Raúl Berzosa se asentará en Aranda como obispo emérito

Conocí personalmente a D. Raúl Berzosa gracias a una amiga común. Me ayudó y me tendió su mano en un momento de mi vida muy doloroso que sufrí en Burgos y le estaré siempre agradecida. Tiene un corazón enorme y es honesto y bueno. Nunca creí nada de lo que le acusaron y me duele lo que ha tenido que sufrir. Perdí el contacto antes de que fuese obispo. Quizás lo suyo no era la reflexión teológica… pero siempre tenía una palabra de fe cuando la mía tambaleaba y cuando mi mundo se vino abajo. Por eso, aunque yo no sea nadie, quiero hoy alzar mi pequeña voz para señalar la poca justicia que le ha hecho la iglesia española a este hombre. Por otra parte, creo que debería haber estado en tareas diplomáticas y de negociación más que de obispo. Recuerdo que su nombre sonó en varias ocasiones y no lo nombraban hasta que le llegó su turno como auxiliar de Oviedo. No entendí lo de Ciudad Rodrigo y no me extrañaría que fuera una orquestación por parte de algunos envidiosos, entre ellos algunos con mitra… Por cierto, nunca me atrajo lo de su hermana en Lerma ni en La Aguilera. No creo que él tuviera mucha influencia en la aprobación tan directa que tuvo el instituto religioso que ella fundó. Creo que fue más obra de Rouco Varela. Tampoco entendí el “rechazo” hacia el franciscanismo de Iesu Communio, después de años viviendo la regla de Santa Clara. Quizá en esto sí que las ayudó a esquivar una posible dependencia de la familia franciscana y de ahí ese “rechazo” y esa súbita e inédita aprobación pontificia.
En resumidas cuentas, que a pesar de que a mí no me gustaban algunas cosas que le rodeaban, no hay derecho a lo que han hecho con él.