Extensa, cuatro páginas.
Muy repetitiva de lo que dice permanentemente, autojustificativa, autocomplaciente.
Muy en su línea.
Tenía que leerla aunque ya me la figuraba. Es uno de esos esfuerzos que hay que hacer aunque no valgan la pena.
Mi mujer lee el ABC todos los días con mucha más atención que yo y también es mucho más papista que yo. Pasó de la entrevista. Me respondió que era muy larga y que ya sabía lo que iba a decir.
Los entrevistadores, el director de ABC y el corresponsal en el Vaticano, hábiles en sus preguntas.
Sería ímprobo el trabajo de resumir la entrevista y no estoy dispuesto a ello así que la iré presentando en pequeñas entregas que a la vez eviten la indigestión y diluyan el enfado.
Ya desde la primera respuesta se manifiesta Francisco tal cual es.
«Santo Padre, usted suele hablar con frecuencia a quienes están fuera de la Iglesia. ¿No le preocupa que quienes están más cerca se puedan sentir descuidados?
Si son buenos. no se sienten descuidados, Si tienen algo medio escondido, que ni ellos lo saben, son como ese hijo mayor de la parábola del hijo pródigo. «Te sirvo desde hace tantos años y ahora cuidas de aquel y a mí no me das bolilla». Es un pecado feo, de ambición escondida, de querer figurar, de ser tenido en cuenta (así se podría interpretar)… Es un poco vivir la pertenencia a la Iglesia como lugar de promoción.»
Desde el primer instante. Faltando, No somos buenos. ¿Quién eres tú para juzgar? ¿O lo decías para engañarnos? Porque te pasas la vida juzgando. Tenemos algo medio escondido y no nos enteramos, tú sí. Que eres tan listo que te enteras de todo. Salvo del alemán que se te atragantó siempre. Desde tus años de joven jesuita. También el castellano. Y ahora quieres darnos o no darnos bolilla. Deberías explicarnos lo que es eso.
Por un lado nos dices que un cura debe perdonar siempre los pecados, por gravísimos que sean, creo recordar que añadías que si no lo hacían eran asesinos o algo semejante. Tampoco te sigo tanto que recuerde todos tus dichos. Pero tú nuestros pecados nos los recuerdas siempre, si no existen te los imaginas y hasta los agravas.
Es rarísimo, entre los que vituperas, el que vive la pertenencia a la Iglesia como lugar de promoción. Tú en cambio de una familia inmigrante de bajísimo nivel a Papa de la Iglesia. ¡Toma promoción!
Si quieres ser feliz y no un zoquete, no interpretes, Francisco, no interpretes.
Se me olvidaba, sus explicaciones sobre la guerra civil y el martirio de tantos miles de católicos y simplemente españoles de bien, aunque no fuesen catolicos practicantes son mas infames todavía. Pero claro que se puede esperar de un hombre que destaca por su ignorancia y su estulicia incluso en los asuntos de los que se supone que debería saber como es la religión. No le vamos a pedir que sepa de historia.
Mi impresión es que Bergoglio arrastra importantes traumas y carencias desde su infancia. No hay mas que verlo, y lo que hace. Estoy seguro de que Jorge Mario era un acrisolado representante del tipo PICNICO en su niñez, y eso unido a su habla poco ilustrada propensa a las insustancialidades o a los lugares comunes, le hacía objeto de burlas y pullas de sus compañeros. Por supuesto las chicas ni le miraban. Apostaría a que era el tipico niño que iba a jugar a la plaza con un balon, y le quitaban el balon y los demas jugaban con el y a el no le dejaban porque nadie le quería en su equipo. Eso marca mucho, y crea un odio al mundo a los que tienen la suerte de ser mas o menos normales.
Y ahora se esta vengando bien de todos los que no han sufrido lo que el.
Es como Hillary Clinton pero en Papa.
Si a eso le sumamos que además no era ni mucho menos el mas listo de la clase entonces lo tenemos todo. Tal vez por ahí provenga esa fascinación por el Trucho, como ese alguien al que le hubiera gustado ser, pero que le resultaba inalcanzable. Cuentan que el trucho de pequeñito le dijo a Bergoglio que el se convertiría en el hombre mas importante de la Iglesia cuando fuese mayor, y Bergoglio le dijo, vale pues yo el segundo.
bla, bla, bla, bla, bla, pura charlatanería de pacotilla del porteño bergoglio.
