No sé más que lo que he leído y no puedo asegurar la verdad de los hechos. Podrían no ser ciertos.
Pero si lo fueren parecen muy graves y comprometerían notablemente al obispo de la diócesis.
Ante informaciones como ésta procedería nombrar a un investigador imparcial, sujeto a Bernardito, por ejemplo, para que acredite su lo publicado es verdadero o no, y en el caso de que lo sea rueden las cabezas que tengan que rodar.
El obispo y el Seminario deberían ser los primeros interesados, en el caso de que todo estuviera en orden, en que esa investigación se llevara a cabo.
Porque es urgente acabar con esa doble moral que tanto daño está haciendo a la Iglesia o, si fuere el caso, con quienes difunden calumnias gravísimas.