PATRIA O GLOBALISMO

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Donald Trump gana las elecciones en EEUU con una amplia victoria

PATRIA O GLOBALISMO

En “La Prensa” de ayer (los sábados no sale), aparece un buen artículo de Myriam Mitrece y Carlos Ialorenzi titulado “Reflexiones del día después”, que comienza así: “Cada vez son más los pueblos que empiezan a rebelarse directa o indirectamente contra la Agenda 2030, hoy potenciada y actualizada en la Agenda del Futuro 2045… La avasallante izquierda cultural está empezando a sentir que desde el otro lado hay quienes empezaron a hacerle frente”.

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Nosotros, siempre estuvimos del “otro lado” y esto nos llevó a soportar exclusiones (disfrazadas de anulación de concursos, jubilaciones, quejas de alumnas por malos tratos, opciones deshonrosas y crueles, etcétera, de las universidades en la cuales ejercimos durante muchos años la docencia), algunas instrumentadas por enemigos (liberales de Mar del Plata;    marxistas, como Mario Kestelboim o social demócratas, como el ruso Eugenio Bulygin, en la Universidad de Buenos Aires; traidores, como Gabriel Limodio, en la Universidad Católica Argentina y horribles tiranas ginecocráticas, que integran un dúo siniestro, que se encuentra a cargo del gobierno de la Facultad de Derecho de la Universidad del Salvador). 

A mi edad, que ya es mucha, más allá de errores propios, estoy muy contento con el balance de estar siempre “del otro lado”, de haber molestado a individuos chupamedias, desde el entonces presidente de la Academia del Plata, el día de mi incorporación y retiro, por darme asco su “alfonsinismo” militante, hasta el actual de la Corporación de Abogados Católicos san Alfonso María de Ligorio, un abogadete autoritario, sin interés alguno por la verdad y mucho, por quedar bien con el mundo clerical, a costa de impedir un diálogo académico que hubiera sacado a la luz arbitrariedades y porquerías.

Hoy, subsisto en dos ámbitos académicos, el Instituto de Filosofía Práctica y el Instituto de Filosofía del Colegio de Escribanos de la Ciudad de Buenos Aires, en ejercicio de la presidencia en ambos, desde hace muchos años; en ambos prosigo el buen combate y dejo aclarado que en el segundo nunca, con las distintas comisiones directivas que se suceden cada dos años, tuve ningún problema. Esta institución laica, pero no laicista, que honra en su sede a san Ginés de Arlés, patrono del notariado, en materia de libertad académica, es muy superior a las universidades nominalmente católicas. 

El tema del comentario, es el sorpresivo resultado de las elecciones de los Estados Unidos. Allí, donde los encuestadores anticipaban un “cabeza a cabeza” las urnas mostraron un triunfo por varios cuerpos del candidato republicano.

Allí, donde el cauto diario “La Nación”, publicaba un día antes de las elecciones “Seis razones para votar contra Trump”, muchos millones de electores encontraron una docena de razones para votarlo, para decirle no al globalismo, a pansexualismo, a la Agenda 2030, a la promoción del aborto, a la Revolución sexual”, al feminismo destructor, todo sintetizado y encarnado en dos personas siniestras: la “mala” Harris y el cardenal Cupich o Mierdich, como lo llama Paco Pepe, una presidiendo, el otro rezando, en una asamblea a cuyo ingreso se encontraba un abortorio móvil, signo de asesinato y muerte.

Pero más allá del “no” existe un gran sí: a Dios, a nuestro Dios trinitario, al Dios Creador y Redentor, que es el Dios de la vida, que “quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad”; sí, a la vida humana inocente, pues la Sagrada Escritura prohíbe matar al inocente al justo; sí a ese segundo útero que es la familia basada en el matrimonio monogámico e indisoluble; sí a una sana organización social edificada desde los otros grupos infrapolíticos, territoriales, profesionales, educativos, culturales, con sus competencias y libertades concretas; sí a un Estado que sea una persona de bien, gestor de los intereses comunes, apuntado a la realización de un bien común político, concreto y posible.

El artículo cita palabras de Trump en el año 2019, en la Asamblea general de la ONU: “Los líderes sabios siempre ponen el bienestar de su gente y de su país, primero. El futuro no les pertenece a los globalistas, les pertenece a los patriotas”.

Porque los patriotas son piadosos, practican la virtud de la piedad, en su dimensión patriótica, no son globalistas impíos, sin Dios ni patria.

En el año 2020 enfrentaba a la activista climática Greta Thunberg, con estas palabras: “el mundo no debería prestar atención a los permanentes profetas de la fatalidad que intentan destruir nuestra economía y arruinar nuestro país o acabar con  nuestra libertad… Estos alarmistas siempre exigen lo mismo: poder absoluto para dominar, transformar y controlar cada uno de los aspectos de nuestras vidas”.

Los articulistas señalan que el progresismo que hoy gobierna en España, Portugal, Austria, Alemania, Francia, Polonia, Inglaterra, etcétera, “desde una posición altanera y hegemónica no consideró las consecuencias de sus abusos: la soberbia imposición totalitaria, la desmesura de las propuestas -por ejemplo, ideologías de género, indigenistas, ecologistas, etc.-, provocaron reacciones que fueron agrupándose hasta generar grupos de resistencia”.

No todo es cuestión de economía; la batalla cultural es mucho más importante, porque como está escrito: “No solo de pan vive el hombre”.

Dios nos ayuda, porque “del Cielo viene la fuerza” y Él un día nos juzgará no por el resultado, sino por el esfuerzo; como escribe Saint-Exupéry, nos preguntará en la eternidad: ¿Qué hiciste con tus dones? 

Estancia San Joaquín, San Serapio de Azul, noviembre 9 de 2024.

                                     Bernardino Montejano

  

 

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