A los diez años del Summorum Pontificum

Os enlazo un artículo de Ideal, diario ajeno a tradicionalismos eclesiales. Está redactado desde la comprensión e incluso con alguna simpatía.

http://www.ideal.es/sociedad/intruibo-altare-20171112001511-ntvo.html?edtn=granada

Al redactor mi agradecimiento por la mención a mi pobre persona. Que no soy asiduo al modo extraordinario del rito latino. En el presente año sólo he acudido a una de esas misas. Aunque también es cierto que siempre que asisto quedo impactado por la devoción y la participación de los fieles. Que me inclinan a lo mismo.

Tenía previsto este mes de noviembre asistir a otra pero la interferencia de unos frailes, mentecatos y mequetrefes, además en vías de extinción, al menos en España, la ha hecho imposible. No voy a decir que Dios les confunda porque ya les tiene confundidísimos.

Mi intervención en eso, que alguna he tenido, saben mis lectores que no ha sido nunca la de defender las excelencias de una misa, vetus o novus, sobre la otra, ambas, celebradas como la Iglesia manda, son infinitamente santas, sino defender a los fieles en su derecho de participar en una u otra. La que ellos crean mejor para su propia santificación.

Y en eso quiero ampliar mi felicitación al arzobispo de Sevilla que acaba de dar muestra de querer ser el padre de todos sus fieles. Con su asistencia a una misa por el modo extraordinario que además se celebró en la capilla de Reyes de su monumental catedral. Esos fieles, Don Juan José, le quieren y le están muy agradecidos. En Sevilla hay una misa dominical por el modo extraordinario. Diga lo que diga el Motu Proprio eso, lo sabemos todos, es generosidad del ordinario del lugar. ¿Qué debería ser obligada? Vale. Pero no todos son generosos.

En Sevilla llevan ya unos cuantos años con misa dominical avalada por el pastor diocesano. Este año, además. se  quiso hacer presente en la misma y en el lugar más simbólico de su catedral. Son ya unos cuantos los obispos que permiten, sin problemas, o ya con muy escasos, la misa por el modo extraordinario. Y que nadie me venga a decir que tras el Motu Proprio de Benedicto XVI eso es una obligación. Porque eso ha sido un error del Motu. Ya puede decir lo que quiera que en una diócesis la autoridad es la del obispo. Aunque la ejerciera mal. Y no hay cura, buen cura, de los estrafalarios nos libre Dios, que no se someta, con gusto o sin él, al mandato del diocesano.

Unos cuantos, no muchos, permiten ya la misa por el modo extraordinario. Y vuelvo a decir lo de que con gusto o sin él, que eso es cosa de ellos. Y tal vez más meritorio en los que la permiten contra gusto. Tres de ellos, tal vez alguno mas pero ahora no me viene a la memoria, han participado incluso en esa misa. Como celebrantes o asistentes. Curiosamente todos de una provincia eclesiástica: Sevilla. Los sufragáneos de Córdoba y Canarias y ahora el metropolitano. ¿Será verdad lo de que Sevilla tiene un color…?

Pero tampoco hagamos de la escasez de esas misas bandera de arrebato. Se requiere un grupo estable de alguna consistencia. ¿Lo hay en Ciudad Rodrigo, Urgel, Mondoñedo u Orense?  Pienso que no. Créanlo y si luego el titular se opone ya diremos lo que quepa decir. Y un grupo estable no son dos personas y alguna de ellas sedevacantista.

Me dijeron de un obispo, cuyo nombre ahora no voy a decir ni tampoco sé si el hecho fue real, que en conversaciones previas para lograr en su diócesis una misa por el modo extraordinario fue interpelado por uno de los asistentes que le dijo: ¿A usted le encantará la misa tradicional. Y él le respondió: No me gusta nada pero si tengo fieles que me la reclamen no se la voy a negar. Pues con eso valdría. Pero, primero, fieles. Y esa es vuestra tarea, queridísimos amigos afectos al modo extraordinario. Dad a conocer esa misa, llevad a ella a amigos, algunos se quedarán admirados de su piedad y su belleza, los que no la tengáis próxima referidles lo que rebosa vuestro corazón y hoy existen mil medios para mostrarle lo que es. La extraordinaria página Acción Litúrgica muestra todos los días devoción y belleza. Pero eso es cosa vuestra y de que sepáis vender una buena mercancía. Yo no voy a ser ajeno. Pero tampoco vuestro agente comercial. Y siempre distante de extralimitaciones. Quienes sostengan que la misa nueva es herética o simplemente protestante no tienen nada que ver conmigo. Ni yo quiero tener nada que ver con ellos.

 

 

 

 

 

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