«Fui represaliado por los Jesuitas, junto a dos hermanos y unos amigos, por denunciar abusos a los pequeños del colegio»
«Fui represaliado por los Jesuitas, junto a dos hermanos y unos amigos, por denunciar abusos a los pequeños del colegio. Una ignominia que fue amparada por la cúpula de los Jesuitas […] nos educaron a golpe de misas y rosarios diarios y de una férrea disciplina, que incluía castigos físicos y una violencia psicológica que a veces rayaba el sadismo.»
Un testimonio espeluznante que merece toda credibilidad. Ya va siendo hora de que empiecen a denunciar también el inmisericorde terrorismo espiritual que ciertos arrupitas ejercen sobre sus dirigidos más vulnerables. Para ellos, con tal de arrebatar la voluntad de la víctima, ni tan siquiera existe el secreto de confesión…
Nota de F. de la C.: ¿Pero tiene usted datos de lo del secreto de confesión? En eso, como en el abuso, si no hay certeza absoluta o publicidad ya manifiesta, en prensa, radio o televisión creo que es mejor no publicar noticias sin más sino procurar antes otros caminos
JuanJo: El obsesionado con el vacío, pese a los esfuerzos de los filmadores que son de la casa parece que eres tú. Yo me limito a constatar la evidencia.
El Angelus dominical no vale un pimiento. Así que lo que Vd pide es nada menos que el bloger le haga la síntesis de un pimiento. Quizás Carlos Arguiñano pueda satisfacer su deseo.
Gastón “el simplon”; Tienes más tontadas en la cabeza que un mueble-bar, y así les va a los mueble-bar por tipos como tu
Sigo sin entender por qué el Papa no dirige el ángelus desde la misma plaza de San Pedro. Allá arriba queda esa ventana en la que, por cierto, no vive. No hay por dónde cogerlo!
Bueno ya se llenará algún dia. Estamos en invierno.
Cierto. El invierno postconciliar, que muchos creían que primavera.
«Curas pederastas»
«Fui represaliado por los Jesuitas, junto a dos hermanos y unos amigos, por denunciar abusos a los pequeños del colegio»
«Fui represaliado por los Jesuitas, junto a dos hermanos y unos amigos, por denunciar abusos a los pequeños del colegio. Una ignominia que fue amparada por la cúpula de los Jesuitas […] nos educaron a golpe de misas y rosarios diarios y de una férrea disciplina, que incluía castigos físicos y una violencia psicológica que a veces rayaba el sadismo.»
https://www.diariodecadiz.es/opinion/articulos/Curas-pederastas_0_1651935062.html
Un testimonio espeluznante que merece toda credibilidad. Ya va siendo hora de que empiecen a denunciar también el inmisericorde terrorismo espiritual que ciertos arrupitas ejercen sobre sus dirigidos más vulnerables. Para ellos, con tal de arrebatar la voluntad de la víctima, ni tan siquiera existe el secreto de confesión…
Nota de F. de la C.: ¿Pero tiene usted datos de lo del secreto de confesión? En eso, como en el abuso, si no hay certeza absoluta o publicidad ya manifiesta, en prensa, radio o televisión creo que es mejor no publicar noticias sin más sino procurar antes otros caminos
Créame, respetado Don Francisco José, que los tengo. En caso contrario, no lo hubiese escrito…
¿Está vacío porque no se aceptan personas no vacunadas?
el show de bergoglio, el comediante mayor del vaticano, se esta quedando sin publico. que pesar!
JuanJo: El obsesionado con el vacío, pese a los esfuerzos de los filmadores que son de la casa parece que eres tú. Yo me limito a constatar la evidencia.
Estas tan obsesionado como los de la «España vaciada». No estaría nada mal que nos hicieses una síntesis del contenido del Angelus dominical.
El Angelus dominical no vale un pimiento. Así que lo que Vd pide es nada menos que el bloger le haga la síntesis de un pimiento. Quizás Carlos Arguiñano pueda satisfacer su deseo.
Y usted es un faltón de frutería!! He dicho
Ha dicho Vd nada. Conclusión solemne y fuera de lugar de una nadería.
Gastón “el simplon”; Tienes más tontadas en la cabeza que un mueble-bar, y así les va a los mueble-bar por tipos como tu
Sigo sin entender por qué el Papa no dirige el ángelus desde la misma plaza de San Pedro. Allá arriba queda esa ventana en la que, por cierto, no vive. No hay por dónde cogerlo!