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Lo que los «tradicionales» deberían/deberíamos tener siempre en cuenta

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Y lo dice Santiago González, nada sospechoso, por cierto:

https://adelantelafe.com/las-trampas-del-diablo-en-el-mundo-tradicional/

Creo que con sobrada razón.

 

Comentarios
11 comentarios en “Lo que los «tradicionales» deberían/deberíamos tener siempre en cuenta
  1. Pues a mí me parece como si hablara del papa: agresivo, insoportable, soberbio, artificial, falto de empatía, con cara de cementerio, falto de alegría cristiana, que lucha contra el pecado ajeno, sin reparar en el propio…

  2. Hasta donde se,el que escribe esto,no acepta íntegramente el Concilio Vaticano ll.Lo que yo pienso,es que el diablo es bien astuto y ahora quiere,que los tradicionalistas sean amables,y que inicien una nueva etapa «evangelizadora»,de tipo amable.El coludo,cambia de estrategia.Francisco con algunas actitudes equivocadas,empuja a muchos hacia lo tradicional,que suele ser,en muchos casos,bastante picante.Pero ahora…….se van a dulcificar y muchos incautos,van a quedar pegados en la miel.Buena estrategia Padre Gonzalez

  3. Lo he dicho tropecientas mil veces:Considero que decir católico tradicional es una tautología.
    Eugenio D Ors,refiriéndose a algo más extenso-si no más profundo-que el Catolicísmo,dijo aquello de «todo lo que no es tradición,es plagio».Dejando el análisis de tan rotunda afirmación para otra ocasión,sin lugar a dudas el Catolicismo es «Algo recibido» que,por no ser nuestro,tenemos la obligación de conservar íntegro,y trasmitirlo así de generación en generación.Esta característica del mismo es un Unicum,por la sencilla razón de que Quien Dio ese Algo no es un cualquiera,uno más,sino Dios Mismo,que no puede engañarse ni engañarnos.
    En el correr de los tiempos,y en el esfuerzo por descubrir las implicaciones de ese Algo,la prueba del nueve que habrá necesariamente que aplicar para determinar la ortodoxia o no de cualquier hipótesis,será contrastarla con el Nucleo Fundante de ese Dado irrevocable.
    E incido en que se trata de un Unicum,porque tal cosa no ocurre absolutamente con ningún pensador,filósofo,sistema…,por grande que haya sido o siga siendo.Se puede corregir a Aristóteles,a Platón,a Agustín,¡a Tomás!…Pero no a Quien Es La Verdad Misma(Metafísica,Lógica y Moral):Todo es como Él lo Pensó.Todo es como Él lo Mandó.Todo es tal y como Él Dice que es.

  4. Si éste es su concepto de lo tradicional en la iglesia entonces dedíquese a la caricatura. Soy fiel, por gracia de Dios, de la misa tradicional y nada más lejos de lo real el que los confeligreses tengan cara de pepinillo en vinagre, aires de superioridad, falta de empatía o dureza contra el pecador. Pero tampoco «dialogamos» con el mundo porque sabemos que esa negociación lleva a términos inasumibles para un católico. Otra cosa es la ya cismática iglesia mundana, de la cual el padre Santiago pareciera embajador (espero equivocarme). Personalmente deseo, para mí incluido pues también lo soy, que el pecador sea consciente de su pecado PARA QUE SE SALVE SI QUIERE utilizando los medios que la Iglesia ofrece.
    «1: El gesto continuamente agresivo y lleno de celo amargo; el Padre Jorge Loring (q.e.p.d.) enseñaba que “con cara de cementerio es imposible hacer apostolado”
    2: La permanente tensión interior que anula la paz del espíritu y ahoga la alegría de ser cristiano
    3: La falta de empatía con las almas que Dios pone en nuestro camino para que las acerquemos a Él
    4: El “quietismo” que convierte la vida espiritual en una especie de torre de marfil donde no dejemos entrar al prójimo desde un falso concepto de piedad
    5: El ardiente deseo de lucha contra los pecados ajenos (y los males de la Iglesia) sin reparar que ese deseo debe iniciarse por la lucha contra nuestro pecado»
    Citado en «Adelante la fe».

    1. El artículo enlazado va a provocar dolor de estómago en muchos tradicionalistas. Los que yo he conocido, coinciden exactamente con lo que el P. Santiago González describe. Y el comentario de Pelicanillo tiene el mismo aroma.

  5. Dice el Padre Santiago González en el artículo que usted enlaza: «Aprendamos de san Pablo». Sin embargo, me parece que olvida cuál fue el desenlace final del episodio del Areópago: «Algunos se le juntaron y creyeron, entre ellos Dionisio el areopagita, una mujer llamada Dámaris y algunos más con ellos» (17,34). Nada que ver con las multitudes que se convierten en otros pasajes del mismo libro de los Hechos, como «Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día fueron agregadas unas tres mil personas» (2,41) o «más aún, crecía el número de los creyentes, una multitud tanto de hombres como de mujeres, que se adherían al Señor» (5, 14). No existe, por otra parte, ninguna constancia de la existencia de unacomunidad floreciente de cristianos en Atenas en aquella época. El propio san Pablo, parece que lo que aprendió de esa experiencia fue que debía cambiar el enfoque de la predicación, ya que se dirige a loscorintios (siguiente lugar en el que predicó justo depués de Atenas y en donde sí surgió una floreciente comunidad) de otra forma completamente distinta: «Yo mismo, hermanos, cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y este crucificado». (1 Co 2,1-2)

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