El artículo de Juanjo Romero es doblemente ilustrativo. Sobre la realidad, agonizante, de la Iglesia alemana y sobre lo que puede esperar la Iglesia universal si la toma como modelo. Porque ese camino sólo conduce a la muerte y aceleradamente. El cardenal Marx y la mayoría de os obispos alemanes lo saben de sobra y parece ser lo que quieren. La extinción. Y los datos son todavía mucho peores porque una buena parte de los que se siguen manifestando católicos y de los que todavía practican son declaradamente contrarios a los postulados marxistas. Me refiero a los cardenalicios todavía peores que los políticos.
http://www.infocatolica.com/blog/delapsis.php/1808071142-la-liglesia-del-nuevo-paradig
¿Quiere lo mismo el Papa Francisco? ¿La muerte de la Iglesia a él encomendada? Pues eso no me atrevo a asegurarlo porque su mente puede ser más caótica que malvada. Y como el caos es evidente lo segundo no me atrevo a asegurarlo. Pero los resultados están siendo muy parecidos a los de Alemania.
Pues los de allí los tenéis en el artículo enlazado.
La Iglesia alemana se muere. Tenía hambre de mundo y de fiesta y llegó el mundo y se la zampó entre fiesta y fiesta.
Roberto de Mattei, en su interesante libro sobre el Concilio Vaticano II, recoge una sentencia de un Padre conciliar, acertada casi plenamente en el momento en que la pronunció, aunque hoy todo está desgraciadamente muy «mezclado»: «Germani confundunt veritatem; Galli quaerunt veritatem; Itali habent et Hispani defendunt veritatem» («Los germanos confunden -yerran- la verdad; los Galos la buscan; los Italianos la tienen y los Españoles la defienden»).
Los griegos enseñaban que lo que destruye un necio no lo reparan veinte sabios.
el hundimiento de la simoníaca y herética iglesia alemana es lo que precisamente quiere bergoglio extender a toda la iglesia a escala mundial. por ende no hay caos de bergoglio sino maldad pura y dura de su parte.