De Specola:
«La Civiltà Cattolica se reduce a la mitad: a partir de este número – el primero de 2025 (cuaderno n° 4189) – la periodicidad de la histórica revista jesuita fundada en 1850 a instancias de Pío IX como baluarte en defensa de la «civilización católica» pasa de quincenal a mensual. Los números anuales, por tanto, pasarán a ser 12 en lugar de 24, y se recogerán en tres volúmenes en lugar de los cuatro habituales: un cambio significativo para una revista que cumplirá 175 años en 2025. Con Spadaro, durante la cual La Civiltà Cattolica se abrió progresivamente a una comparación más positiva con algunos temas del mundo contemporáneo, adoptando a menudo posiciones socialmente avanzadas, en línea con el pontificado de Francisco , y explorando nuevos territorios culturales. La «identidad» y la «misión» de la revista no cambian, se lee en el editorial del primer número mensual «nuevo» (firmado La Civiltà Cattolica, por tanto atribuible a la dirección). «Las noticias reportadas no cambian nuestra identidad y misión. Somos una revista cultural de la Compañía de Jesús, fundada en 1850, que apuesta por una lectura cristiana de la sociedad contemporánea, en armonía con las posiciones del Romano Pontífice y de la Santa Sede». «Al ritmo frenético e inmediato de la información hoy, preferimos el ritmo más lento de reflexión y análisis, que ya prevalecía en la quincena, pero que ahora tenderá a expandirse.
Con la elección de ser mensual nos distanciamos un poco más del carácter informativo y de las noticias demasiado cercanas a los hechos, un servicio indispensable, pero que ya se ofrece por muchos otros medios. Nos corresponde a nosotros tomarnos el tiempo y proponer una lectura de la realidad alejada de las emociones inmediatas, intentando comprender los contextos, así como las causas y consecuencias más profundas de los hechos». Lo que no cuenta es que la compañía parece que que ha pedido reducir gastos de gestión. La Secretaría de Estado vaticana no siempre había apreciado la dirección de Spadaro y así podrá ejercer un control más fácil sobre una revista que reduce a la mitad su producción. El control que sigue siendo estricto, como lo ha sido siempre: los borradores se envían previamente a la Secretaría de Estado, que sólo da su aprobación para su publicación después de haber leído y ordenado, su fuera necesario, al director que modifique los artículos».
Creo que la principal razón es su elevado coste para no interesar ya prácticamente a nadie. Prácticamente lo mismo que sucedió a la revista jesuita española Razón y Fe, un referente del pensamiento católico español y hoy en la más absoluta irrelevancia.