Ussía y el P. Santiago Martín

|

https://infovaticana.com/2017/08/25/ussia-defiende-santiago-martin-arzobispo-esta-instalado-lo-politicamente-correcto/

Si es que ahora hay que andarse con muchísimo cuidado para no salir trasquilado. Se ha perdido el sentido reverencial y todo el mundo está expuesto al juicio público. Porque sus vidas, sus dichos y hechos, son públicos. Por un lado está la desvergüenza de muchos personajes que era intocables por respeto al cargo y por desconocimiento de sus andanzas. La inundación de los medios de comunicación social han hecho que todo se conozca inmediatamente. Y sobre todo lo malo. ¿Y desde ese conocimiento, qué respeto merece un rey con más amantes que un sultán de la Sublime Puerta, un político más ladrón que el Tempranillo, un obispo o un cura amancebado o incluso pedófilo, un mentiroso compulsivo o un profesor ignorante?.

Por eso todos deben extremar el cuidado. Todos los que no se quieran ver en la picota de internet no dando sobrados motivos para encontrarse en ella. La descalificación, generalmente muy merecida aunque algunas puedan resultar injustas, está al alcance de cualquiera, dando su nombre u ocultándose tras un Nick. Y si quien lanza el ataque es una tecla consagrada, con gran eco público y mejor estilo literario la crítica se convierte como se dice ahora en viral.

El arzobispado de Madrid acaba de desautorizar a un sacerdote muy conocido por expresar lo que piensan muchísimos y que además era la verdad. En vez de salir en defensa del cura atacado por el radicalismo de izquierdas, absolutamente anticatólico, o de callarse, se alineó con esas críticas, halagando a los enemigos de la Iglesia y pretendiendo dejar al sacerdote en mal lugar.  Y consiguió todo lo contrario. Quien quedó a los pies de los caballos fue el arzobispado. Se lo han hecho ver muchos y alguno, como Alfonso Ussía, dado su peso social y literario, con un eco verdaderamente notable.

Pues extraño éxito el del arzobispado que ha conseguido aumentar el ya mucho prestigio del desautorizado y hundir en la miseria a la institución. Entre los católicos. O, para ser más exacto, entre muchísimos de estos. Curiosamente, y por añadidura, los escasísimos que han salido en defensa de la institución o no son nadie o lo peor de la casa.

Pues, ¡vaya éxito!