Hay que leerlo. Como todo lo que escribe. Es eclesial y sensato.
Lo que señala El País, si es cierto, en una vergüenza eclesial. Que no debió producirse. Y en parte, mayor o menor, parece que ocurrió. Y no es la misma la responsabilidad de un obispo, en cuya diócesis ocurrieron dos o tres casos, que la del superior de una orden religiosa en la que ocurrieron cerca de un centenar. Mientras que el obispo podía apenas conocer al diocesano abusador mientas que el religioso convivía todos los días con un superior y con otros religiosos que no se enteraban de nada, no querían enterarse o si se enteraban se llamaban a andana.
Y también es de notar el gran amor a la Iglesia que demuestra El País en todo esto.
Hay que inclinarse y rezar con fervor ante la Virgen para que el Señor nos perdone y no vuelvan a verse estos casos. Con uno solo ya es suficiente para que Dios rebose su paciencia con nosotros.
Independientemente del contenido de la noticia, esté bien o mal la narración y los hechos sea ciertos o no, este periódico no me merece ninguna credibilidad, diga lo que diga quién lo diga.