“MALA LECHE”

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Monseñor Víctor Manuel Fernández junto al Papa Francisco.
“MALA LECHE”
La virtud de religión tiene dos actos internos: la oración y la devoción. Hoy voy a
referirme a la segunda, pero no con referencia a las devociones sea a Dios, a la Virgen o a los
santos, por ejemplo, a san Cayetano, sino a la devoción como acto de la virtud de religión, que
consiste “en una voluntad pronta para entregarse a todo lo que pertenece al servicio de Dios”,
como la define con precisión el Aquinate (Suma Teológica 2-2 q. 2 a. 1).
Todos hemos recibido de Dios talentos, dones gratuitos por cuyo uso deberemos algún
día rendir cuentas. Esos dones como la ciencia, la filosofía, el arte pueden alejarnos de Dios
como cuando pecando de soberbia, los referimos a nosotros mismos, con olvido de su génesis
o enriquecernos cuando lo ponemos con devoción al servicio de Dios.
Porque a Dios debemos ofrecerle lo mejor: en el lenguaje, en la literatura, en la poesía,
en la pintura, en la escultura, en la música, en la arquitectura, en la ciencia, en la filosofía, pues
como enseña Santo Tomás “si el hombre somete a Dios la ciencia o cualquier otra perfección,
con esto aumenta la devoción” (2-2 q. 82 a. 3).
Por eso la Iglesia, a lo largo de los siglos, trató de ofrecerle a Dios lo mejor y como
consecuencia formó el buen gusto y acrecentó la cultura cristiana del pueblo y de sus
dirigentes, hasta formar ese conjunto político llamado la Cristiandad.
Pero hoy, en lugar de elevación, asistimos a un abajamiento, que comienza con el
lenguaje, pensando que una pastoral populachera llegará más a la mayoría de los fieles.
En casi todos nuestros seminarios ha desaparecido “Los seis libros de la Retórica
Eclesiástica o de la manera de predicar” de fray Luis de Granada; los resultados son homilías
sin estructura, sin argumentos, sin conclusiones, vacías, estériles, inútiles para la formación de
los sufridos feligreses que dejan las iglesias con las manos vacías, cuando no son usadas como
medio de adoctrinamiento político al servicio de torcidas teologías como de la liberación o del
pueblo.
En la degradación del lenguaje, quiero destacar hoy el usado por el cardenal “Trucho”
Fernández en respuesta a las críticas recibidas por la declaración Fiducia supplicans, efectuadas
por episcopados enteros, cardenales, arzobispos, obispos e instituciones católicas del mundo
entero. Quien lo impugna “no ha leído el documento o tiene mala leche” en La Nación
28/12/2023). O son irresponsables que critican sin leer y analizar o tienen “mala leche”, solo
dos posibilidades.
¿Qué significa “mala leche”? Ser mala persona, tener mala intención, perseguir un fin
ofensivo; todos los días aparece en Wanderer la lista de nuevas incorporaciones a esta
sociedad accidental maléfica, de personas o autoridades eclesiásticas de “mala leche”.
Cuando se acaban los argumentos comienzan los insultos, en este lenguaje soez,
patrimonio de muchos que hoy desgobiernan a la Santa Iglesia. En la Argentina solo se ha
pronunciado el arzobispo emérito Aguer, que comparte la “mala leche” con la Corporación de
Abogados Católicos San Alfonso María de Ligorio” que publicó una nota crítica prescindiendo
de la opinión de su capellán, por lo que sabemos.
Buenos Aires, diciembre 28 de 2023.
Bernardino Montejano
Hay que echar al Trucho
Comentarios
2 comentarios en ““MALA LECHE”
  1. Creo que tuchi, es cardenal en esta segunda definición del diccionario rae:
    cardenal2
    De cárdeno.
    1. m. Mancha amoratada, negruzca o amarillenta de la piel a consecuencia de un golpe u otra causa. Se dan cuenta ahora de porque papapancho lo ha puesto ahí. Su interés parece ser afear a la Esposa de Cristo.

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