| 06 octubre, 2023
El profeta Jeremías denuncia las palabras engañosas
Dentro de un par de semanas la Liturgia de las horas nos regala una advertencia a los
argentinos en estos tiempos electorales y nos dice: “Vosotros os fiais de palabras engañosas
que de nada sirven. Vosotros robáis, matáis, adulteráis, juráis en falso, seguís a dioses
extranjeros” (7, 8/9).
En nuestro doliente país los robos se multiplican a través del accionar delictuoso
cotidiano y espontáneo de amigos de lo ajeno y en la CABA, Ciudad apóstata de Buenos Aires,
ya no queda casi un bronce en los frentes de los edificios y muchísimos celulares son
arrebatados a sus propietarios en las calles, colectivos o subterráneos, para luego ser vendidos
ante la impotente mirada del jefe de gobierno Rodríguez Larrata y sus numerosos e inútiles
encargados de la seguridad de los sufridos vecinos y sus pertenencias.
Pero tienen más gravedad los robos en y a la cosa pública, que se suceden
continuamente y tapan unos a otros. Los últimos sucedieron en la Provincia de Buenos Aires,
en el Poder Ejecutivo (Insaurralde) y en el Legislativo, con la complicidad del oficialismo y parte
de la oposición, para no ser menos.
Los asesinatos también se multiplican empezando por los abortos, que contribuyen con
los mandatos de los poderes mundialistas para impedir que nuestro país se pueble con nuevos
argentinos y concluyendo con los homicidios, cuyo récord lo tiene la ciudad de Rosario, en la
cual muchos patrulleros no funcionan y se puede a través de un sicario eliminar a una persona
al módico costo de treinta mil pesos.
Los adulterios están a la orden del día y entre los gobernantes y los que aspiran a serlo,
es difícil encontrar un matrimonio estable en el cual la fidelidad sea observada; además el
nuevo Código Civil propone un matrimonio devaluado con un deber “moral”, no jurídico de
fidelidad, puede ser “flor de un día” o de una noche, pues ese vínculo conyugal puede
disolverse al día siguiente de las nupcias, después de un rápido desengaño diurno o nocturno,
en la mesa o en la cama.
El “juráis en falso” al cual se refiere el profeta está a la orden del día, porque este
“poner a Dios por testigo” en el juramento promisorio, es una burla, como la promesa de
ejercer con lealtad y patriotismo un cargo púbico, que muchas veces se privatiza para
incrementar el patrimonio personal de los funcionarios corruptos y perjuros.
“Seguís a dioses extranjeros” concluye el texto de Jeremías. Pero,aquí los ídolos
pueden ser nacionales o extranjeros; desde la Pachamama hasta el poder, el dinero, la difunta
Correa o cualquier otro, hasta el hombre autónomo divinizado. Las consecuencias son terribles
porque al introducir un falso dios en el mundo se destruye el orden de la Creación.
Para remediar todo esto solo existe un camino: volver como el hijo pródigo al Padre, a
nuestro Dios Trinitario, que siempre espera a quien se arrepiente de sus pecados.
Bernardino Montejano
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