Aquello acabó mal, porque se gastaron más dinero de la cuenta en fiestas y ocio; y se les terminó olvidando el fin por el cual habían viajado allí.

Cuánto nos hemos reído los españoles viendo a estos personajes hacer turismo.

La semana pasada tuvo lugar la promoción turística que la Archidiócesis de Madrid ha realizado, a favor de una región del norte de España, Cantabria. El intérprete del papel de Paco Martínez Soria ha corrido a cargo de nuestro Cardenal-Arzobispo, Carlos Osoro Sierra y el que hacía de secretario del ayuntamiento, en esta comedia del Arzobispado de Madrid ha sido el vicario Ángel Camino Lamelas, que predicó a los cuatro vientos el programa del evento.

El cantabrón quería promocionar, boina en mano ,su patria chica y el séquito de vírgenes con su secretario cántabro también a la cabeza de la organización, han acompañado a coro la promoción de la aldea del capo.

Celebraban ellos solitos, en la intimidad las bodas de plata de la ordenación episcopal de su Eminencia Reverendísima cuyo acontecimiento ya se celebró en la Archidiócesis meses atrás. Pero aquello, les debió saber a poco o quisieron sacudirse el olor a oveja y hacer algo más propio de su casta.

El caso era hacerle la pelota, porque no tiene otro nombre, al que les mantiene en el poder en lugar de ser valientes y decirle que así en Madrid no se puede seguir o tener la hombría de presentar la dimisión. Pero nuestra poderosa casta de la Archidiócesis de Madrid estaba encantada de andar por ahí con la tortilla y el jamón promocionando el turismo español, mientras los curas ya habíamos empezado las reuniones de programación del nuevo curso, animando a nuestros feligreses a participar en los sacramentos que son camino seguro de vida eterna.

Las conclusiones de todos estos años de planes de evangelización ,se han concretado en la excursión del Cardenal-Arzobispo y su Consejo de Gobierno, sin ningún fiel o feligrés cerca de ellos a quien evangelizar pero todo a costa de los fieles.

El obispo de Santander que sí debía estar evangelizando, no pudo ni recibir a su Eminencia Reverendísima, ni hacerse presente en ninguno de los festejos del coro de Vírgenes. Les presentó sus disculpas y de forma elegante les dijo: “en septiembre ya hay que trabajar”.

Cuánto bien habrían hecho nuestros vicarios si en su totalidad, intérprete de secretario de ayuntamiento incluido, hubiesen festejado los 25 añitos del príncipe de la Iglesia cantándole las 40 y mediante esto salvar sus almas.

Qué triste es ver excursiones de este tipo, aunque más triste debe ser participar en ellas, sobretodo cuando uno piensa lo contrario de lo que el gran invento del turismo obliga. Pero la crítica abierta vendrá después de que le acepten la renuncia ¡qué valientes!

Realmente hay pobres muy pobres, ¡qué comedia!; pero ya lo decía el alcalde y su secretario “mandar más dinero”.

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