La locuacidad, unida a la falta de preparación, crea esos resultados catastróficos. Francisco yerra con demasiada frecuencia. Siempre, cuando habla en entrevistas. El otro día el disparate era sobre el concepto de persona en el embrión. Se hizo un lío al aludir a la discusión que algunos biólogos del desarrollo han establecido interesadamente entre pre-embrión y embrión, cuya línea divisoria sería el momento de la implantación, en torno al día 14 de vida.
En Abc su insistencia en la tradición deja sin esclarecer el nudo de la cuestión: qué se puede innovar y cómo. No basta con decir –lo que ha entusiasmado a algún periodista de ABC y tertuliano radiofónico– que la tradición es importante. No es importante, es que es una fuente de revelación. Pero eso Francisco lo omite. Tampoco aclara qué se puede innovar en dogma y qué sería un disparate alejarse de la tradición. Vale lo mismo para la moral. Lo único que no parece admitir ambigüedad es que dimitirá cuando los achaques le impidan seguir, pero sabido es que lo último que reconoce un humano son los achaques de la edad. Cuánta labia intranscedente.
Su esposa dijo que no la leía porque ya sabía lo que se iba a decir, yo añado, a mí me pone de mala leche porque Francisco responde siempre con sus juicios a priori, que además eleva a categoría absoluta, la respuesta que usted reproduce hoy tiene «eggs», sobre los que se sienten desatendidos.
Leo lo que usted escribe cada día, estos días que comente el artículo de ABC me voy a excusar.
Por lo que me han contado, Francisco dice en la entrevista que tiene previsto poner a una mujer al frente de un dicasterio para dentro de dos años, ¿no es consciente de la edad que tiene?
Y, en fin, después de tantísimas entrevistas concedidas ya no le queda nada sorprendente que decir.
Será cosa del discernimiento, que solo los jesuitas que discernen buenos discernadores serán. Pero da la sensación de que es la enseñanza de Jesús al revés: no pasas una paja en el ojo del católico pero te tragas la viga del ateo. ¿Y cuando el ateo se haga seguidor de Jesús, se le abandonará?. Esa caridad con el extraño y el odio al prójimo no la he entendido nunca, la enseñanza de nuestro Señor no era esa, era que todos somos prójimos. Ahora más bien parece: «hazte extranjero, porque si eres prójimo tengo derecho a juzgar el más mínimo de tus actos, porque seguro que nacen de algo demoníaco, el discernimiento juzgador del que soy intérprete así me lo dice». Por desgracia es el marxismo y el psicoanálisis llevado a la vida de la Iglesia. Con razón en otro post se hablaba del abandono en masa de la iglesia católica en sudamérica.
«Por un lado nos dices que un cura debe perdonar siempre los pecados, por gravísimos que sean, creo recordar que añadías que si no lo hacían eran asesinos o algo semejante. Tampoco te sigo tanto que recuerde todos tus dichos. Pero tú nuestros pecados nos los recuerdas siempre, si no existen te los imaginas y hasta los agravas.»
Exacto, juzga como rígidos, él, que pide no juzgar… No juzgues y juzgas…
Nuestros sabios abuelos lo dijeron:
Dime de lo que presumes y te diré de lo que careces
Hablar si ton ni son
Mirar la paja del ojo ajeno
He conocido a Pío XII, Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I , Juan Pablo II , Benedicto XVI y a Francisco. Ninguno tan encantado de haberse conocido como éste.
No es que este Papa no dé bolilla a los fieles; es que los muele a palos. Sería mejor que no le entrevistaran, cada vez que abre la boca es un suplicio.
Ojalá Dios nos mande un papa tartamudo, semimudo o mudo por completo. Al menos, por señas se dicen menos disparates. Y si eso es mucho pedir, un tímido patológico, que solo lea lo que está escrito y no diga ni esta boca es mía si no lo está.
Lástima que no él no lo lea… No sé si lee algo que no le guste, aunque sea una verdad como un templo.
Si leyese un poco más, quizás caería en la cuenta y comenzaría a apretar algún tornillo que lleva flojo y hasta se convirtiese.